No hace falta tener conocimientos profesionales de armonía, solfeo o sinfonía para dejarse llevar por una melodía, sobre todo durante un proceso creativo. Es por ello que en este artículo vamos a hablar del uso de la música como inspiración en la escritura.
Muchos escritores recuerdan con exactitud, y con una emoción especial, qué canciones les han acompañado durante la creación de su último libro. Es más, muchos de esos escritores eligen con cuidado la música que escuchan, curando listas de reproducción para evocar emociones, crear atmósferas o favorecer un desbloqueo creativo.
Igual que cuando de camino al trabajo o a solas en tu habitación, escuchar una canción puede llenarte de energía para afrontar el día o calmarte antes de dormir, la música puede servirte como inspiración en la escritura.
Solo tienes que dejarla sonar, escucharla, sentirla y dejar que, en cierta manera, guíe tu pluma (o tus dedos sobre el teclado).
¿Cómo y por qué la música conecta con nuestras emociones y nuestra creatividad?
Son muchas las actividades que hacemos mejor con buena música de fondo. Desde limpiar con brío hasta dar un paseo reflexivo por el campo. Nuestro día a día siempre tiene una banda sonora, aunque sea un simple tarareo mientras nos preparamos el desayuno.
Más allá de tus gustos o tu conocimiento técnico sobre arte y música, lo que escuchamos influye en nuestras emociones y en nuestra creatividad, pudiendo potenciarlas o ayudarnos a gestionarlas mejor.

Por qué el uso de la música sirve como inspiración en la escritura
Decíamos que muchos autores hacen uso de la música como inspiración en la escritura. A la mente se nos viene el caso de Eloy Moreno, que genera un fuerte vínculo con las canciones que escucha durante sus procesos creativos, compartiéndolas luego con sus lectores para que ellos también puedan escucharlas mientras leen. Es más, el grupo Siloé creó una banda sonora para uno de sus libros.
Pero esto no es algo que solo le ocurra a Eloy Moreno o a unos pocos autores, sino que es algo universal y común a todas las personas.
Desde la neurociencia, han descubierto que la música resulta transformadora para nuestras emociones, siendo capaz de condicionar, en cierto modo, nuestras respuestas ante ciertas situaciones. O sumergiéndonos en estados emocionales muy concretos. Un buen ejemplo para demostrar esto es cómo la música actúa como herramienta terapéutica para personas enfermas de Alzheimer, ayudándoles a conectar con su pasado y con emociones que creían olvidadas.
Volviendo a la escritura creativa, la música inspira porque puede calmarnos y hacer fluir nuestra creatividad, o quizá motivarnos cuando, en vez de una melodía suave, escuchamos algo dinámico y con un ritmo fuerte y enérgico.
No solo eso, sino que más allá de despertar nuestra creatividad, la música genera atmósferas que pueden servirnos como puerta para entrar a los mundos literarios que estamos desarrollando sobre el papel.
Imagina que tienes que escribir sobre la nostalgia que tu protagonista siente ante el encuentro con su ex. Es probable que tú no estés en ese momento vital, impidiéndote conectar totalmente con lo que tu personaje siente. Por suerte, reproduciendo alguna canción como Hello de Adele o Somebody That I Used to Know de Gotye y Kimbra, puedes inspirarte y emocionarte para poder transmitir con mayor profundidad esa nostalgia.
¿Qué poder inspirador tiene la música durante el proceso de escritura?
Aunque ya hemos introducido cuál es el poder de la música en cuanto a la inspiración literaria, resulta interesante verlo con un poco más de detalle.
No hablamos solo de que las canciones despierten la creatividad, sino de mucho más:
- Concentración: si alguna vez has necesitado concentrarte para escribir, estudiar o incluso leer, es probable que hayas acabado en alguna lista de reproducción cuyo título era “Focus”, “Música para estudiar” o “Concentration Boost”. En estas listas, cientos de canciones melodiosas, sin saber muy bien cómo, potencian esa concentración. Así pues, durante tu práctica de escritura, puedes usar la música para poner foco, evitar distracciones y reducir el ruido exterior.
