Una buena historia es la que conecta con el lector, y para ello los personajes que la protagonizan son fundamentales. En este artículo abordaremos justamente esta cuestión: la de escribir personajes creíbles.
Una tarea que no es sencilla, pues no solo requiere de técnica literaria, sino también de psicología humana. Plasmar sobre el papel las emociones, preocupaciones y, en definitiva, la mente de alguien (aunque se trate de un personaje ficticio) supone una gran responsabilidad, pues de ello dependerá en el éxito y la relevancia de la obra.
Cuando un lector empatiza con uno o varios personajes, el libro en sí deja una huella más profunda y significativa en su corazón. Sin embargo, esto solo es posible cuando se escriben personajes creíbles que huyen de estereotipos, están bien desarrollados y resultan memorables.
Fundamentos para escribir personajes creíbles
La primera cuestión sería determinar qué es un personaje creíble. En una definición sencilla y breve, podría decirse que un personaje creíble es aquel que despierta empatía porque resulta verdadero y no extravagante.
Son personajes que, aunque su historia no tenga nada que ver con la del lector, siguen siendo humanos y presentando una emocionalidad que genera una conexión. Por ejemplo, pocos lectores podrán decir que su vida es parecida a la de Don Quijote de la Mancha. Sin embargo, sus conflictos internos despiertan empatía y logran que cualquier persona se sienta identificada con esa necesidad de, a veces, huir de la realidad.
“Los personajes son elementos esenciales para la novela.”
Complejidad y profundidad emocional
Del ejemplo de Don Quijote podemos deducir un primer fundamento: para escribir personajes creíbles, estos deben presentar emociones complejas y profundas. La razón es que los humanos somos emocionalmente complicados, por eso los personajes planos no suelen ser memorables.
En este sentido, los personajes estereotípicos de los libros de amor que acaban bien, aunque puedan entretener, no nos hacen conectar con ellos.
Estos son algunos consejos para escribir personajes creíbles, profundos y complejos:
- Inspírate en los conflictos internos de las personas reales (cuáles son sus preocupaciones, cómo se relacionan entre ellas y con el entorno, cómo se enfrentan a los problemas de su día a día).
- Huye de personajes planos e incluye matices en sus personalidades (por ejemplo, pregúntate qué hay detrás de la maldad del antagonista de tu novela).
- Desarrolla la vida interior de los personajes. Aunque no vayas a describir cada uno de sus sentimientos, tenlos presente y empatiza con ellos.
- Deja que tus personajes cometan errores, muestren debilidad y sean imperfectos. Las personas lo somos y debemos enfrentarnos a nuestras contradicciones y malas decisiones.
Consistencia y evolución en la creación de personajes memorables
Generalmente, lo que diferencia a un personaje creíble de uno no creíble es que el primero es redondo. Es decir, es un personaje que evoluciona a lo largo de la historia y no permanece estático y “plano”.
Ejemplos de personajes redondos tenemos muchos (como el ya mencionado Don Quijote y también su escudero Sancho Panza) y todos ellos destacan no tanto por pasar del blanco al negro durante la trama, sino por explorar la zona de grises intermedia. Con esto queremos decir que para que un personaje evolucione no tiene que comenzar siendo de una manera y terminar en el lado contrario, sino “caminar” entre esos dos puntos, plantearse sus creencias y enfrentarse a conflictos internos.
¿Por qué? Porque a lo largo de nuestra vida las personas también evolucionamos de ese modo. Aunque si nos pusiésemos a mirar nuestra personalidad de hace diez años nos sorprenderíamos de lo que hemos cambiado, lo cierto es que no ha sido un cambio repentino, sino paulatino. Y ahí es donde está esa consistencia que también debe formar parte del desarrollo de personajes.
Un personaje solo puede transformarse súbitamente si, por ejemplo, sufre un trauma (la muerte de un ser querido, una ruptura…). Pero incluso en estos casos, debería haber una coherencia y una lógica.
Como autor, hay que mostrar esa evolución y hacerla verosímil, de modo que el lector pueda entenderla y empatizar con ella.
Técnicas para desarrollar personajes creíbles
La credibilidad de los personajes radica en cómo estos se escriben y se desarrollan. Para ello, existen algunas técnicas que muchos autores han puesto en práctica y han demostrado que son efectivas.
Estas técnicas para escribir personajes creíbles se basan en cómo se describen y cómo hablan, es decir, en los detalles que se aportan y en los diálogos.
La importancia de los detalles al escribir personajes creíbles
¿Cómo son tus personajes? Esta pregunta puede responderse con apenas unas palabras o con una ficha muy completa. Siendo el objetivo escribir personajes creíbles, tendremos que acudir a lo segundo.
Las fichas de personaje son una especie de Curriculum vitae en la que se especifica todo sobre el personaje. Muchos de los detalles que se aportan quizá no aparezcan en la novela en sí, pero ayudan al autor a comprender al personaje. Resultan, por lo tanto, muy útiles para hacer un guion de las acciones y comportamientos de los personajes, y que estas sean coherentes con cómo se les está describiendo.
