Aunque la imaginación es una de las herramientas para la creación literaria, muchos autores prefieren acudir a hechos reales y ficcionarlos. Si tú eres uno de estos autores, seguro que sabes de la importancia que tiene la investigación en la escritura de ficción histórica.

Conocer y comprender el periodo histórico que vas a usar en tu libro es fundamental. A pesar de que sea una ficción histórica y, por lo tanto, te tomes ciertas licencias, debe haber una investigación previa que permita contextualizar los escenarios, los personajes o los hechos. Porque, aunque tu libro no sea un manual de historia, sí debe ser verosímil y tener rigor histórico. De no hacerlo, tu novela podría contener errores que, en lugar de sumergir al lector en una época concreta, le harán dudar sobre tu capacidad y sobre la calidad de la obra en sí.

Para que no ocurra esto y, verdaderamente, le des a la investigación en la escritura de ficción histórica el lugar que merece en tu proceso creativo, te invitamos a seguir leyendo este artículo lleno de recomendaciones y consejos prácticos. 

Fundamentos de la investigación en ficción histórica

Eres escritor, no historiador. No obstante, eso no te exime de ser fiel a los hechos históricos que, de una manera u otra, van a estar presentes en tu libro. 

Por ejemplo, la escritora Julia Navarro es famosa por sus novelas históricas. En ellas, los personajes protagonistas son imaginados, es decir, no existieron, pero se relacionan entre sí debido a unos acontecimientos históricos. Consecuentemente, esos acontecimientos están bien tratados y representados en la ficción, de modo que actúen como el telón de fondo sobre el que se desarrolla el argumento. Esto es posible, como ella misma ha reconocido, porque antes ha llevado a cabo una amplia investigación para la escritura de ficción histórica.

“La realidad será lo que seamos capaces de construir.”
— Julia Navarro

— Julia Navarro
— Julia Navarro

Comprender el período histórico

Cuando un escritor decide “llevar” su obra a una época histórica diferente a la suya, es vital comprender antes cómo era esa época.

Aspecto como la política, la sociedad y la idiosincrasia no serán las mismas que en la actualidad, por lo que es importante conocerlas y reconocerlas para poder escribir no solo sobre ellas, sino dentro de ellas. Es decir, los personajes no pueden comportarse o pensar como lo haría el autor o una persona de su tiempo, sino como lo haría alguien que vivió ciertos acontecimientos, que tenía acceso a un tipo de cultura o cuyos referentes eran otros. 

Comprender el contexto histórico permitirá incorporar datos y referencias que den verosimilitud al relato. Por ejemplo, si una novela se ambienta en la Ilustración, los personajes deben mostrar cierto interés hacia las ciencias y las letras (es decir, hacia el conocimiento) y no solo hacia las armas, como sí podría ser el caso de un personaje de la Edad Media. 

En este sentido, es fundamental situar la novela en un tiempo y un espacio lo más concretos posible. No es suficiente con “la época romana”, pues eso abarca muchos siglos y, aunque genera una imagen muy concreta dentro de la mente de cualquier lector, se precisa de más detalles y referencias. Igualmente importante es el espacio, pues no es lo mismo Roma que Hispania, o una casa de plebeyos que una de patricios.

La importancia de los detalles auténticos

Las novelas están llenas de detalles que la enriquecen. En la ficción histórica estos detalles son aún más significativos, si cabe, ya que ayudan a contextualizar y a darle al argumento el aire histórico que se busca.

Siendo así, darán mayor autenticidad al argumento que otros elementos como una fecha o la mención de un personaje relevante en la época. En este sentido, te ayudará aportar detalles auténticos como:

  • Aspectos sobre la vida cotidiana de los personajes históricos, como su vestimenta, su alimentación o cómo es la estructura de su casa.
  • Descripciones de los lugares por los que se mueven los personajes (sobre todo si esos lugares ahora son ruinas, como puede ser el caso de un templo griego o un puente romano a los que los personajes de tu novela acuden con normalidad).
  • Utiliza un lenguaje acorde, sobre todo al escribir diálogos que deban reflejar ciertas clases o estamentos sociales. No obstante, asegúrate de que la adecuación histórica no impide entender qué están diciendo.

