Dentro de la literatura, hay muchos géneros que los autores pueden explorar y que suponen todo un reto. Uno de estos retos es escribir una novela gráfica o un cómic.

Aunque la mayoría de los escritores se sienten cómodos con la palabra escrita, hay quienes se atreven a acompañarlas con ilustraciones e imágenes, sin por ello escribir literatura infantil. 

En un momento en el que las novelas gráficas están en auge, experimentar con nuevas formas narrativas puede marcar un nuevo rumbo en la carrera de un autor.

Por ello, en este artículo vamos a compartir consejos para escribir una novela gráfica o un cómic y explorar sus muchas posibilidades.

 

 

Diferencias clave entre escribir una novela y un cómic

Aunque la diferencia principal sea que en una novela tradicional la narración se apoya en la palabra y el cómic en la imagen, es importante profundizar en las características de cada formato.

Además, la novela gráfica o cómic suele ser un nicho literario más desconocido e incluso algo estigmatizado, pensando que es un género menor dirigido a un público juvenil o cuyo contenido solo puede ser de fantasía o ciencia ficción.

Pero esto es un error, ya que las novelas gráficas tienen años de historia y no tienen por qué ser solo cómics de superhéroes. 

El cómic no es solo un medio de entretenimiento - coollibri.es
El cómic no es solo un medio de entretenimiento – coollibri.es

 

 

El papel de la imagen al escribir una novela gráfica o un cómic

Lo que diferencia a una novela tradicional de una gráfica es que en esta última la historia se narra a través de imágenes y textos breves.

Por lo tanto, el soporte narrativo principal son las imágenes y, más concretamente, las ilustraciones. Estas se distribuyen a través de viñetas, las cuales representan diferentes escenas y se acompañan de burbujas de diálogo o pequeños cuadros de narración, que siempre ocupan un lugar secundario.

En cuanto a si hay una diferencia real entre novela gráfica y cómic, es fundamental entender el estigma sobre este género.

El hecho de que sea la imagen, y no la palabra, la que tiene más peso, ha hecho que los cómics se vean como algo inferior. Es por ello que surge el término “novela gráfica”, intentando alejarse de una palabra (“cómic”) mucho más estigmatizada. Con este cambio de terminología, las novelas gráficas pudieron entrar a las librerías tradicionales y no se quedasen solo en tiendas especializadas.

Cabe decir que también se hizo un cambio en cuanto a forma, pues las novelas gráficas empezaron a ser impresas con una encuadernación tipo rústica o cosida (asimilándola a la de una novela escrita tradicional) y no con grapas.

En cualquier caso, más allá de los estigmas alrededor de los cómics y novelas gráficas, sus contenidos y sus lectores, lo visual siempre ha sido el medio para escribirlas.

 

La economía del lenguaje

El hecho de que en la novela gráfica lo visual tenga una mayor presencia, no quiere decir que no haya texto escrito. Sí lo hay, solo que su uso se condensa. No hay espacio para largas narraciones, pues estas deben narrarse en la imagen. Así, el lenguaje verbal debe ser preciso y acompañar, pero nunca saturar.

Por lo tanto, al escribir una novela gráfica o cómic, lo primero es hacer un uso mínimo del lenguaje escrito, y dar una intención a cada palabra o frase. En este sentido, es importante que cada texto que aparezca cumpla estas tres características:

  • Que no explique lo que ya se muestra en la imagen (por ejemplo, si en la ilustración, a través de los colores o la expresión de un personaje, ya se ve que está enfadado, no hace falta una burbuja de diálogo que diga “Estoy enfadada”).
  • Que sea breve y con una alta carga emocional (por ejemplo, en lugar de una palabra genérica como “triste”, utilizar otra como “nostalgia, melancolía, desasosiego”, que pueda expresar mejor un sentimiento). 

Esto supone un gran desafío para los escritores, acostumbrados a expresar a través de las palabras. No obstante, y como veremos más adelante, no quiere decir que no deban escribir lo que ocurre, lo que sienten los personajes o cómo es el setting literario. Simplemente, eso será información “interna” para, a partir de esas palabras, dibujar las escenas visuales. De alguna manera, se convierten en guionistas.

 

 

La estructura por escenas visuales

Igualmente, las escenas deben tener una función narrativa clara y mostrar la evolución de la trama. Es crucial que no ocurran varias cosas en una misma escena, ya que lo visual tiene sus límites. Por ejemplo, en una misma escena es difícil mostrar una evolución o cambio emocional de un personaje. Será mejor crear dos o tres escenas para ello.