- Imaginación: lo que las canciones dicen y transmiten con sus letras, melodías o ritmos puede ayudarte a imaginar y crear personajes, mundos o escenas literarias concretas. Un ejemplo sería escuchar villancicos o canciones navideñas para escribir un relato de Navidad durante un caluroso mes de julio.
- Evocación emocional: como explicábamos con el caso del Alzheimer, una canción puede hacerte recordar. Esto es muy útil cuando quieres evocar una emoción específica que sentiste y que asocias a una canción, o también para recordar un momento concreto de tu vida y sobre el que quieres escribir en tu autobiografía.
Técnicas para integrar la música en tu proceso creativo
Empezamos diciendo que no hay una manera correcta de hacer uso de la música como inspiración en la escritura. No estamos ante un método científico por el que, si escuchamos algo, sentimos algo. Es mucho más personal que eso.
En definitiva, las diferentes técnicas narrativas y musicales que vamos a compartir son meras recomendaciones que deben adaptarse según a dónde quieres que te lleve la música.
Como hemos explicado, no es lo mismo querer que te ayude a concentrarte, que querer que te evoque unas emociones concretas.

Cómo elegir la música adecuada para escribir
Una vez tienes claro qué buscas de la música para tu escritura, la pregunta suele ser qué música es la más adecuada para lograr justo eso.
Pues bien, aunque, de nuevo, depende de los gustos de cada cual, sí hay géneros musicales que son más útiles para inspirar diferentes tipos de escritura.
- El jazz para dar ritmo a tu escritura: siguiendo el ejemplo de Cortázar, ponte jazz para marcar el ritmo narrativo de tu novela. Es, además, un género musical relajante y que también potencia la concentración.
- La música clásica para una escritura reflexiva: más allá de crear un ambiente de concentración, la música clásica invita a reflexionar, llevándonos a un estado analítico. Esto se debe a que sus estructuras melódicas son envolventes y estimula la creatividad abstracta y el pensamiento lateral. Escucha a compositores como Bach, Mozart o Debussy, especialmente cuando estés escribiendo no ficción o un ensayo filosófico.
- La electrónica para lograr una escritura dinámica: puede que el techno no te encante o te resulte demasiado “fuerte”, pero puede ser una gran herramienta para escribir escenas que necesitan de ese dinamismo, como puede ser el momento clímax o de máximo suspense de una novela.
- La música rock para desarrollar una narrativa emocional: o en las que debes “sacarlo todo”. Un ejemplo sería el diálogo entre dos personajes que discuten y se echan cosas en cara. El rock puede despertar esa rabia o ira y ayudarte a plasmarla en un diálogo creíble y efectivo.
- La música ambiental para crear mundos ficticios: si estás escribiendo ciencia ficción o fantasía, lo más probable es que necesites dar forma a un universo literario único. Para ello, necesitarás planificación, pero también imaginación. La música ambiental o con un toque folk puede ayudarte a ello. Piensa, por ejemplo, en lo inspiradores que pueden ser los ritmos célticos para describir un mundo de fantasía medieval o un paisaje.
- El hip-hop para escribir escenas rítmicas y líricas: el hiphop es prácticamente poesía cantada, por lo que es un género muy útil para estimular el lenguaje e inspirarte en la creación de metáforas, comparaciones, símiles, etc. Para ello, deberás escuchar con cierta atención las letras de las canciones y dejar que los ritmos marquen también tu escritura.
Consejos prácticos para empezar a hacer uso de la música como inspiración en la escritura
Lo mejor que puedes hacer es dejarte sentir la música y lo que esta te pide a nivel de escritura. Sin embargo, hay algunos consejos que queremos compartir contigo.
- Crea listas de reproducción: cuando te sientes a escribir, lo que menos necesitas es distraerte cada vez que una canción acaba porque necesitas buscar una nueva. Antes de ponerte frente al papel, define qué es aquello sobre lo que vas a escribir y qué música sería una buena compañera. Después, crea una lista de reproducción con canciones y melodías que evoquen esas emociones, recuerdos o concentración.
