Imagina entrar a una sala de cine y que en pantalla aparezcan los personajes que tú escribiste, en escenarios que creaste en tu cabeza e interpretando una historia que salió primero de tu pluma. Esa es la magia que sienten los autores tras adaptar un libro a un guion.

Romper el círculo, La idea de tenerte, Sirens & Muses… Son adaptaciones recientes, aunque tampoco podemos olvidar otras historias que antes de ser película o serie fueron libro, como Orgullo y Prejuicio, Arrival o las famosas series literarias y también cinematográficas de Harry Potter, El señor de los anillos o Los Juegos del Hambre.

Aunque sea muy común, sobre todo cuando se trata de un bestseller, adaptar un libro a un guion y llevarlo a la pantalla no es fácil. No obstante, por eso mismo representa una importante e ineludible oportunidad tanto para el escritor como para el guionista.

Desde aumentar la visibilidad y la relevancia de la novela original, hasta llegar a un público diferente al lector o ganar premios cinematográficos, las posibilidades de una buena adaptación literaria son muchas. Los ejemplos que hemos nombrado lo prueban, aunque a lo largo de esta guía mencionaremos algunos más a la vez que damos consejos, técnicas y recomendaciones para que el proceso de adaptar un libro a un guion sea eficiente.

 

Comprendiendo la estructura de un guion

Si has tenido un guion entre tus manos, habrás visto que su estructura no solo no es como la de un libro, sino que tiene ciertos elementos concretos para unificar criterios en la introducción de diálogos, acotaciones, etc.

Un libro, en cambio, permite más libertad en cuanto a estructura. Nadie le puede decir a un autor que sus párrafos son muy largos, pues esto puede ser una decisión creativa para aportar ritmo a la narración (un buen ejemplo de esto es la escritura de Miguel Delibes en Cinco horas con Mario).

Por lo tanto, para adaptar un libro a un guion hay que transformar totalmente su estructura, y el primer paso es entender sobre qué diferencias se asienta esa transformación narrativa.

Si puede ser escrito o pensado, puede ser filmado - coollibri.es
Si puede ser escrito o pensado, puede ser filmado – coollibri.es

Diferencias clave entre literatura y guion

Más allá de las diferencias evidentes entre la escritura de un libro y de un guion, ¿qué más hace que cada tipo de texto sea único?

  • Una novela suele ser más larga que un guion, ya que este último no dispone de pasajes narrativos o descriptivos, solo de diálogos. Es a través de esos diálogos que se representa la acción, sin que tenga que haber necesariamente una voz narradora. Si la hay, como ocurre en películas tipo Hacia rutas salvajes, esta no interviene tanto como en la novela.

 

  • El guion dispone de acotaciones que describen lo que ocurre en escena o cómo se sienten los personajes. No obstante, no tienen un carácter propiamente narrativo, sino más bien contextualizante o explicativo para informar al equipo que hace la película.

 

  • El guion cinematográfico es mucho más conciso, pues al ser más breve no hay espacio para detenerse en detalles o en subtramas que no aportan al argumento principal. Esto hace que, muchas personas, critiquen las adaptaciones de sagas como Harry Potter porque dejan fuera de escena historias secundarias. Aunque la crítica es entendible desde el punto de vista “fan”, una película o serie no tiene otro remedio que buscar la condensación de la trama. Es por ello que un libro puede tener decenas de capítulos en el que la trama avanza con más lentitud, y un guion suele reducirlo todo a tres actos en el que claramente se ve el nudo, desarrollo y desenlace tras el punto de clímax.

 

  • El libro favorece que se combinen varios géneros, pero en el guion hay que elegir un solo nicho. Por ejemplo, en el libro de El diablo viste de Prada se entremezcla con mayor claridad y profundidad el romance, el drama e incluso las aventuras. La película, sin embargo, busca ser identificada con un solo término (comedia romántica) para evitar divagaciones y llegar a la audiencia adecuada.

 

  • En una novela el peso se divide entre la narración, las descripciones y los diálogos, pero en un guion estos últimos deben ser no solo efectivos, sino suficientes para entender toda la historia.

 

  • La escritura del guion está sujeta a aspectos que van más allá de la imaginación, algo que no pasa en el libro. Por ejemplo, en la novela el autor puede imaginar escenarios múltiples y complejos, pero en el guion estos pueden verse reducidos (tanto en número como en detalle) por el presupuesto.