En este sentido, conviene siempre recordar que una novela tradicional puede dividirse en capítulos y que en esos capítulos ocurran varias acciones. En cambio, una novela gráfica o cómic debe estructurarse en bloques de acción o emoción construidos con imágenes.

Así, imágenes y textos se complementan. Lo que una imagen dice, no lo dice el texto, y viceversa. 

 

 

Cómo estructurar una historia visualmente

Escribir una novela gráfica o cómic suele despertar dudas en los escritores, sobre todo en los que están acostumbrados a novelas tradicionales.

Antes decíamos que estos escritores deben adoptar un papel más bien de guionistas, dando forma a la trama, describiendo acciones, construyendo personajes memorables y haciéndolo de una manera que luego pueda traducirse en imágenes.

Así, debe estructurar no tanto una narración al uso, sino más bien un guion. Esta es la manera de hacerlo. 

Cómo estructurar una historia visualmente - coollibri.es
Cómo estructurar una historia visualmente – coollibri.es

 

 

Desarrollo del argumento de la novela gráfica

El escritor es el creador de la historia y, como tal, marca cuál va a ser su desarrollo y qué debe expresarse en las imágenes. Es un error pensar que esta tarea pertenece al artista, que lo que hace es ilustrar a partir de lo que el escritor establece. 

La pregunta es cómo debe estructurarse el guion de una novela gráfica o cómic para que la historia tenga coherencia y cuente con los detalles suficientes para luego ser dibujada.

  • Haz un listado de las acciones y escenas: piensa que lo ideal es que cada escena sea una acción, y no más. Tener claro cuáles son esas acciones para construir el esqueleto de tu novela gráfica.

 

  • Determina cuáles son los fotogramas clave: igual que en un guion cinematográfico que luego se convierte en película, en tu novela gráfica habrá escenas clave por lo que representan dentro de la historia (la aparición de un personaje, un giro argumental…). Esas escenas actuarán como anclas para el desarrollo de la secuencia.

 

  • Construye los bloques de contenido (a modo capítulos): cuando ya tienes la estructura de escenas principales, debes “rellenar” lo que pasa entre ellas. Aquí es donde entran en juego las escenas intermedias (transiciones, momentos de desarrollo emocional, conflictos menores…), que conforman bloques, actos o capítulos. Lo recomendable es que en cada bloque haya una escena clave y varias intermedias que dirigen hacia ella.

 

  • Dibuja: o, al menos, esboza. Está claro que un escritor no es un ilustrador, pero es de gran ayuda tener una idea básica de la composición visual de la narración. Una buena idea es crear un documento con dos columnas. En una, haz bocetos simples de las escenas, y en la otra, “narra” lo que está ocurriendo. Esto te ayuda a ver cuánto puedes contar por imagen y si estás sobrecargando una escena con demasiada información.

 

Ritmo visual y uso del cliffhanger

Igual que en cualquier otro tipo de novela, el suspense es un elemento fundamental y uno que, además, otorga ritmo a la historia. Lo complicado al escribir una novela gráfica o cómic es “ver” ese suspense y colocarlo de tal manera que no se produzcan spoilers.

Igual que, en la novela tradicional los cliffhangers suelen estar al final del capítulo, en una novela gráfica deben producirse al final de una página. De este modo, el lector tendrá que pasarla para descubrir qué ocurre. No solo eso, sino que, si el cliffhanger se produjese entre dos viñetas contiguas, un rápido vistazo podría romper el misterio y la tensión. 

Por lo tanto, como en todo cuando se trata de escribir una novela gráfica o un cómic, el ritmo narrativo debe construirse desde lo visual. 

  • Ten en cuenta el tamaño de las viñetas: igual que las frases cortas aumentan la tensión, las viñetas pequeñas (y más por página) favorecen una lectura más rápida y generan intriga. Siendo así, asegúrate de indicarle al ilustrador dónde se producen esos cliffhangers y qué escenas dirigen hacia él.

 

  • Valora incluir escenas “mudas”: es decir, escenas en las que no haya ninguna palabra, ni siquiera una onomatopeya. Ese silencio visual genera tensión y transmite al lector una sensación de que algo está a punto de pasar.