Así es cómo deben crearse estas fichas o descripciones de personajes:
- Escribe sus biografías. Aunque sea un personaje ficticio, como autor, te resultará de gran ayuda conocer su pasado (y su presente) para poder caracterizarlo; incluso si ese relato de su vida luego no aparece entero en el libro.
- Crea un listado de sus características, habilidades y rasgos de personalidad. Piensa que son aspectos que determinan el carácter de tu personaje y, por lo tanto, cómo será su comportamiento, cuándo se sentirá más o menos seguro, en qué momentos de la historia será importante su aparición, etc.
- Inventa una entrevista. ¿Cómo habla cada personaje? ¿Cómo expresa todo aquello que es y que le ha pasado?
- No olvides los detalles anecdóticos. Son aquellos aparentemente irrelevantes (como un gesto, cómo pide el café, cuál es su bebida favorita) pero que darán consistencia y lo harán reconocible a ojos de los lectores.
- Aporta datos sobre su físico y añade una fotografía o dibujo. Así, les pondrás cara y los sentirás más humanos, pudiendo trasladar luego esa humanidad al papel.
- Ponles un nombre. Incluso si este nombre no va a aparecer en la novela, intenta que todos los personajes, al menos en tu mente, sean personas únicas e inconfundibles.
Durante la escritura de tu obra, consulta tantas veces como sea necesario estas fichas. Hacerlo te ayudará a interiorizar a los personajes y a desarrollarlos de acuerdo a cómo son, sin incoherencias ni arquetipos.
Escribir diálogos auténticos
A no ser que tu libro sea un monólogo, lo normal es que haya diálogos entre los personajes. Cuando estos se produzcan, es fundamental conocer bien a cada uno de los personajes para poder plasmar su voz única y auténtica.
No solo eso, sino que los diálogos son cruciales para conocer mejor a cada personaje y para que cobren vida. Hablando entre sí pueden evolucionar, por lo que es importante conocer cómo queremos que cada cual avance y cómo las palabras de otros pueden generar esa evolución.
Un ejemplo práctico sería el de un diálogo que es una disputa. Sin duda, será un momento de máxima tensión en la trama, pero para que así sea cada personaje debe reaccionar según cómo es y cómo debe ser.
En definitiva, ten por seguro que cómo se relacionan los personajes entre sí dirá mucho de ellos y te abrirá la puerta a poder contar más sobre cada uno.
Además de conocer bien a tus personajes, sus voces y sus relaciones, debes seguir otros métodos para crear diálogos auténticos:
- Escucha a tu alrededor. ¿Cómo hablan las personas? ¿Cuál es su expresión corporal en según qué conversaciones? Incluir expresiones o gestos de una conversación real en tus diálogos hará que estos se vean como naturales.
- Cuida la brevedad de los diálogos. Por lo general, cuando hablamos alternamos mucho los turnos de palabra. Si tus personajes más que diálogos se contestan con monólogos, el lector lo percibirá como extraño y confuso.
- Juega con lo que no se dice. El lenguaje implícito es parte de nuestro día a día, y en la literatura también es imprescindible para crear suspense o simplemente dar profundidad a los personajes y los diálogos. Cuando el lector detecta que un personaje no está diciendo todo, que está mintiendo o que no se siente cómodo, querrá seguir leyendo para adentrarse más en esa complejidad.
- Haz un guion de película. Aunque luego, durante el proceso de escritura, completes esos diálogos con descripciones y narrativa de ficción, el primer paso debe ser un guion “vacío” en el que solo haya conversación. Esto te forzará a crear diálogos auténticos.
Explorando la psicología del personaje
Detallar la psicología del personaje es el punto de partida. Solo sabiendo cómo es, podremos hacer verosímiles su comportamiento, sus diálogos y su evolución.
Por supuesto, los escritores no son psicólogos y tampoco su objetivo es hacer terapia con sus personajes. Simplemente, deben tomar conciencia de la profundidad que todos ellos tienen en la narrativa de ficción.
La clave está en establecer cuál es el pasado de los personajes y a qué conflictos se enfrentan.
Antecedentes y motivaciones de los personajes
¿De dónde vienes y a dónde vas? Esa es la pregunta que hay que responder para cada uno de los personajes relevantes en tu novela.
Sus antecedentes sirven para determinar su carácter, y sus motivaciones para marcar su evolución. Debe haber una unión entre pasado, presente y futuro para que su desarrollo, como hemos visto, sea coherente. Estas son algunas recomendaciones para conseguir que sea así:
- Define los objetivos de tus personajes (es decir, qué metas quieren alcanzar) y también tus objetivos como autor para cada personaje (cuál quieres que sea su papel en la historia, cuál será su final, cómo cambiará, etc.).
- Los antecedentes no tiene por qué ser traumas. Cualquier persona (humana o ficticia) queda marcada por su pasado, pero este no tiene por qué ser traumático. Si su caracterización no lo requiere, no hagas sufrir a tus personajes.
