Todo, o casi todo, depende del final. Esta frase puede parecer demasiado determinante, pero en el mundo de la literatura un final satisfactorio es clave para convencer a los lectores de que lo que acaban de leer es uno de los mejores libros de su vida. Es por ello que los autores ponen en prácticas estrategias para escribir un buen epílogo y proporcionar un cierre narrativo y emocional que no deje lugar a dudas.
El epílogo literario no es el último capítulo, algo que veremos con detalle a lo largo de esta guía. Lo que sí es un epílogo es una conclusión, una aclaración o incluso una ampliación de lo que ya se ha narrado.
En definitiva, un epílogo impactante es una gran oportunidad para dejar huella y generar un buen recuerdo en tus lectores.
¿Por qué incluir un epílogo en la narrativa?
La última novela de Harry Potter acaba con un epílogo en el que la autora nos narra el futuro de los personajes. Un salto en el tiempo que sirve como conclusión para transmitirnos que los protagonistas de una de las sagas literarias más famosas del mundo siguen bien, concluyendo así la historia y ofreciendo un final lleno de emoción a los fieles lectores.
Podría decirse que, en esencia, un epílogo literario es una sección narrativa que se añade al final y sirve como colofón a la obra. Su contrario es el prólogo, cuya función es la de introducir el argumento y captar la atención.
Por supuesto, hay diferentes tipos de epílogos según qué y cómo se quiera dar ese golpe de efecto. Así, hay epílogos descriptivos (explican el desenlace, como el del El cuento de la criada o el de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte), reflexivos (lanzan al lector alguna idea u opinión sobre la que pensar y debatir, como el de Romeo y Julieta) y de resolución de la trama (se centran en responder preguntas de la trama, como el de Los Juegos del Hambre: Sinsajo).
Esa función que tiene el epílogo es lo que le diferencia de un desenlace “normal” y la que nos indica si es necesario, o no, incluir dicho epílogo.

Diferencias entre desenlace vs. epílogo
La primera de las estrategias para escribir un buen epílogo es entender para qué sirve y por qué un capítulo final o de desenlace no puede titularse “epílogo”.
Te explicamos por qué recorriendo las diferencias entre desenlace vs. epílogo:
- El desenlace es una continuación narrativa de la obra. Aunque la finaliza, no suele tener un estilo de escritura diferente ni incluir saltos temporales. En otras palabras, es parte de la historia y el lector no espera otra cosa que un capítulo final.
- Un epílogo sí puede “romper” con el estilo, entendiendo que pueda hacer un salto temporal que no se había hecho hasta ese momento, por ejemplo. Más claro queda esto si analizamos el ejemplo de El cuento de la criada; en su epílogo no solo se hace un salto temporal, sino que, en lugar de ser una narración al uso como el resto de la novela, se hace una transcripción de una conferencia universitaria.
- El desenlace siempre ofrece una resolución de la trama, no tiene otra función.
- El epílogo puede ser de resolución, pero también dejar la puerta abierta a nuevas tramas o a cuestiones sobre las que el lector debe reflexionar. Por ejemplo, muchos thrillers psicológicos (como La trilogía del Baztan) añaden un epílogo al final para introducir un nuevo crimen y dejar al lector con ganas de una segunda entrega.
¿Cuándo es necesario y cuándo evitar escribir un epílogo?
Añadir un epílogo a una novela no es obligatorio. De hecho, no es recomendable si no se necesita.
Hay que entender el epílogo como una sección opcional de gran utilidad cuando se quiere explicar algún aspecto de la trama o se quiere reflexionar sobre ella.
Antes de continuar con las estrategias para escribir un buen epílogo, veamos algunas consideraciones sobre cuándo es necesario incluirlo en una obra literaria.
- Cuando se quiere contar algo que supone una ruptura (temporal, espacial, narrativa, etc.) con el resto de la obra.
- Cuando se quiere dejar la puerta abierta a una siguiente entrega o a una pregunta para el lector. Por ejemplo, Margaret Atwood en el epílogo de El cuento de la criada plantea que pueda haber una segunda parte que explique lo que ha ocurrido entre el capítulo final y el epílogo. Sin embargo, también deja que el lector reflexione sobre cuestiones como por qué la revisión de ciertos sistemas como el de Gilead se hace pasados los años, pero no en el momento.
- Cuando necesitas cerrar alguna trama que no ha quedado cerrada en el resto de la novela. En la novela Esnob, Elísabet Benavent incluye un epílogo para aclarar que la pareja protagonista, efectivamente, termina junta, pero que también la pareja de secundarios encontró el amor.
- Cuando quiere generarse un impacto emocional, un cierre que “toque el corazón” de los lectores. Harry Potter o Los Juegos del Hambre son un gran ejemplo de ello.

