Si estás pensando en escribir un libro, seguro que llevas tiempo dándote cuenta que este oficio no consiste únicamente en pasar a palabras la idea que tanto tiempo te lleva rondando la cabeza, sino que detrás hay decenas de detalles que hay que cuidar, como la elección de una tipografía adecuada.
Desde que Johannes Gutenberg cambió el mundo con la invención de la imprenta, la tipografía ha ido abriéndose paso, generando todo tipo de estilos y fuentes que han ido teniendo un carácter propio. Ahora, podemos diferenciar el carácter de un libro tan solo viendo el tipo de fuente que usa y es por eso que, en este artículo, vamos a profundizar en cuáles son las mejores fuentes para escribir un libro y cómo diferenciarlas.
¿Qué son las fuentes en tipografía?
Para poder entender lo que son las fuente tipográficas, debemos remontarnos a lo que fue una de las mayores revoluciones de toda la humanidad: la imprenta. Desde hace siglos atrás, en el Impero Romano o en ciudades como Dara, nuestras generaciones pasadas se vieron obligadas a trasmitir sus conocimientos en el papel.
Sin embargo, resultaba tremendamente caro y tedioso tener que hacer copias de los ejemplares completamente a mano. Las lenguas romances, que han dado como consecuencia el idioma ruso o el idioma griego entre otros tantos, se estuvieron expandiendo al mundo durante siglos tomando el puño y letra de copistas especializados. Estos se encargaban de escribir una y otra vez las miles de páginas y escritos de todo oriente y occidente.
Sin embargo, con la llegada de la imprenta todo cambió. Las formas arcaicas y caras que se venían usando desde las edades romanas se sustituyeron por una increíble máquina y que funcionaba a través de prensas y que, en solo un movimiento, conseguía copiar hasta cuatro pliegos de un libro.
Ya no se necesitaban las plumas de los copistas para transcribir la información. Inventaron unas pequeñas teclas que, como si un puzle se tratara, iban construyendo las páginas de un libro; estos son los tipos móviles.
La aparición de las fuentes
Las fuentes, desde ese momento, fueron entendidas como todos los diferentes tipos de letras que se han ido diseñando con el paso del tiempo y que se usan para la realización de cualquier tipo de texto. Desde una novela de ficción, hasta la redacción de «La Vanguardia», el famoso periódico de España, o cualquier otro periódico del Poynter Institute.
Ahora, el mundo de la tipografía ha evolucionado a pasos agigantados. Con el uso de las nuevas tecnologías se han podido registrar cientos de tipos de fuentes. Con toda esta información, se ha vuelto vital saber elegir la correcta a la hora de redactar un escrito para poder darle la intención y el carácter correcto a los lectores.
¿Por qué es importante elegir un tipo de fuente para escribir un libro?
Mucha gente estás acostumbrada a disfrutar de una buena lectura y pasa horas y horas delante de su libro favorito, armándose de saber. Sin embargo, muchos estudios han podido demostrar que, a pesar de todo el empeño que podamos ponerle nuestra vista, acaba cansándose con el tiempo.
La lectura es un ejercicio demandante para el cerebro. Se necesita que la mente pueda reposar en un estilo de fuente que sea cómoda y fácil de leer.
La tipografía es el arte de juntar los caracteres para imprimir textos , formando palabras, líneas párrafos, páginas.
Fernand Baudin
Con la llegada del diseño gráfico y la comunicación visual, se desarrollaron multitud de tipografías que fueran atractivas y fáciles de recordar, con tipógrafos como Eric Gill. Es por eso que desde ese momento ha sido importante poder diferenciar entre un tipo de fuente que fuese desenfadada, como puede ser la Jokerman, y otras más serias e ideales para escribir libros, como la Lucida Sans o la Myriad.
Tipos de fuentes más recomendadas
Hoy en días podemos encontrar miles de fuentes diferentes en la ITC y es normal que se haga difícil la tarea de elegir la correcta. Cada texto puede requerir de un tipo de fuente que le dé un carácter y forma determinada.
Sin embargo, en cualquier caso, antes de poder elegir el estilo de fuente que mejor se adapte a un texto, debemos tener en cuenta en qué superficie se va a mostrar el texto. Dependiendo de si va a ser en papel o en formato de libro electrónico, el tipo de fuente cambiará de forma considerable.
Fuentes para libros impresos
Cuando nos enfrentamos a un libro impreso, debemos tener en cuenta una serie de factores a la hora de elegir el tipo de fuente. A lo largo de los años, se ha determinado que el estilo que mejor se adapta a la lectura en papel es el «serif».
Este estilo se caracteriza por contar con bordes en cada comienzo y terminación de la letra, dando un sensación de continuidad, al igual que en las máquina de escribir. Esto, desde el punto de vista de la oftalmología, genera una ilusión óptica que agiliza la lectura sin cansar la vista.
Este tipo de tipografía también debe pensarse en cuento a la versatilidad que tengan dentro de la fase de impresión. Muchos impresores suelen trabajar con softwares en sus oficios que usan determinado tipos de fuente y se deben valorar cuáles son las más populares.
Algunas de estas fuentes que más se suelen utilizar en la escritura de un libro impreso son:
- Bookman;
- Georgia;
- Century Old;
- Alegreya;
- Avenir;
- Palatino Linotype;
- Lora;
- Fournier;
- Esprit;
- Guardi.
Por el contrario, se trata de huir de fuentes más conocidas y usadas como Arial, Times New Roman o Calibri, ya que pueden llegar a aburrir la lectura y están en la memoria colectiva. También se deben evitar tipografías que quieran imitar estilos más clásicos o del Romanticismo como Mistral o Jenson.
Fuentes para libros digitales
En cuanto a libros electrónicos el tema cambia. No es lo mismo leer sobre un papel impreso que sobre una pantalla, ya sea de e-book, Mobipocket o directamente el ordenador. La superficie importa y, en este caso, no es tan importante que las letras den la sensación de ir unidas, sino todo lo contrario.
La tipografía debe ser clara y bella en aras de la comunicación.
Beatrice Warde
Además, cuando se trata de un formato electrónico, no solo se debe pensar en el cuerpo del texto, sino también en las partes de diseño digital, en las cuales hay una gran oferta de fuentes. Puedes fijarte dentro del World Wide Web en artículos y textos de plataformas como LinkedIn para tomar ideas.
Con todo esto, estas son algunas de las fuentes para libros digitales más usadas del mercado y las bibliotecas electrónicas:
- Noto Sans;
- Clerendon;
- Bahnschrift;
- Poynter Old Style;
- Bebas Neue;
- Consort;
- Casper;
- Cooper.
Dentro de este formato, se intenta huir lo más posible de todas aquellas fuentes que sean demasiado irregulares o que sean agresivas a la vista, ya que pueden aturdir la lectura. Como por ejemplo la Jenna Sue, la Graphic o la Contact, las cuales pueden resultar óptimas para textos publicitarios o banners, pero quedan muy estrafalarias en grandes textos.
¿Qué tamaño de fuente es el correcto?
El tipo de fuentes es importante a la hora de decidir con qué estilo de letra escribir un libro. Sin embargo, casi tan importante como esto es la elección del tamaño de fuente que se va a usar tanto para el cuerpo del texto, como para los títulos y subsecciones.
Ya no solo por que la fuente se pueda adaptar a una cómoda lectura, sino también por el hecho de abaratar costos. Si estás pensado en hacer una autopublicación te habrás dado cuenta que editar un libro no es nada fácil y cada detalle puede marcar la diferencia, tanto para la vista como para el bolsillo.
Un correcto tamaño y elección de fuente puede hacer que te ahorres unas cuentas hojas de extensión, sin tener que renunciar a una buena calidad del texto en materia de forma. Normalmente, un tamaño promedio aceptado suele rondar entre 10 a 12 puntos, distinguiendo los títulos y subtítulos entre 14 y 16 puntos.
Aún así, se debe ser consecuente con el tipo de texto que vas a ofrecer a los lectores para saber adaptarlo de la mejor forma. Por ejemplo, si quieres publicar una enciclopedia o reseña científica, la cual solo vas a consultar, puedes optar incluso por un tamaño de 9 puntos. Por el contrario, si es un libro de niños, no sería recomendable bajar de 14 puntos.
Una buena fuente asegura una buena lectura
Está demostrado que un buen libro no solo se basa en cómo esté escrito, sino también en cómo se vea. Por muchas ganas que le pueda poder el lector, si no se acompaña la idea con una buena fuente, la lectura se podría volver tediosa y lenta.
Asegúrate tu futura publicación y baraja los diferentes tipos de fuente para dar con la que mejor se adapte a tus necesidades. Con un buen arranque y una fuente agradable, tanto para libro impreso como electrónico, conseguirás enganchar a tus lectores con tu talento literario.