 

  • Repite planos y escenas: como si estuviesen a cámara lenta, haz que varias escenas sean muy similares y que los cambios (por ejemplo, en la expresión de un personaje) sean muy sutiles y, al mismo tiempo, muy relevantes en la trama. Igual que las escenas mudas, esta repetición enfatiza un momento clave en la trama.

 

  • Aprovecha el final de la página: como decíamos, la escena de máxima tensión, el clímax, debe colocarse en la última viñeta de una página, forzando al lector a pasar a la siguiente para descubrir cómo sigue.

 

El guion del cómic: cómo escribir para ser dibujado

Sabiendo que guionizar, y no escribir, es el mayor reto que se encuentran los escritores, vamos a dedicar este apartado a las técnicas y consejos que hacen esta tarea más fácil. 

El ilustrador no debe recibir una idea, sino un planteamiento cerrado tanto de la historia, como de los personajes, los diálogos o las descripciones.

Lo normal es que el autor entregue un storyboard, es decir, un guion visual en el que se planifican las escenas y lo que va a ocurrir en ellas. El ilustrador utiliza este documento como base para crear su arte y cerciorarse de que encaja con lo que el autor quiere contar.

Los cómics, descritos como imágenes en secuencias - coollibri.es
Los cómics, descritos como imágenes en secuencias – coollibri.es

 

 

Indicaciones de plano, ambientación, gestos y acciones en cada viñeta

Es, por lo tanto, el escritor el que debe hacer unas primeras indicaciones de lo que ocurre en cada viñeta. Por supuesto, luego el ilustrador puede hacer cambios según su propia experiencia y conocimiento del medio visual.

En cualquier caso, estas son algunas recomendaciones para construir el storyboard y dar indicaciones precisas y útiles:

  • Establece el número de viñetas por página: ya hemos visto que esto es fundamental para crear un ritmo narrativo u otro. Indicar cuántas viñetas deseas por página en según qué partes del argumento, ayudará al ilustrador a entender el ritmo.

 

  • Describe visualmente cada viñeta: aunque el artista pueda hacer cambios si considera que se necesita más de una viñeta, intenta describir, de manera visual, qué querrías que apareciese dibujado. No solo qué objetos, sino también el ángulo del plano o la paleta de colores para generar cierta ambientación o sensación. Un ejemplo de una buena descripción sería: “Viñeta 1: Plano general. Atardecer. La ciudad aparece al fondo, con el cielo naranja. La protagonista, de espaldas, camina sola por una calle vacía. / Viñeta 2: Plano detalle. Fondo oscuro. Una lágrima recorre el rostro de la protagonista”.

 

  • Especifica el texto asociado: si debe aparecer un diálogo, un cuadro narrativo o incluso un sonido, indícaselo al ilustrador. Acuérdate de añadir no solo el texto, sino qué tipo de texto (diálogo, pensamiento, susurro, grito…), ya que hay unas maneras de expresarlo visualmente.

 

  • Añade detalles adicionales: esto es muy importante si hay cosas que no deben aparecer directamente en una viñeta, pero el ilustrador debe saber. Por ejemplo, alguna simbología que no tiene que ser evidente para el lector, pero el ilustrador tiene que incluir para aportar coherencia y significados.

 

Diálogos efectivos para cómic o novela gráfica

Al escribir una novela gráfica o cómic, uno de los aspectos más importantes es desarrollar diálogos efectivos.

Frente a una novela tradicional, en un cómic estos diálogos deben ser sumamente breves y expresarse más allá de las palabras. En este sentido, es fundamental que el escritor haga un doble trabajo.

Por un lado, tener claro qué parte del diálogo sí va a aparecer escrito para ser preciso y buscar las palabras y las frases adecuadas y altamente significativas.

Por otro lado, debe indicarle al ilustrador qué partes del diálogo no van a tener texto, pero deben reflejarse en la viñeta. Aspectos como la actitud de un personaje ante esa conversación, o cómo le afecta lo que otro personaje le dice.

Estas son las técnicas que ayudan a escribir diálogos eficaces en novelas gráficas:

  • Brevedad y precisión: el espacio para los globos de diálogos es limitado, sobre todo visualmente. Cada intervención no debería ocupar más de un cuarto de la viñeta, por lo que la economía del lenguaje es crucial. Para ello, utiliza frases cortas, pensando siempre cómo decir algo en dos palabras. Por ejemplo, mejor que “Oh, no, parece que esa figura misteriosa está entrando por la puerta”, simplemente “¡La puerta!”.