Si también quieres saber cuándo evitar el epílogo literario, estas son las directrices más importantes:
- Cuando ya hay un desenlace dentro de la novela en sí y este es satisfactorio (no deja tramas inconclusas ni se necesita plantear una reflexión).
- Cuando un epílogo podría implicar una sobre explicación no solo innecesaria, sino redundante. Debes confiar en que tus lectores han sido capaces de entender todo, por lo que un epílogo podría parecer que dudas de su inteligencia.
- Cuando el desenlace está muy bien construido y deja un buen sabor de boca, el epílogo podría romper ese impacto final.
La estructura de los epílogos y sus elementos clave
Continuamos con nuestras estrategias para escribir un buen epílogo, y nos centramos ahora en cómo estructurarlo para que proporcione un cierre de la historia.
A muchos autores les cuesta escribir el epílogo porque supone cierta ruptura con lo que han escrito hasta ese momento. Pero esa ruptura no puede ser total, pues el epílogo no deja de formar parte de una novela. Es decir, el epílogo nunca es un relato breve completamente desligado.

Proveer cierre emocional y responder preguntas
Un cierre emocional y efectivo implica lograr que el epílogo no parezca forzado y redundante. Para ello, existen algunas técnicas:
- Empieza el epílogo mostrando el tono emocional que va a tener: en el de Harry Potter es evidente desde el principio que el salto temporal, que narra un reencuentro entre decenas de personajes de la trama, va a ser nostálgico. Un guiño al lector que también ha crecido.
- Ofrece una conclusión de personajes: sobre todo si has trabajado su desarrollo para que resulten memorables, habrás conseguido que realmente conecten con los lectores. El epílogo en narrativa puede ser un gran recurso para fortalecer esa conexión y que sea lo que el lector se lleve. No obstante, es importante que utilices el epílogo para profundizar y no simplemente para “repetir” lo que ya se sabe o se ha narrado sobre el personaje. Un ejemplo es cómo, al final de Sinsajo, Katniss nos cuenta cómo es su vida ahora y cómo vive el trauma.
- Aporta información que sea relevante: no te limites a reiterar algo que el lector ya sabe. En cambio, responde a alguna pregunta que no se haya resuelto. En El cuento de la criada, por ejemplo, se nos cuenta que Gilead cayó y también se nos relata qué ocurrió con algunos personajes.
- Haz un salto al futuro: es algo muy común en los epílogos precisamente porque, yendo hacia el futuro, siempre se aporta algo nuevo. El recurso de “ver qué están haciendo ahora los personajes” o “qué efectos tuvo el final de la historia” es algo que el lector siempre quiere saber y que proporciona un bonito cierre. Piensa, si no, en todas las veces que has cerrado un libro preguntándote cómo podría haber continuado.
- Cambia el punto de vista: quizá en el resto de la novela la narración era desde la perspectiva del protagonista. En el epílogo puedes hacer que sea un personaje secundario que hayas desarrollado bien el que pueda expresarse, aportando algo nuevo sobre la historia sin resultar por ello redundante.
Abrir nuevas posibilidades sin forzar una secuela
Hemos hablado de cómo entre las estrategias para escribir un buen epílogo están las que plantean secuelas literarias.
Por ejemplo, un thriller literario en el que el epílogo deja ver que el asesino que se ha condenado no es el culpable de todos los casos, y que, por lo tanto, aún hay peligro e historia que desarrollar en una segunda parte. Esto lo hace Dolores Redondo en El guardián invisible.
Sin embargo, si tu plan no es escribir una serie literaria, puedes seguir abriendo puertas con el epílogo. Simplemente, tienes que hacerlo de un modo que lo que dejes, más que el inicio de una nueva novela, sean preguntas sobre las que el lector puede reflexionar.
El cuento de la criada hace justamente eso. Hay un salto temporal en el que no sabemos qué ha pasado exactamente, solo tenemos algunas pistas en el epílogo. Esto nos hace preguntarnos sobre la conclusión de los personajes, pero no lo hacemos esperando una secuela, sino más bien reflexionando sobre cómo June/Offred es un símbolo de tantas mujeres y personas.
“En cuanto al destino final de nuestra narradora, sigue siendo oscuro. ¿Fue introducida de contrabando a través de la frontera de Gilead, hacia lo que entonces era Canadá, y de allí se dirigió a Inglaterra? Esto habría sido prudente, ya que el Canadá de esa época no deseaba antagonizar a su poderoso vecino, y hubo redadas y extradiciones de tales refugiados”
— Epílogo de El cuento de la criada, Margaret Atwood
En Sinsajo, la última entrega de Los Juegos del Hambre, también se introduce cierto misterio sin por ello dar pie a una secuela. Katniss habla de sus pesadillas y de cómo algún día deberá explicárselas a sus hijos.