- El desde dónde y hacia dónde son la clave para explicar el camino narrativo que seguirán los personajes, pero nunca servirán para juzgarlo. Evita, por lo tanto, la subjetividad. Eres el escritor, no el juez.
En definitiva, los antecedentes y motivaciones de los personajes determinarán su arco de desarrollo y lo harán lógico. Si sabemos por qué un personaje es cómo es según su pasado y lo que quiere conseguir en el presente y el futuro, habrá también un entendimiento de por qué debe actuar de una manera concreta.
Los conflictos internos de los personajes
Si hay algo que humaniza y hace que los personajes sean creíbles, son sus dilemas éticos y morales. Igual que nos ocurre a las personas, cuando los personajes se enfrentan a conflictos internos no solo evolucionan, sino que demuestran cómo son verdaderamente.
Es por ello que esos conflictos son la llave hacia el crecimiento, el motor para su desarrollo literario. Si no se enfrenta a decisiones difíciles o a situaciones que pongan a prueba sus creencias y valores, el personaje no evolucionará y será plano.
Errores comunes en el desarrollo de personajes
En esta guía hemos visto que escribir personajes creíbles no es una tarea nimia o sencilla, requiere de técnica, creatividad y planificación.
No obstante, incluso tener toda la teoría no evita que se cometan errores. Errores que, aunque no deben llevarnos a la autoflagelación, es importante conocer para poder resolver o sortear.
“Para componer historias y libros, de cualquier suerte que sean, es menester un gran juicio y un maduro entendimiento.”
Estereotipos y clichés vs. escribir personajes creíbles
Un personaje estereotípico es aquel que ya se sabe lo que va a hacer porque ha aparecido en cientos de novelas antes. Es el mayordomo serio y sospechoso, la madrastra malvada o la chica guapa y asustadiza víctima del asesino en serie.
Son personajes sin profundidad y que, por lo tanto, no cumplen con los preceptos de credibilidad. No tienen conflictos internos, no cometen errores, no tienen dudas… Es decir, no son humanos y, por lo tanto, no resultan memorables.
No solo es que pasen desapercibidos, es que hacen evidente cuál será su final y cuál será el del argumento. El lector se encontrará con la certeza de saber cómo acabará todo en lugar de con un personaje con el que conectar.
¿Cómo no caer en estos clichés?
- Cuando caracterices a un personaje, pregúntate el porqué de esos rasgos (por ejemplo, ¿debe detallarse que la chica protagonista es guapa o simplemente lo es porque “debe” serlo?).
- Rompe con el estereotipo. No solo lo evites, sino que debes crear personajes que huyan de ser lo que se espera de ellos. Por ejemplo, no crees un triángulo amoroso en una historia de amor, ni tampoco un héroe medieval que comienza siendo un joven tímido y pobre.
- Incluso cuando el personaje no vaya a tener un papel relevante (como un terciario), no lo describas de forma estereotípica (por ejemplo, la bibliotecaria con gafas que se esconde detrás de un libro o la jefa borde).
El peligro de las inconsistencias en el desarrollo de personajes
Si has inventado una buena ficha de personaje y has dedicado tiempo a la construcción y entendimiento de su psicología, deberías estar lejos de cometer inconsistencias. No obstante, pueden ocurrir.
La cuestión es que no ocurre nada si se detectan a tiempo, por lo que es importante leer la obra e ir corrigiéndola, y también enviársela a otras personas. Estos lectores de prueba, que no han interiorizado a los personajes tanto como tú, podrán darte feedback sobre si resultan o no creíbles o si hay cabos sueltos.
Si hay una inconsistencia y no puedes eliminarla, porque eso desestructuraría el argumento, no dejes de buscar el modo de solucionarla. Por ejemplo, si un personaje hace algo inesperado, incluye algunas pistas o describe rasgos que podrían explicar ese comportamiento.
Es fundamental resolver esa falta de coherencia y no pensar que “quizá nadie más se dé cuenta”. Aunque solo un lector la perciba, la lectura de tu libro ya no será la experiencia que deseabas que fuera.
Tampoco tengas miedo a dejar que tus personajes evolucionen fuera de las líneas que habías marcado. Es algo que ocurre cuando uno empieza a escribir y se da cuenta de que la trama le lleva a lugares insospechados. Solo debes considerar que, en ese caso, deberás redefinir a tus personajes.
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Conclusión sobre las técnicas para escribir personajes creíbles
Si hay una palabra sobre la que se sostiene esta guía sobre cómo escribir personajes creíbles, esa palabra es “planificación”.
Esta planificación se traduce en estructurar cuáles serán los momentos clave del personaje, tanto los de dentro de la novela como los de fuera. Todo lo que le ocurrió en un pasado puede ser relevante para historia, y es deber de un buen escritor conocer profundamente la psicología de sus personajes para poder darles forma.
Al fin y al cabo, una buena historia se sujeta en sus personajes; son ellos los que la harán avanzar a través de su propia evolución.