¿Quieres dejar a tus lectores con el mejor sabor de boca tras leer tu libro? Sigue el ejemplo de autores que han escrito epílogos famosos que han cumplido con su función principal: acabar su libro de una manera memorable.
El epílogo se ha convertido así en una parte esencial de muchas obras, pues permite al escritor añadir una sección final en la que atar todos los cabos que han quedado sueltos, compartir una reflexión con el lector o fidelizarlo.
A lo largo de este artículo explicaremos cuál es la importancia de esta parte de un libro. Lo haremos además poniendo como ejemplo epílogos famosos que han mejorado y marcado la experiencia del lector.

La importancia del epílogo en la literatura: ¿Por qué los autores lo utilizan?
Un epílogo representa una oportunidad para el autor. El final de un libro puede ser redondo, pero también puede presentarle dudas al lector. Con el epílogo el autor puede contestar esas dudas y generar una conexión emocional más duradera con el lector.
Definición y propósito del epílogo en la literatura
Como todo lo que tiene que ver con la vida del escritor, es importante entender el qué para saber el cómo. Cuando se trata de escribir un epílogo ocurre lo mismo. Por lo tanto, primero vamos a definir bien qué es un epílogo y cómo se usa.
El epílogo es la parte final del libro. No constituye un capítulo, pues lo que hace es aportar un «extra» una vez la trama ya ha acabado. Añadirlo siempre aporta, pero no hacerlo no implica que la obra quede inacabada.
Cuando el lector llega al epílogo debe encontrarse con información adicional en forma de preguntas sin respuesta, reflexiones que le lanza el autor o un planteamiento que ayude a comprender mejor el final o a llevarse un aprendizaje de él.
Por lo tanto, aunque tenga una función general, existen diferentes tipos de epílogo según su propósito:
- Descriptivo: explica o refuerza algún aspecto sobre la trama que el lector podría querer saber (qué ha sido de los personajes ficticios años después, las consecuencias de lo ocurrido en la historia o incluso cuál ha sido el proceso creativo del escritor).
- Reflexivo: el autor lanza una reflexión o conclusión final, estableciendo una conversación con el lector.
- De resolución: contesta preguntas sin respuesta que, por pertenecer a una subtrama, no habían sido explicadas (por ejemplo, explicar si dos personajes terminan o no juntos en una novela cuya trama principal es policiaca y el amor es secundario).
«La escritura es la pintura de la voz»
Voltaire

Cómo el epílogo puede mejorar la comprensión de la trama y el tema del libro
Es posible que un lector no llegue a comprender toda la trama o el tema del libro. Esto podría hacerle perder el interés por futuras obras. Para evitarlo, el epílogo se posiciona como una herramienta útil y efectiva.
Un epílogo famoso que podría ser ejemplo de esto es 1984 de George Orwell. Aunque un lector no podría decir que no ha entendido el final pues es cerrado, esta distopía que casi parece ciencia ficción debe comprenderse en un plano más allá del novelado. Para que así sea, el autor escribió un epílogo en el que explica su visión del tema.
Otros autores refuerzan la trama haciendo un resumen de lo narrado, aunque suele ser más común en obras no ficticias y de realismo (por ejemplo, Panorama general de la ciencia moderna, de Peter J. Bowler e Iwan Rhys Morus).
Cómo el epílogo puede proporcionar una conclusión satisfactoria y responder preguntas no resueltas
En otras ocasiones lo que el lector necesita es conocer la respuesta a preguntas que, aunque no son necesarias para entender la trama, ayudan a concluir satisfactoriamente la historia.
Epílogos famosos como el de El cuento de la criada son ejemplo de que así es. En su libro Margaret Atwood nos introduce en una distopía que resulta complicada entender. ¿Cómo se ha llegado ahí? Aunque según avanza la lectura el lector entiende algunos conceptos, otros no logran comprenderse hasta el epílogo. En este texto, aún a través de personajes ficticios, la autora desvela qué ha supuesto realmente Gilead y cómo acabó el terror.
Otros ejemplos de epílogos, en este caso de obras de fantasía, son el de El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey de J.R.R. Tolkien y el de la última entrega de Harry Potter de J. K. Rowling. Ambos autores hacen una descripción de qué ha ocurrido con los personajes tras la batalla final.
Cómo el epílogo puede crear una conexión emocional con los personajes y establecer una relación con el lector
Cuando leemos un libro, especialmente cuando este nos ha gustado, conectamos profundamente con sus personajes y, en consecuencia, con el autor. El epílogo es muchas veces esa despedida memorable, ese último adiós que cierra la relación con el lector (al menos temporalmente).
Para que efectivamente sea una despedida memorable, es importante escribir un epílogo efectivo que culmine la obra y la experiencia del lector.