 

  • Apóyate siempre en lo visual: en el ejemplo anterior, una frase como “¡La puerta!” funcionaría porque, visualmente, en la viñeta aparecería una puerta a medio abrir y una misteriosa sombra.

 

  • Estructura los globos de diálogo: esto es algo que un ilustrador especializado sabrá hacer, pero que como escritor también conviene controlar. Si hay intervenciones largas, para mejorar el ritmo visual, divídelos en varios globos, aunque aparezcan uno debajo de otro.

 

  • Incluye los silencios intencionales: si un personaje calla porque algo le ha sentado mal, porque duda… Es importante que forme parte del diálogo visual. ¿Cómo? Con un globo en el que hay unos puntos suspensivos, por ejemplo. 

 

  • Equilibrio entre imagen y texto: algo que hemos repetido es que, al escribir una novela gráfica o cómic, el texto y la imagen no deben repetirse. Por lo tanto, si algo está dicho con un dibujo (como una emoción), no necesita un diálogo, solo si quiere enfatizarse o matizarse.

 

  • Utiliza los cuadros de narración: pero siempre con moderación. Recuerda que se narra a través de la imagen y que, si has hecho un buen trabajo como escritor y guionista, tu ilustrador tendrá claro qué debe contar con su arte. No obstante, puede ser útil aportar cierto contexto con cuadros narrativos (por ejemplo, “en una ciudad del norte de España”).

 

Trabajo en equipo: relación entre guionista e ilustrador

El escritor está acostumbrado a trabajar solo, en la tranquilidad de su casa y pensando solo en su historia. Aunque tenga que tener en mente a sus lectores o a su editorial, no tiene que compartir con nadie lo que escribe y las palabras pueden fluir, más o menos, libremente.

Pero cuando se trata de escribir una novela gráfica o un cómic, las cosas cambian. El escritor debe escribir para sus lectores, pero también para su ilustrador.

Encontrar un lenguaje compartido, que no es el de uno ni el del otro, no siempre es sencillo, pero es fundamental para garantizar una buena colaboración y un mejor resultado.

Trabajo en equipo relación entre guionista e ilustrador - coollibri.es
Trabajo en equipo relación entre guionista e ilustrador – coollibri.es

 

Las claves para una colaboración fluida entre escritores e ilustradores

Antes de profundizar en consejos prácticos una vez empieza el trabajo, queremos recalcar la importancia de encontrar un buen ilustrador.

Por “buen ilustrador” no nos referimos a uno que haga bien su trabajo, sino a uno cuyo trabajo encaje con la historia. No es lo mismo una novela gráfica romántica que una de fantasía. El argumento y el tono narrativo requerirán un estilo ilustrativo u otro. 

Ahora sí, estas son algunas claves para trabajar con ilustradores:

  • Claridad en las tareas y responsabilidades: el ilustrador no puede esperar que el escritor le pase un storyboard con dibujos profesionales. Igualmente, el escritor no puede esperar que el ilustrador detecte y corrija fallos de ritmo. Cada cual tiene su trabajo y deben acordarse no solo tareas, sino también plazos y formatos de entrega y de revisiones.

 

  • Comunicación estructurada: aunque pueda parecer más cercano y rápido mandar un audio de WhatsApp, quizá este no sea el mejor medio para trabajar. Hay que encontrar uno que facilite el intercambio profesional y que sea siempre el mismo, para evitar pérdidas de información o documentos imprescindibles.

 

  • Documentos compartidos: utilizar plataformas como Google Drive o similares facilita las correcciones y las actualizaciones.

 

  • Feedback constructivo: por parte de ambos. Por constructivo, no solo se entiende respetuoso, sino también específico y útil. En lugar de “la viñeta de la página 6 no me gusta”, mejor “la viñeta 2 de la página 6 creo que tiene un color demasiado claro para lo intensa de la acción, ¿podrías probar con un tono más oscuro?”. Es decir, explica el qué y el porqué de la propuesta de cambio, y no en factores subjetivos como “no me gusta”.

 

  • Flexibilidad: ilustrador y escritor tienen diferentes lenguajes y cada uno es profesional en su campo. Esto causará ciertas diferencias creativas, para las que se necesita flexibilidad. Si el ilustrador considera que un diálogo tendría más fuerza con un planteamiento visual diferente, no te lo tomes como una amenaza, porque ambos tenéis el mismo objetivo.