“Pero un día tendré que explicarles sobre mis pesadillas. Por qué vienen. Por qué en realidad nunca se irán. Les diré cómo sobreviví. Les diré que en las malas mañanas, se siente imposible encontrar placer en algo porque tengo miedo de que pueda serme arrebatado.”
— Epílogo de Sinsajo, Suzanne Collins
Ejemplos de epílogos bien logrados en la literatura
Para terminar de entender las estrategias para escribir un buen epílogo vamos a hacer un análisis de epílogos de la literatura contemporánea.

Análisis de obras literarias con epílogos exitosos
Aunque ya hemos puesto ejemplos de epílogos a lo largo del resto del artículo, vamos a profundizar en algunos de ellos.
Epílogo de El cuento de la criada, de Margaret Atwood
El epílogo de El cuento de la criada es un ejemplo muy recurrido porque cumple con esa “ruptura”. Plantea no solo un salto temporal, sino que el tipo de narración es totalmente diferente.
Frente a los diarios de June/Offred que componen el resto del libro, el epílogo es una transcripción de un simposio en el que varios estudios del régimen de Gilead cuestionan este sistema basándose en testimonios como el de la protagonista.
El salto temporal genera un gran impacto emocional en el lector, que siente que han tenido que pasar muchos años para que, con perspectiva, se pueda estudiar lo ocurrido. Genera además un espacio de metaficción, pues el lector ha leído lo mismo que los académicos.
Al mismo tiempo, lanza un profundo mensaje sobre el revisionismo histórico y como, a pesar de que los eventos ya eran terroríficos entonces, se necesitan siglos para analizarlos con una distancia que, en cierto modo, también invisibiliza los testimonios individuales tratándolos como simples “documentos históricos”.
Como siempre, el salto temporal supone una gran elipsis que permite una secuela, algo que la autora aprovechó muchos años después.
“Siendo una transcripción parcial de las actas del duodécimo Simposio sobre Estudios Gileaditas, celebrado como parte de la Convención de la Asociación Histórica Internacional, celebrada en la Universidad de Denay, Nunavit, el 25 de junio de 2195.”
— Epílogo de El cuento de la criada, Margaret Atwood
Epílogo de El Señor de los Anillos, de J.R.R. Tolkien
En el epílogo del manuscrito original de la última entrega de El Señor de los Anillos se narra el regreso de los hobbits a la Comarca.
El autor construye así un cierre en el que le explica al lector cuál es el destino final de los personajes más allá de la batalla. Deja ver el impacto de lo acontecido no en el momento inmediato, sino en el futuro. Consigue así dar una conclusión total a los lectores al mismo tiempo que los llena de esperanza.
Este tipo de cierres cargados de emocionalidad son comunes en sagas literarias, tal y como hemos visto también con Harry Potter o Los Juegos del Hambre. Hay que pensar que los lectores llevan años siguiendo las aventuras de unos protagonistas y conectando profundamente con ellos. Siendo así, decirles, en esencia, que todos están bien, aunque lo narrado nunca va a dejar de estar presente en sus vidas, es una gran estrategia para escribir un buen epílogo.
“— Volví —dijo Sam – al lugar más amado del mundo. Entonces estaba partido en dos, pero ahora ya estoy entero. Y todo lo que tengo, y todo lo que he tenido, aún lo tengo.”
— Epílogo de El Señor de los Anillos, J.R.R. Tolkien
Epílogo de Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins
En este epílogo, de nuevo, vemos un salto temporal en el que la protagonista, tras unos cuantos años, reflexiona sobre lo que vivieron ella y otros tantos.
Esta reflexión se extiende al lector, al que la protagonista parece preguntarle por el miedo, por si es posible superarlo y sobre cómo todo parecía un juego y nada lo era en realidad.
“Pero hay juegos mucho peores que jugar.”
— Epílogo de Sinsajo, Suzanne Collins
Escribe e imprime tu epílogo
La escritura de finales y epílogos y efectivos no es sencilla, sobre todo si no se conocen las estrategias narrativas para lograr un cierre satisfactorio para la historia, pero también para los lectores.
En esta guía hemos establecido cuáles son las estrategias para escribir un buen epílogo y cómo todo depende de haber entendido y elegido bien su función. Cuando hay un objetivo claro para añadir el epílogo, todo cobra sentido y podría decir que casi se escribe solo.
Un epílogo debe producir cierto impacto, por eso no debe resultar redundante o utilizarse para decir algo que ya se ha dicho. En cambio, debe lanzar una reflexión, una nueva línea argumental que explorar en una secuela o un simple guiño al lector que necesita cerrar una historia que le ha acompañado durante mucho tiempo.
Una vez escrito el epílogo, podría decirse que la obra ya está completa y preparada para dejar huella en los lectores. Si ya te encuentras en este estadio, confía en los servicios de impresión de CoolLibri España para imprimir tu libro y hacérselo llegar al público.