Cómo utilizar el epílogo para crear suspense, drama y emoción en el lector
El objetivo de cualquier autor es que sus lectores no acaben su libro igual que lo han empezado. Buscan por tanto crear una impresión duradera, y para ello no hay nada como escribir un epílogo que genere emociones.
Si quieres convertirte en uno de esos autores que es recordado y que ha logrado mantener el suspense y el interés de los lectores, sigue estos consejos:
- Genera preguntas en el lector: aunque el epílogo también contenga respuestas, deja alguna cuestión abierta para que sea el lector quien deba completarla e interpretarla. Eso le hará pensar y seguirá generándole emociones después de cerrar el libro.
- Esboza lo que será una segunda entrega: si tienes en mente crear una saga, utiliza el epílogo para dejar la puerta abierta. Despertará el interés en el lector y le creará un suspense que le hará mantenerse al tanto de cualquier novedad.
- Juega con la tensión: en el epílogo de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Harry se lleva la mano a la cicatriz. En ese momento el lector piensa «¿le dolerá?» pues eso implicaría que el peligro sigue acechando. En cambio, el personaje dice que no le duele, que lo hace como un acto reflejo que le tranquiliza al darse cuenta de que todo está bien. Aunque no ha pasado nada, la autora crea una tensión muy adecuada para un epílogo.
Cómo utilizar el epílogo para reflexionar sobre el tema del libro y crear simbolismo en la literatura
El epílogo famoso de Harry Potter también está cargado de simbolismo. Ese gesto de Harry es uno que está muy presente en toda la saga y que es señal de que algo va mal y que la acción está a punto de comenzar. Que la autora haga un último guiño a él lo convierte en un símbolo que conecta con los lectores y les hace entender que todo ha acabado.
Por lo tanto, el epílogo puede tener un significado mayor del aparente. 1984 es también ejemplo de ello, pues Orwell ya hemos mencionado que en su epílogo incluye una especie de ensayo político y filosófico.
El de El cuento de la criada es otro epílogo cargado de significado. Más allá de conocer el final de Gilead, el lector se queda con una reflexión sobre los límites éticos y el hecho de que la historia se repite constantemente y estudiarla no nos libra de cometer los mismos errores.
En El gran Gatsby Scott F. Fitzgerald trata el tema del sueño americano y de la sociedad de las apariencias pero vacía de emociones. El epílogo le sirve al autor como una meditación final sobre dicho tema. Esta parte final tiene además mucho simbolismo pues la conclusión que se saca es que Gatsby no es solo un personaje, sino que representa la caída del sueño americano.
«Hay dos clases de escritores geniales: los que piensan y los que hacen pensar.»
Joseph Roux
Ejemplos de epílogos famosos y cómo han mejorado la experiencia del lector
Podríamos hacer una larga lista de epílogos famosos que han mejorado la experiencia del lector. Las razones por las que lo han hecho son igualmente numerosas: proporcionar un final satisfactorio, invitar al lector hacer una reflexión, contar algo más sobre los personajes…
A lo largo de este artículo hemos mencionado ejemplos de algunos de estos epílogos famosos y de su papel a la hora de emocionar al lector y hacer la lectura memorable. Estos son algunos ejemplos más:
- Matar a un ruiseñor de Harper Lee: la autora incluyó un epílogo en su obra culmen para explicar qué había sido de los personajes. Además, al hacerlo a través de un salto temporal, generó un interés por saber más sobre ese futuro y, más de cincuenta años después, escribió una secuela.
- Romeo y Julieta de William Shakespeare: el clásico autor inglés plantea una sentencia en el epílogo: que nunca habrá un romance tan doloroso como la de los dos enamorados. También da a entender que aquellos que hicieron mal serán o castigados o perdonados, haciendo de alguna manera que el lector reflexione y decida sobre quién merece cada destino.
- Otras inquisiciones de Jorge Luis Borges: en el epílogo de esta colección de ensayos Borges hace un resumen y expresa las dos conclusiones principales que ha sacado, ayudando también al lector a sacar las suyas propias y comprender el texto más profundamente.
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