Entendidas estas diferencias estructurales, de organización de contenido y de forma, resulta más sencillo adaptar el libro al guion, tanto para escritores que no son, en principio, guionistas, como para guionistas que no suelen escribir libros.

De hecho, si lo piensas, ¿cuántos escritores terminan participando en la escritura del guion de la adaptación de libros? Elísabet Benavent, Stephen King, Margaret Atwood… Cada vez también hay más casos de guionistas que escriben libros y de escritores que escriben guiones, como ocurre con los tres escritores colaboradores detrás de Carmen Mola.

 

Cómo transformar narraciones detalladas en acciones y diálogos

Más allá de las diferencias entre el formato y las consideraciones de cada tipo de texto, el gran reto de adaptar un libro a un guion es reducir páginas y páginas de narración a diálogos y acciones realizadas por personajes.

Nunca se trata de coger los diálogos del libro y ponerlos en el guion, especificando qué personaje los dice y añadiendo alguna acotación. La realidad es que en el diálogo cinematográfico no solo debe aparecer lo que el personaje dice en la novela, sino que también debe ser capaz de reflejar toda la narración que rodea a esas palabras.

Imagina que en la novela un personaje se enfada, situación que se narra con descripciones de sus pensamientos y emociones más íntimas. Esto es algo que en una película o serie no se narra, sino que se interpreta. Por lo tanto, al adaptar el guion al libro, esa emocionalidad y también el resto de acciones o descripciones, deben reflejarse con otros elementos que no sean la voz del narrador.

  • Con un diálogo más potente. Quizá en el libro el enfado se describía, pero el personaje no lo nombraba. En el guion sí deberá expresar con palabras o, como mínimo, con una buena interpretación por parte del actor, cómo se siente y qué pasa por su cabeza. Por supuesto, de manera natural y no “narrándose”.

 

  • Con elementos audiovisuales. Factores como la música o incluso la amplitud del plano, que deben quedar recogidas en las acotaciones o instrucciones para el equipo técnico, tienen el poder de expresar una emoción concreta. Por ejemplo, un primer plano de unos ojos brillantes transmiten esa idea de llanto contenido.

 

  • Con un arco visual. De modo que, a través de la tonalidad, la iluminación o incluso el vestuario de un personaje, se muestre cómo la trama evoluciona, ya que no siempre se puede contar explícitamente. Por ejemplo, en la película de Charlie y la fábrica de chocolate el vestuario de los personajes es muy revelador.

 

  • Con concreción argumental. Decíamos que un guion, a la fuerza, reduce la acción del libro y que todo lo que aparece en escena debe tener un propósito. Por lo tanto, hay que detectar que es lo esencial en el argumento y lo que realmente puede representarse en escena. Recordemos que cuando leemos, lo hacemos comprometidos a dedicar un tiempo y una atención a un libro. Mientras, cuando vemos una película o serie, ese compromiso es diferente (no por ello peor), se siguen otras reglas y se tienen otras expectativas en cuanto a la trama y su complejidad.

 

Seleccionar el contenido esencial al adaptar un libro a un guion

En este apartado retomamos el último punto mencionado: la concreción. Un libro está conformado por múltiples personajes, escenarios, subtramas, anécdotas… Todos estos elementos no tienen problema en coexistir y el lector permite que así sea.

Sin embargo, cuando acudimos a ver una película o serie basada en ese libro, en el fondo sabemos que habrá algún corte de contenido. Lo sabemos porque aceptamos que un guion toma lo esencial del libro. Pero, ¿qué es lo esencial y qué puede dejarse fuera del guion sin que afecte al argumento?

Seleccionar el contenido esencial al adaptar un libro a un guion - coollibri.es
Seleccionar el contenido esencial al adaptar un libro a un guion – coollibri.es

 

 

Identificar la esencia del libro

Hermione Granger funda una especie de ONG para ayudar en la liberación de los elfos domésticos. La mejor amiga de Andrea de El diablo viste de Prada, tiene un problema de alcoholismo. Ninguno de estos elementos aparecen en las películas correspondientes.

¿Por qué? Porque aunque resultan interesantes en el contexto del libro, en el guion suponen una distracción y no aportan nada a la trama principal.

¿Cómo detectar dónde debe haber un corte de contenido?

  • Determina no solo cuál es la trama principal, sino también quiénes son los personajes principales y quiénes los secundarios. Las subtramas de estos últimos pueden tener cabida en un libro, pero en un guion solo serán importantes si dependen directamente de la principal. Por ejemplo, que la amiga de Andrea Sachs es alcohólica no es relevante para un guion centrado en los periplos laborales y románticos de la protagonista.