Métodos y fuentes de investigación para la escritura de ficción histórica

Cualquier investigación para la escritura de ficción histórica hay que planificarla. No hacerlo implica entrar en un mundo ingente de datos desordenados, cuando el objetivo es quedarse con aquellos que son relevantes para la obra y que están interconectados entre sí y con el argumento.

Igualmente importante es no caer en las “fake news” y acudir a fuentes de información fiables.

Dónde informarse durante la investigación para la escritura de ficción histórica

Fuentes hay muchas, pero no todas son igual de verídicas ni completas. A la hora de organizar la búsqueda de información, estos son los lugares y referencias a las que deberías acudir:

  • Libros y artículos de historia, ya que estos, generalmente, disponen de información más verificada y contrastada que los recursos que puedan encontrarse en internet.
  • Documentos de la época escritos por personas que vivieron entonces. Según cuánto tiempo haya pasado, te resultarán más o menos fácil encontrar cartas, diarios personales, periódicos… Aunque en las bibliotecas y archivos históricos suelen disponer de este tipo de fuentes. En cualquier caso, son muy útiles para sacar detalles auténticos sobre cómo era la vida cotidiana.
  • Fotos y mapas (reales o de reconstrucciones) de cómo era el mundo en ese momento, especialmente las personas que en él vivían. De nuevo, aportará información interesante sobre aspectos del día a día y te ayudará a hacer descripciones más exactas e inmersivas. Para encontrar estos recursos buscadores como Google sí pueden ser de gran ayuda (contrastando siempre los resultados obtenidos). 
  • Entrevistas a personas que vivieron esa etapa. Si es relativamente reciente (como la guerra civil española) es probable que encuentres a personas que fueron testigo de los acontecimientos y que siguen vivas. Si no, también puedes entrevistar a historiadores que disponen de un amplio conocimiento en el tema.
  • Películas ambientadas en la época, sobre todo aquellas con un gran presupuesto de producción que haya permitido ambientar los escenarios y hacerlos reales. Te inspirarán para escribir luego los que aparezcan en tu libro. 
  • Lugares reales donde se desarrolla el argumento (o que sean similares). En la actualidad muchas ciudades conservan ruinas o espacios que, hace años, tenían otros usos. Si puedes, visítalos para inspirarte y sentir lo que podrían sentir tus personajes.
Lugares reales donde se desarrolla el argumento
Lugares reales donde se desarrolla el argumento

Como último consejo, aunque este más general, recuerda ir de menos a más. Comienza acudiendo a fuentes más generalistas y, según vayas ordenando tus ideas y determinando qué es relevante y qué no para tu novela, busca referencias que aborden temas más concretos.

 
Por ejemplo, si vas a escribir una ficción histórica sobre la guerra civil española y tus personajes la vivieron desde Asturias, primero infórmate sobre los principales hechos de la guerra. Luego, investiga testimonios reales y libros de historiadores que se centren en el norte de España y Asturias.

Cómo hacer una evaluación crítica de las fuentes de información

Hemos valorado las diferentes fuentes a las que un autor puede acudir a la hora de hacer una investigación para la escritura de ficción histórica. No obstante, y como hemos adelantado, no todas resultan igual de fiables. Estos son algunos consejos para hacer una buena evaluación de fuentes y determinar si lo que dicen conviene o no incorporarlo como un hecho en el argumento:

  • Comprueba el la credibilidad del autor y, valga la redundancia, de sus fuentes: si quien aporta la información es un historiador con experiencia y conocimiento probado que, además, cita correctamente sus propias fuentes, fíate. En cambio, un bloguero que aporta datos no referenciados, aunque puedan ser verdad, no está haciendo un buen trabajo de documentación y, en consecuencia, no parece muy de fiar.
  • Analiza el contexto y si es una fuente primaria: una carta escrita en la época no tendrá referencias, pero por eso mismo es una fuente primaria. Lo único de lo que debes asegurarte es de que la autenticidad del documento está probada.
  • Valora los posibles sesgos del autor: algunos historiadores, por la propia época que vivieron, puede que demuestren tener ciertas opiniones por su ideología política o su religión. En consecuencia, cuando leas lo que dicen, antes de usarlo en tu obra, valora cómo esos sesgos han podido influenciar en cómo presenta la información. Así no los replicarás en tu libro. 
  • Verifica la información con otras fuentes, sobre todo cuando sean detalles concretos, pero que podrían convertirse en anacronismos. Por ejemplo, qué tipo de espada usaban en según qué sectores del ejército durante una guerra mundial.

Integración de la investigación en la escritura de ficción histórica

Con los datos obtenidos y verificados, es momento de integrar la investigación en la escritura de tu ficción histórica. 

Lo primero es ordenar y organizar todo lo que sabes y quieres incluir. No es lo mismo la información que hace referencia a la vida cotidiana que la que tiene que ver con acontecimientos políticos que contextualizan, pero no determinan, el comportamiento de tus personajes o el desarrollo de la trama.

También es de vital importancia establecer cómo y cuánto te vas a cernir a los hechos. O si vas a permitirte alguna divagación de la realidad histórica.

“Nunca he hecho novela histórica. Para mí, la historia es materia prima.”

— Mario Vargas Llosa
- Mario Vargas Llosa
– Mario Vargas Llosa

Equilibrio narrativo entre hechos y ficción

Ya hemos señalado antes que un escritor no es un historiador, por lo que no tiene que ser tan fiel a los hechos y puede “manipularlos” a favor de la literatura.

Esto no es algo que inevitablemente vaya a restar credibilidad a la obra. Todo depende de cómo se use esa libertad creativa y cómo se logre el equilibrio narrativo entre la realidad y la ficción. Estas son algunas recomendaciones para ir por el buen camino: 

  • Aléjate de los hechos para encontrar ideas originales. Hay mucho escrito sobre épocas históricas como la Antigüedad Clásica o las guerras mundiales. Utilizar elementos ficticios hará que le des un toque único a tu trama, de modo que sea diferente a lo que se ha escrito hasta ahora. 
  • Cíñete a los acontecimientos reales para aportar contexto a la obra, sobre todo cuando ese contexto sea decisivo para la trama. Por ejemplo, si tu personaje tiene una discapacidad y vive en la Alemania nazi, los hechos políticos son relevantes y debes escribir sobre ellos con propiedad. Sin embargo, quizá cuál era la película de moda en ese preciso momento no es significativo.
  • La trama principal puede ser ficticia, sobre todo si los personajes lo son, aunque haya subtramas que no lo sean. Tu personaje puede enfrentarse a una historia de amor imaginada, pero hacerlo en la Grecia Clásica, de modo que incluyas referencias históricas como menciones a templos o dioses.
  • Integra los hechos históricos de manera natural en la ficción. No porque el libro se desarrolle en el Renacimiento, debes nombrar todos los eventos culturales que ocurrieron, solo aquellos que aporten a la trama.
  • Avisa sobre posibles divagaciones cuando escribas el prólogo. Esto es algo que hacen muchos autores, ya que quieren salvaguardarse de posibles críticas. Si eres consciente de haber cometido anacronismos que no quieres solucionar porque son necesarios para el argumento, házselo saber al lector.

Creación de escenarios y personajes históricos

Sean tus personajes ficticios o no, serán personajes históricos. Con esto nos referimos a que desarrollarán sus tramas en un pasado, por lo que a la hora de hacerlos creíbles, deberás construirlos según ese pasado. Lo mismo ocurre con los escenarios

Como es lógico, también importa si los personajes y escenarios que aparecen en tu libro existieron o no. Si fueron reales, deberás ser fiel a los hechos probados y no tendrás tanta libertad creativa. Piensa en cómo hay figuras históricas de las que sabemos mucho no solo sobre lo que hicieron, sino sobre cómo eran. Escribir sobre ellos de otro modo, confundiría al lector y le haría ver la obra como falsa. 

No obstante, crear personajes ficticios sí te permite ahondar en su desarrollo con total libertad. Es por ello que muchos autores de ficciones históricas eligen que sus protagonistas sean inventados, pero que estos se crucen con otros personajes o caminen por lugares que sí existieron. De este modo, dan credibilidad y autenticidad a la obra al incorporar datos verídicos.

En cualquiera de los casos, la documentación obtenida en la investigación previa es fundamental para dotar de credibilidad a los personajes. Aspectos como su vestimenta o sus creencias religiosas deben estar en la línea de la época. Siendo así, es importante recordar que tus personajes no pueden ser iguales a ti o vivir bajo los mismos principios si estos son anacrónicos. Por ejemplo, un personaje no puede ser comunista si vive en el Imperio Romano. Podrá tener una ideas que, en la actualidad, se asimilarían al comunismo, pero no hasta el mundo de resultar irreal.

Creación de escenarios y personajes históricos
Creación de escenarios y personajes históricos

Desafíos y soluciones en la investigación para la escritura de ficción histórica

Cuando se escribe ficción histórica, el error que puede cometerse no es solo gramatical o estilístico ni puede solucionarse tan fácilmente con un corrector orto tipográfico. En la ficción histórica puede haber anacronismos, es decir, elementos que se presentan como propios de la época descrita, pero que no lo son.

Un ejemplo de anacronismo en el cine sería el famoso vaso de Starbucks que se coló en un plano de Juego de Tronos, pero también aparecen en la literatura. Exploremos algunas directrices para evitarlos y lograr la precisión histórica en nuestra obra. 

Manejo de anacronismos y errores históricos

El primer paso para no cometer errores históricos en la escritura es la investigación previa. En este artículo ya hemos visto cuáles son fuentes fiables (y cuáles no tanto y necesitan ser verificadas). No obstante, una vez escrito el texto, es vital volver a revisarlo.

Para ello debemos acudir a las fuentes que ya hemos usado, comprobando que los hechos narrados corresponden con los documentados. Además, si es posible, conviene contratar a un revisor externo.

Este revisor no es un corrector literario, sino una persona que conoce el periodo histórico al que se hace referencia en la obra y que puede detectar, y solventar, anacronismos.

No obstante, también puede darse el caso, como hemos comentado anteriormente, de que el anacronismo tenga un porqué y deba permanecer para lograr un equilibrio narrativo. 

Adaptación de la historia para la narrativa

En la Antigua Roma no existía el sistema horario que tenemos hoy en día y que todo el mundo conoce. Sin embargo, si escribes una novela ambientada en esta época, puede que incluir referencias horarias latinas que nadie entiende, no sea la mejor idea.

Muchos autores se toman estas licencias e incluyen anacronismos para facilitar la lectura. Por supuesto, esta libertad creativa debe quedar explicada, pero será mejor eso que tener que añadir múltiples notas de página para indicar, volviendo al mismo ejemplo, a qué hora se corresponde la expresión latina. 

En definitiva, se rompe con la precisión histórica, pero a favor de la creación literaria y siempre con una razón de peso.

Conclusión: literatura e historia en la escritura

Un autor que quiere escribir una ficción histórica debe hacerlo con conciencia de causa. 

En su proceso de preparación no solo deberá planificar la trama o el desarrollo de los personajes, sino hacer una investigación de los hechos históricos que tuvieron lugar en la época que servirá de telón de fondo para su obra.

El peligro de los anacronismos siempre estará ahí, convirtiéndose a veces en una necesidad para hacer entendible y literario el argumento. 

No obstante, debe haber un equilibrio narrativo entre ficción e historia, de modo que los hechos sean reconocibles para el gran público a través de referencias contrastadas, y que, al mismo tiempo, la trama sorprenda, sea auténtica y sea única.

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