 

 

Ejemplos y referencias inspiradoras

Para escribir una novela gráfica o un cómic, se necesita creatividad, técnica y también inspiración, y esta se encuentra sobre todo en autores que han triunfado en este género.

Si sueles leer novelas gráficas contemporáneas, obras y nombres como Maus (Art Spiegelman), Persépolis (Marjane Satrapi) y Arrugas (Paco Roca) te serán familiares.

Si no, en este apartado vamos a analizar estas novelas gráficas que son referencia y de las que se puede aprender mucho.

Piensa en cuantos libros se han escrito del Holocausto - coollibri.es
Piensa en cuantos libros se han escrito del Holocausto – coollibri.es

 

 

Maus de Art Spiegelman

En Maus, Art Spiegelman lleva al extremo el potencial del cómic como memoria gráfica, huyendo de esa idea de que es solo para niños.

Con un diseño de personajes en forma de animales antropomórficos (los judíos como ratones y los nazis como gatos), construye una parábola sobre el Holocausto sin perder en ningún momento el realismo emocional.

Más allá de su argumento, la obra innova en el uso de paneles que rompen la linealidad tradicional y que innovan en cuanto a la estructura tradicional de la novela gráfica. Así, crea superposiciones temporales que muestran tanto el pasado del padre como el presente del hijo.

Spiegelman demuestra una comprensión extraordinaria del ritmo visual: los silencios, las pausas entre viñetas y los cambios de plano transmiten angustia, tensión o ternura sin necesidad de diálogos extensos.

La edición original, publicada por entregas, también ayudó a mantener la tensión del relato. Esta forma de publicación, tan típica de los cómics, potenciaba el efecto del cliffhanger emocional, incluso en una historia sin acción tradicional.

 

 

Persépolis de Marjane Satrapi

Persépolis transforma lo personal en político y lo cotidiano en épico. Marjane Satrapi construye su relato autobiográfico con un estilo gráfico minimalista, en blanco y negro, que recuerda a los grabados o a la serigrafía popular.

Esta elección estética no responde a una limitación técnica, sino a una decisión narrativa, ya que, al reducir el dibujo a lo esencial, refuerza el impacto de lo que se cuenta.

El diseño de personajes es simple pero expresivo, facilitando la identificación emocional del lector. Satrapi domina el uso de las viñetas como unidades narrativas que controlan el tono. En una misma página, puede alternar entre el humor y el drama con un cambio de ritmo, una viñeta muda o una repetición visual.

Lo innovador en Persépolis no es solo lo que cuenta (la vida bajo el fundamentalismo islámico), sino cómo lo cuenta. Su estructura en escenas breves es un ejemplo excelente de estructura por escenas visuales. Cada fragmento cuenta una acción, una emoción, un dilema. Juntas, construyen una obra poliédrica y profunda.

 

Arrugas de Paco Roca

Arrugas representa un hito en el cómic español contemporáneo. En esta historia sobre el Alzheimer y la vejez, Paco Roca utiliza la aventura del día a día como vehículo para hablar del paso del tiempo, la pérdida de la memoria y la dignidad humana.

Lo que distingue a Arrugas es su cuidado por los detalles de la narrativa visual. Desde la arquitectura del geriátrico hasta los gestos de los ancianos, cada viñeta está pensada para expresar algo. Roca utiliza un realismo gráfico sereno que permite al lector centrarse en lo humano.

El humor está presente de forma sutil, como válvula de escape emocional. También el ritmo, siempre contenido, evita caer en el drama, pero logra que el lector empatice.

 

 

Publicar una novela gráfica o cómic

Escribir una novela gráfica o un cómic es un proceso que va mucho más allá de la simple combinación de texto e imagen. Requiere una comprensión profunda del lenguaje visual, una estructura narrativa adaptada a la imagen y una colaboración fluida entre guionista e ilustrador. 

Sin embargo, tan importante como el proceso creativo es el resultado final: la publicación. Una novela gráfica solo alcanza todo su potencial cuando se edita e imprime con calidad profesional. El formato, el tipo de encuadernación, la calidad de color y el acabado son claves para que el lector disfrute de una experiencia completa y coherente con el trabajo realizado.

Por ello, contar con un socio de impresión fiable y especializado, como CoolLibri España, puede marcar la diferencia. Nuestro servicio te permite imprimir tus novelas gráficas como siempre has deseado, cuidando cada detalle del diseño y facilitando un resultado profesional a la altura de tu esfuerzo creativo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *