Hermione y Ron Weasley, Watson, Sancho Panza… El desarrollo de estos personajes secundarios en la narrativa demuestra que, a veces, el “amigo” del protagonista hace mucho más que acompañarle en la trama.
Son muchos los ejemplos de personajes secundarios que no solo apoyan, sino que enriquecen la trama. Esto se consigue viendo a estos personajes no solo como un medio para apoyar la trama principal, sino como un fin en sí mismo.
En otras palabras, aunque siempre haya un protagonista, los personajes que aparecen a su alrededor pueden, y deben, tener su propio desarrollo. Esto ayuda a que un argumento plano adquiera dimensión.
La importancia de los personajes secundarios
En muchas ocasiones, y de manera errónea, se ha considerado a los personajes secundarios como meros instrumentos del protagonista. Si aparecían, era para “relacionarse” con el personaje principal, estando siempre sujetos a ser el amigo de, la pareja de, la familia de…
Esto ha reducido su existencia literaria a anecdótica, cuando pocas veces lo es. En cambio, son personajes imprescindibles no solo para acompañar al protagonista, sino para hacer avanzar la trama, enriquecerla y aportar nuevas perspectivas a la historia.
Cómo los personajes secundarios complementan a los protagonistas
Un personaje secundario lo es porque no tiene la misma importancia o visibilidad que el protagonista. No obstante, hay que intentar verlos como algo más para que logren complementar al protagonista y no ser simples personajes de apoyo.
El mejor ejemplo de ello es Hermione Granger, u otros muchos secundarios de la saga de Harry Potter. Hermione nunca deja de tener un papel relegado al de Harry, pero, al mismo tiempo, se desarrolla en sí misma, se muestran sus intereses, sus deseos, su personalidad… En definitiva, se construye de tal modo que complemente, y que no, simplemente, “siga” a Harry Potter.
Por el contrario, un mal personaje secundario es aquel que aparece solo como una excusa. Un ejemplo sería el camarero del bar al que siempre va el protagonista y que simplemente pronuncia frases muy filosóficas que le hacen darse cuenta de algo. Ese camarero no está complementando, sino que más bien parece un recurso tipo deus ex machina que “fuerza” que el protagonista y la trama avancen.
En definitiva, y cómo vamos a ver en los siguientes apartados, un buen personaje secundario es el que se desarrolla como un personaje memorable en sí mismo. Su historia no está meramente ligada a la del protagonista.
El papel de los personajes secundarios en la trama
Si los personajes secundarios deben tener su propio desarrollo, ¿cómo enriquecen la trama principal?
- Tienen un porqué: para lograr un buen desarrollo de personajes secundarios en la narrativa, hay que darles a estos una razón de ser. En el caso de Hermione, es aportar ese contrapunto racional, salvar a sus amigos y demostrar el valor de la amistad. En esta misma serie literaria, Malfoy no solo es el enemigo, sino que ayuda a crear una trama multidimensional en la que no todo es lo que parece y hay matices.
- Desarrollan sus propias tramas: aunque en la adaptación del guion se omitieron algunas de estas subtramas, Hermione tiene sus propias historias (por ejemplo, su defensa de los elfos domésticos, sus romances, su familia…). Estas subtramas, aunque se separen un poco de la principal, no distraen de ella, sino que la amplían y permiten conocer mejor al personaje secundario.
- Profundizan en temas: por mucho que se trabaje el desarrollo de personajes literarios protagonistas, estos tienen un límite. Por ejemplo, si su idea sobre un tema es una, no pueden representar la idea contraria. Para ello están los secundarios, que aportan otras perspectivas, permitiendo al escritor ampliar lo que la trama cuenta.
- Amplían el mundo narrativo: a la hora de crear mundos literarios, los personajes literarios secundarios son un gran recurso. Con ellos se pueden explorar y presentar características concretas de ese mundo a las que el protagonista no llega. Un ejemplo sería, en El cuento de la criada, como el personaje de Moira nos permite conocer otra parte de Gilead.
Técnicas para desarrollar personajes secundarios memorables
Cuando se trata del desarrollo de personajes secundarios en la narrativa, hay algunas técnicas que pueden aplicarse.
El objetivo siempre será añadir profundidad en los personajes y verlos como algo más que un simple recurso narrativo.
Crear historias y motivaciones propias para los personajes secundarios
Para crear personajes secundarios memorables hay que saber quiénes y cómo son. Entender las motivaciones de los personajes, sus defectos o sus puntos fuertes ayudará a construirlos y a darles el papel que merecen en la trama.
Por lo tanto, cuando te sientes a darles forma, estos son algunos aspectos que deberías definir:
- Su historia personal: cómo es su familia, quiénes son sus amigos, cómo fue su infancia… Todos estos datos construirán su personalidad y, conocerlos, te ayudará a ver cómo debe comportarse el personaje.
- Sus objetivos: qué buscan no solo en la trama, sino en la vida, es crucial. Un buen ejemplo de esto es el de Samwise, de El señor de los anillos. Sam tiene como misión apoyar a Frodo, pero porque también quiere volver al Condado, casarse y vivir una vida tranquila. Ambos objetivos están presentes y se complementan y explican mutuamente, aunque uno (el de apoyar a Frodo en la destrucción del Anillo Único) sea el principal en la trama.
- Sus conflictos: cada personaje tiene sus propios dilemas morales, que le harán crecer. Además, los conflictos son una buena manera de conectar con el público lector, que no los verá como seres planos o sombras del protagonista.
- Sus características más únicas: desde una forma de hablar hasta una habilidad especial. Todos estos rasgos ayudarán a identificar al personaje y le aportarán originalidad.
Quizá saber todo esto te parezca demasiado para algunos personajes, pero piensa en que familiarizarte con ellos enriquecerá la trama y el modo en el que aparecen en ella.
Cómo equilibrar la presencia de los personajes secundarios con los principales
Entre las técnicas de desarrollo de personajes secundarios en la narrativa, no podemos olvidar algunas que garanticen el equilibrio entre unos y otros.
Aunque en este artículo estamos poniendo en valor el papel de los secundarios, no podemos olvidar que su esencia radica en tener un papel menor que el de los principales.
Siendo así, hay que buscar un equilibrio en personajes para que, por mucho que los secundarios estén bien construidos y tengan sus propias tramas y motivaciones, no eclipsen a los protagonistas.
- Define bien los roles en la narrativa: el protagonista siempre debe serlo y en ningún momento puede haber dudas de que es su historia la que vertebra el libro. Los secundarios, aunque tengan sus subtramas, deben ser complementarios. El ejemplo de Sam de El señor de los anillos nos recuerda esto; Sam tiene sus objetivos vitales (su propia subtrama), pero estos le llevan a tener una misión en la trama principal de Frodo.
- Calcula cuánto espacio ocupa cada personaje: ¿cuántos capítulos o páginas dedicas a los personajes secundarios? ¿Es, en proporción, más espacio que para el protagonista? Por ejemplo, en novelas que alternan capítulos narrados desde el punto de vista de varios personajes, como los de Javier Castillo, los escritores deben asegurarse de que el lector percibe quién es el personaje protagonista por el número de capítulos que se le dedican. Puedes usar herramientas de análisis literario para hacer estos cálculos.
- Haz que las tramas se entrelacen: si no quieres tener que cambiar continuamente el foco para evitar una falta de equilibrio en personajes, haz que las subtramas compartan el espacio.
- Equilibra el impacto narrativo de los personajes secundario: puede haber casos en los que los secundarios ayuden en la resolución de la trama. Sin embargo, el “golpe” final siempre debe asestarlo el protagonista. Piensa en Los Juegos del Hambre. Muchas personas ayudan a Katniss y la hacen avanzar, pero es ella la que, finalmente, toma acción y resuelve el conflicto.
Ejemplos de personajes secundarios bien desarrollados
Aunque ya hemos puesto varios ejemplos de personajes secundarios memorables, únicos y bien construidos, vamos a analizar unos cuantos más.
Vamos a fijarnos no solo en cómo ha sido la construcción de personajes, sino de cómo sus autores han logrado que complementen al personaje y a la trama principales.
Jordan Baker de El gran Gatsby
En El Gran Gatsby Jordan podría haber sido, simplemente, la amiga de una de las protagonistas, de Daisy Buchanan.
Sin embargo, F. Scott Fitzgerald la convirtió en un personaje tridimensional. Jordan tiene su propia historia y sus propias motivaciones; es una golfista profesional y una mujer totalmente emancipada en una sociedad muy patriarcal. Esto la hace tener una serie de opiniones y comportamientos que la enfrentan al resto de personajes, actuando como un contrapunto que enriquece la trama.
Gracias a Jordan la trama no solo avanza, sino que podemos ver otros matices de los protagonistas. Frente al cinismo y el pragmatismo de Jordan, se hace más evidente el idealismo de Gatsby y la inocencia frágil de Daisy.
Patrick en Las ventajas de ser un marginado
Las ventajas de ser un marginado es un clásico de la literatura juvenil, pero también ha sido una novela muy leída por el público adulto. Si es así es porque su trama es profunda y son muchos los personajes que la construyen.
Una de las características principales de Patrick es su deseo de ser aceptado. Esto es algo evidente desde un principio, pero que se termina explicando a lo largo de la novela cuando descubrimos que es homosexual y que esto le lleva a ser rechazado y humillado.
Esa, obviamente, es su trama, pero esta ayuda al desarrollo del personaje principal. Gracias a él, Charlie se permite ser vulnerable y aprende sobre la autoaceptación, el valor de la amistad y el amor incondicional en todas sus formas.
Patrick es, así, un catalizador de emociones que hacen que la historia principal se llene de matices. Ayuda también a tratar temas como el de la homofobia.
Serena Waterford de El cuento de la criada
Serena es esa enemiga y antagonista total, pero, al mismo tiempo, no deja de ser un gran ejemplo de cómo es un buen desarrollo de personajes secundarios en la narrativa es clave para convertir un libro en un éxito.
Con esto no queremos decir que el personaje de June no esté también increíblemente construido. Simplemente, queremos apuntar a que si June es así es porque tiene una gran contrincante como Serena. Esto es algo que Margaret Atwood sabía y se preocupó por desarrollar.
Serena es un personaje complejo. Su autoritarismo y su objetivo de mantener el sistema de Gilead se explica desde su objetivo personal: el de ser madre. Esta obsesión por ser considerada una “mujer completa” a ojos de la sociedad le ha llevado a deshumanizar a las criadas. Es decir, Atwood no construye a Serena como una mala malísima contraria a June, sino que le da un porqué y se esfuerza en profundizar en las motivaciones del personaje.
Esto ayuda a la trama, explicándola y ofreciendo una visión no tan simple como la de los buenos vs. los malos. Serena es una mujer frustrada que también está siendo sometida, aunque disfruta de unos privilegios y estos la ciegan y la convierten en agresora.
Cómo el desarrollo de personajes secundarios en la narrativa enriquece tu escritura
Una novela existe gracias a sus personajes y, en contra de lo que se cree, entre esos personajes están los secundarios.
Cuando escribas tu novela, recuerda que no todo depende del protagonista. Si solo te centras en ese personaje, correrás el riesgo de crear una trama simple y que carezca de la profundidad que otorgan los amigos, compañeros, parejas, familiares, etc.
Personajes secundarios en la trama que no solo acompañan al protagonista, sino que lo complementan para enriquecer la historia.