- Planifica sesiones musicales temáticas: un poco en la línea de lo anterior, una buena idea es organizar tu escritura y, según en qué necesites enfocarte en cada sesión, elige un tipo de música u otro. Por ejemplo, si lo fundamental es sacar adelante unos diálogos impactantes para la trama, podrías combinar canciones de hiphop y electrónica.
- Párate a escuchar: sobre todo cuando vas a usar la música para despertar tus sentimientos, más que para ponerte música de fondo, necesitas parar un momento a escucharla y sentirla.
- Experimenta: no te cierres a la música que te gusta para sentarte a escribir. Ya hemos visto que cada género musical tiene un poder sobre tu mente, tu creatividad o tu motivación. Por lo tanto, experimenta con diferentes melodías, canciones y ritmos y observa cómo influyen en tu escritura.
- Elige tu canción: una que ponga a tu cerebro en modo “escritor”. Terminarás asociando esa canción a tu proceso creativo, activándolo cada vez que la escuches. Esto es algo que muchas personas usan en su día a día y para diferentes situaciones.
- Descubre la música que te desbloquea: cuando necesites romper con un bloqueo creativo, ponte una lista o una canción que tenga el poder de hacerte salir del bucle. Tómatelo como una meditación para relajarte y soltar presiones, expectativas y frustraciones.
Ejemplos de escritores inspirados por la música
Hay muchos ejemplos de escritores inspirados por la música que no podían escribir sin escucharla.
Hemos mencionado ya a Cortázar, que compartía la afición al jazz con Murakami, que escribió dos de sus obras en el club de jazz del que era propietario en Tokio.
De Eloy Moreno hemos dicho que siempre comparte la música que ha puesto ritmo a sus sesiones de escritura.
Pero analicemos otros ejemplos de escritores que han puesto en valor (y en buen uso) la conexión artística entre música y escritura.

Stephen King
Si has leído algo de Stephen King, no te extrañará saber que suele escuchar rock mientras escribe. Es algo que desveló en su libro Mientras escribo. También, añadía, es fan del headbanging.
Decíamos que no era algo extraño porque sus novelas de terror y suspense concuerdan bastante bien con los ritmos rockeros y del heavy metal, tan intensos e impactantes.
A veces, esa relación es aún más estrecha en algunas de sus novelas. Por ejemplo, en Carrie King menciona algunas canciones, algo que también hace en sus relatos. Sobre todo, puedes encontrar en sus libros referencias al rock de los años 50 y 60. Este es, precisamente, el estilo de música que, según el mito, suena a todo volumen en su estudio cuando trabaja.
Paulo Coelho
Un autor totalmente diferente a King es Paulo Coelho, aunque en común tienen que ambos escuchan música para escribir.
Coelho, sin embargo, prefiere escuchar música clásica, sobre todo a Mozart, para concentrarse e inspirarse durante sus sesiones de trabajo. Su gusto, además, es también conocimiento, pues el escritor fue antes músico.
Stephanie Meyer
La escritora de la famosa saga Crepúsculo siempre mencionaba en sus agradecimientos a la banda Muse por su “aportación” a sus novelas. Es más, la banda compuso una canción para una de las adaptaciones cinematográficas.
La razón es que Meyer siempre ha reconocido que escribe con música. En su web comparte una playlist donde añade las canciones que, a lo largo de los años, han inspirado su escritura.
La combinación de escritura y música para crear historias únicas y reales
La música es una herramienta poderosa que transforma el proceso creativo de cualquier escritor. Al influir en el pensamiento, las emociones y la concentración, se convierte en una aliada para quienes ven su profesión como un arte global.
Incorporarla al storytelling literario no requiere de conocimientos técnicos sobre armonías, ritmos o acordes, sino de voluntad para experimentar con ritmos y géneros que inspiren.
Cuando la música y la escritura se combinan de manera consciente, el resultado es un texto más auténtico y más lleno de vida. ¿Por qué no dejar que la música guíe el próximo compás de tus palabras?