 

  • Haz una lectura atenta para definir cuál es el mensaje, el conflicto y el tono del libro. Esto te ayudará a evitar incluir en el guion escenas prescindibles.

 

  • Crea un esquema de lo que ocurre en el libro. Ahora, ve colocando cada acción dentro de cada uno de los tres actos del guion (introducción, nudo y desenlace del conflicto principal). Aquellas que no sepas donde colocar, lo más seguro es que sobren porque no ayudan a desarrollar esa trama esencial.

 

  • Detecta qué identifica a cada uno de los personajes, como puede ser su aspecto físico, su voz o incluso su relación con el protagonista. Aunque en el libro haya más matices en su descripción, quédate solo con aquello más característico para el guion.

 

Cómo decidir lo que se mantiene y lo que se corta

Una vez captada la esencia del libro, es inevitable tener que despedirse de todo aquello que no es determinante. No obstante, a veces esa eliminación no tiene por qué ser total, sino más bien parcial. En otras palabras, se busca la simplificación.

En El diablo viste de Prada, toda la subtrama de los amigos de la protagonista es totalmente prescindible. Sin embargo, no por ello se elimina la existencia de estos personajes, sino que solo se mantiene lo que interesa a la trama principal (por ejemplo, que haya una mejor amiga que actúe como “conciencia” de la protagonista).

En Harry Potter, en la quinta entrega, el hermano mayor de Ron, Percy, se enfrenta a su familia y se aleja de ella por tener diferentes opiniones. En el libro esta circunstancia se narra con detalle y profundidad. La película no la elimina totalmente, pero se reduce a meras menciones que ayuden a expresar que había gente desconfiando de Harry y sus amigos.

Si te encuentras ante una decisión similar en cuanto a subtramas, personajes o escenas, estos son algunos consejos que te ayudarán a tomarla:

  • Prioriza siempre el conflicto principal, quedándote solo con lo que aporta a su desarrollo y descartando aquello que nos aleja de él. 

 

  • Reduce subtramas y personajes fusionándolos. Quizá haya líneas argumentales secundarias, pero relevantes, solo que podrían resultar demasiadas en un guion porque implicarían muchos personajes. Una alternativa es hacer que todas ellas convergen en una sola. 

 

  • Evita las sobre explicaciones, eliminando escenas o diálogos que solo sirvan para incidir sobre un aspecto que ya se ha incluido en el guion. En un libro un personaje puede darle vueltas a un asunto y compartir sus preocupaciones con varios personajes. Esto supondría dos o tres escenas similares en un mismo guion, sin que por ello se aportase información adicional. Por lo tanto, estaríamos ante escenas sobre explicativas que podrían eliminar, dejando solo una.

 

Desarrollo de diálogos al adaptar un libro a un guion

En varias ocasiones hemos recordado, como no podría ser de otra manera, que el guion se asienta sobre diálogos potentes, con propósito y directos. 

Esto implica no “copiar” los diálogos del libro al guion, sino adaptar lo que un personaje dice sobre el papel a lo que dirá en escena. En este sentido, es fundamental entender que sus palabras deben ser expresivas y acompañarse de otros elementos visuales.

“El cine nunca es arte. Es un trabajo de artesanía, de primer orden a veces, de segundo o tercero lo más.”

— Luchino Visconti 

 

Técnicas para transmitir el desarrollo interno de los personajes a través del diálogo y de lo visual

“Qué decepción – dijo en un tono que verdaderamente mostraba su enfado”. Esta “narración” nunca aparecerá en el diálogo cinematográfico. Es decir, la persona que está viendo la película o serie debe percibir ese enfado a través de la cámara, sin que un narrador le chive al oído que el personaje está enfadado.

Un lector tiene acceso, a través de la narración, a las emociones, pensamientos y vida interna del personaje. Esto no le ocurre al espectador.

En consecuencia, es crucial expresarlo de un modo visual y cargando de significado los diálogos. Estas son algunas técnicas para ello:

  • Cuida el subtexto del diálogo cinematográfico. Los lingüistas entienden por subtexto todo lo que se dice sin decirse, esto es, la carga emocional que tienen unas palabras y que se percibe a través del lenguaje no verbal o por el uso de un tono de voz u otro. Por ejemplo, las palabras “qué decepción” podrían tener un significado totalmente diferente en la trama y en el desarrollo de los personajes, según si se pronuncia con rabia, cinismo, estupor o cansancio.

 

  • Apóyate en lo visual para “decir” cosas. Imagina que en tu libro se describe con detalle cómo el protagonista habla siempre de manera caótica, sintiéndose inseguro en las conversaciones. A nivel visual, esto puede reflejarse a través de escenas de diálogo en la que el personaje no para quieto y tiene que estar siempre haciendo algo mientras habla. 

 

  • Convierte los pensamientos en acciones, de modo que la evolución interna del personaje sea visible. Supón que tu protagonista va a cambiar de perspectiva de vida, pasando de ser pesimista a optimista. Esa evolución en el libro se presenta a través de sus pensamientos, pero en el guion esto debe evidenciarse con acciones como comprar un cuadro lleno de color, en lugar de uno en blanco y negro, para su casa.

 

  • Utiliza herramientas propias del audiovisual para reflejar cómo una escena o diálogo influye en el desarrollo de los personajes y lo hace evolucionar. De nuevo, recordamos que elementos como la iluminación, el sonido o la paleta de colores de una escena tienen el poder de transmitir una emoción.

 

Adaptar los monólogos internos del libro en diálogos del guion

Aún más complicado, si cabe, que guionizar el desarrollo interno de un personaje es guionizar sus monólogos.

En un libro lo que un personaje se dice a sí mismo aparece en la narración de manera natural. Sin embargo, en un guion resultaría repetitivo que, para conocer ese diálogo interno, hubiese escenas en las que el personaje habla solo.

Por lo tanto, hay que buscar otros recursos para adaptar los monólogos de un libro al guion.

  • Convierte el monólogo interior en uno exterior. En otras palabras, incluye lo que el personaje se dice a sí mismo en el diálogo, de modo que se lo diga a alguien, dándole así voz y teniendo una razón para mostrarlo en escena.

 

  • Valora utilizar una voz en off (de un narrador o de un personaje) para manifestar esa voz interior. Es un recurso del que no hay que abusar para no abrumar al espectador, pero resulta útil en algunos momentos. Un ejemplo sería la película de El gran Gatsby, en la que se oye la voz de Nick Carraway precisamente para remarcar que, igual que en el libro, él cuenta la historia y sus reflexiones más filosóficas.

 

  • Acciona el pensamiento, haciendo que el personaje deje ver, por cómo se comporta, lo que está ocurriendo en su interior. Por ejemplo, si está pensando sobre su madre y su infancia, puede escribirse una escena en la que mira fotos viejas y van apareciendo flashbacks.

 

Cómo colaborar con la industria cinematográfica para adaptar un libro a un guion

El mundo de la literatura es uno y el del cine otro totalmente diferente. Aunque a veces entran en contacto a través de las adaptaciones, cada mundo se rige por sus propias reglas.

En lo que se refiere a adaptar un libro a un guion, no estamos hablando solo del trabajo conjunto de escritor y guionista, sino que también entran en juego productores, directores o actores. El trabajo en equipo y la comunicación son fundamentales para que el guion realmente sea llevado a escena.

Cómo colaborar con la industria cinematográfica para adaptar un libro a un guion - coollibri.es
Cómo colaborar con la industria cinematográfica para adaptar un libro a un guion – coollibri.es

 

El trabajo con directores y productores

Aunque hay muchas personas involucradas en la realización de una película o serie, los directores y productores, junto a los guionistas, son quienes llevan la batuta tanto técnica como creativa.

Como hemos visto, muchos aspectos del argumento, tales como las reacciones emocionales o el arco narrativo de un personaje, deben transmitirse a través de luces, planos, música… Es decir, a través de elementos que controlan precisamente el director y el productor.

No obstante, no es siempre es fácil lograr la comprensión entre ambas partes. No porque no haya intención, sino porque su manera de crear es diferente. Unos ven palabras y otros planos, por lo que la clave está en encontrar una comunicación fluida y eficaz para así garantizar el éxito del proyecto común.

  • Definir y unificar las vías de comunicación para evitar mensajes perdidos o que no llegan a todas las personas implicadas. No sirve de nada que el director sepa cuál es la visión del escritor sobre una escena del libro si el productor no se entera.

 

  • Compartir la visión desde el inicio, sobre todo si como autor y guionista quieres que se respeten algunas decisiones como la eliminación o no de algunas subtramas. Siempre es mejor llegar a los acuerdos antes de empezar la producción de películas o series. 

 

  • Aceptar y respetar el trabajo de cada cual. Aunque el escritor quiera adaptar su libro a un guion y la idea original sea suya, debe asumir que su especialidad no es la de hacer un casting o la de crear una emoción a través de los planos. Por lo tanto, hay que confiar en decisiones de quiénes sí saben.

 

  • Mantener reuniones constantes durante todo el proceso, para asegurar que los objetivos generales siguen en la misma línea. También para discutir las diferencias creativas en la visualización de una acción concreta.

 

  • Participar y colaborar, pero no exigir. Los autores de libros que se adaptan a la pantalla suelen participar, en mayor o menos medida, en las diferentes fases del proceso. J. K. Rowling, por ejemplo, tuvo un papel importante en la elección de Daniel Radcliffe como actor protagonista. No obstante, como decíamos antes, el papel del autor no puede sobreponerse al de director o productor. En definitiva, el autor no puede pretender tomar decisiones de edición por ellos, pues su universo es el literario, no el audiovisual.

 

Consideraciones legales y de derechos

Hay cientos de consejos para garantizar una buena colaboración en el cine al adaptar un libro a un guion. Sin embargo, el más importante es firmar acuerdos y dejar las cosas por escrito. 

Si como autor te llega una oferta para comprar los derechos audiovisuales de tu película, tienes varias opciones. Una sería hacer una cesión total por la que tú renuncias a tener cualquier poder de decisión sobre la adaptación. La otra sería acordar que se respeten tus derechos de autor y creador de la historia, participando así en la toma de algunas decisiones. En qué decisiones y en qué medida dependerá del acuerdo. 

A la mente se nos viene el caso de Elísabet Benavent, autora de varias novelas y sagas literarias que han sido adaptadas por Netflix. En una entrevista, la autora explicaba que para la primera película de Valeria cedió casi totalmente la administración de los derechos. Esto hizo que la adaptación no fuese como ella esperaba o imaginaba. Por suerte, para las siguientes entregas de esa serie y para otras adaptaciones, acordó no solo que su opinión se escuchase, sino también formar parte activa del proceso.

 

Qué mirar antes de firmar un contrato de adaptación

A la hora de firmar los documentos oficiales, estas son las consideraciones legales en cine que deben tenerse en cuenta:

  • Precio: si una productora va a comprar los derechos de tu la adaptación literaria de tu obra, debes obtener un pago a cambio.

 

  • Tiempo de vigencia: muchas productoras compran los derechos de diferentes libros, aunque luego no llegan a adaptar todos. Para que eso no ocurra con el tuyo y que al mismo tiempo se te impida volver a vendérselos a otra productora, incluye una cláusula en el contrato que señale cuando se “caduca” esa cesión. 

 

  • Reconocimiento: como creador, asegúrate de que se respetan tus derechos de autor y que también los tendrás sobre la “obra derivada”. Esto se refiere a que se te reconozca como ideario de la película o serie que se haga (por ejemplo, poniendo siempre de manera visible que es una película basada en tu novela). Que esta autoría esté reconocida es aún más importante cuando el libro ha sido escrito por varios autores.

 

  • Participación: es fundamental delimitar cuál va a ser esa participación y dónde se va a producir. Muchos escritores piden que su voto cuente en cuestiones como el casting de actores, el título o el mensaje.

 

  • Alcance: una productora puede comprar los derechos de una novela, pero querer también los derechos del universo literario en su totalidad. Esto les da permiso para realizar sus propias películas o series sobre personajes concretos. Un ejemplo de esto son las precuelas y secuelas de Los Juegos del Hambre o el remake de Harry Potter en formato serie.

 

Últimas consideraciones sobre cómo adaptar un libro a un guion

La estructura de guion no es igual que la de un libro, por eso es importante buscar siempre la adaptación y no una nueva escritura.

A pesar de las diferencias ineludibles como son la duración y el hecho de que un guion es audiovisual, el objetivo es que la película o serie resultante no se aleje del libro ni cree una historia diferente.

En este proceso es crucial entender cuál es la esencia del argumento y cómo esta puede “traducirse” en imágenes, sonidos y planos cinematográficos. Pro supuesto, también es fundamental que exista una comunicación entre el escritor que originó la historia, y quienes la llevarán a la pantalla.

Tras leer este artículo sobre cómo adaptar un libro a un guion, ya tienes las herramientas y los conocimientos para empezar el proceso. No dejes que nada te limite y aprovecha la gran oportunidad que es dar vida a tu libro a través de actores, planos y secuencias.

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