Cada palabra y cada frase importan, pero son sobre todo los primeros capítulos en una novela los que marcan la diferencia.
Los inicios memorables son casi más indispensables que los finales memorables. Es ese inicio el que atrae al lector y lo convence de seguir leyendo. En cambio, un comienzo lento y poco prometedor, puede hacer que el libro termine cogiendo polvo en la mesilla, irremediablemente sustituido por una lectura más interesante.
Por lo tanto, como autor, debes asegurar que los primeros capítulos de tu novela cumplen las expectativas.
¿Por qué los primeros capítulos en una novela son importantes?
Así, son los primeros capítulos de una novela los que determinan si seguir leyendo o abandonar la lectura. Para el autor, esto implica que es el comienzo lo que determinará parte de su éxito, ya que, más allá de vender el libro, lo que un escritor quiere es que le lean.
¿Qué deben tener esos primeros capítulos para ser efectivos? Deben captar y mantener la atención del lector, haciéndole una especie de promesa sobre lo que va a encontrar en el resto de la novela. Así, esas páginas iniciales tienen la función de sentar el tono de la novela, presentando la trama, la ambientación, los personajes principales o el mundo ficticio.
Lo peor es cuando has terminado un capítulo y la máquina de escribir no aplaude. – coollibri.es
La primera impresión cuenta: cómo llamar la atención del lector
Hay lectores que acuden a sus librerías de confianza y hojean las primeras páginas de varios libros para decidir qué comprar.
Incluso cuando ya lo tienen, se guían por lo que leen al inicio para decidir si continúan o vuelven a dejar el libro en la estantería para un “más tarde” que quizá nunca llega. Si no, piensa en esos libros que llevan años en tu casa, quizá porque fueron un regalo, pero que nunca has leído porque “no te ha llamado la atención”.
Como autor, ¿qué puedes hacer para captar la atención de ese lector desde la primera línea?
Establece el tono de la novela: y deja ver cuál será tu voz narrativa. Así, podrás conectar con los lectores adecuados desde un primer momento, y estos podrán sumergirse en tu escritura rápidamente. Como consejo extra, aunque tu estilo personal sea intrincado y algo complejo, intenta rebajarlo en estas primeras páginas.
Sé emocional: necesitas que el lector conecte con la historia, por lo que los primeros capítulos de la novela deben generar emociones. Por ejemplo, en Todas esas cosas que te diré mañana de Elísabet Benavent, la autora empieza narrando la dolorosa ruptura de una pareja. En La novia gitana de Carmen Mola, el inicio nos descubre la trágica muerte de una joven que tenía toda la vida por delante.
Revela algo, pero sin que sea demasiado: generar cierta intriga, y que esta vaya resolviéndose a lo largo del resto de la novela, es un gran gancho. Incluso si tu libro no es un thriller psicológico, puedes crear cierta tensión narrativa o, ante todo, curiosidad, por ejemplo, dejando ver que un personaje está mintiendo.
Comienza con un hecho impactante: Dolores Redondo, en Todo esto te daré, cumple a la perfección con este consejo. La novela empieza con un hombre abriendo la puerta a unos policías que le dicen que su marido ha muerto en una carretera de Galicia, cuando el protagonista pensaba que se encontraba en Madrid. No es solo el asesinato, sino la mentira y el shock de la noticia, los que generan un impacto literario en el lector que, a partir de ese momento, no puede dejar de leer.
Sé breve: con esto no hablamos de cuántas páginas debe ocupar el primer capítulo, sino más bien de lo que cuentas en ellas. Por ejemplo, evita descripciones larguísimas o introducir muchos personajes. Es mejor mantenerse conciso y contarle al lector lo que necesita para seguir leyendo.
Definiendo el conflicto inicial
Un asesinato, una ruptura, una mentira, una pelea entre amigos o amantes, un secreto revelado que puede poner todo patas arribas… En una novela hay muchos tipos de conflictos, y los primeros capítulos son el lugar para introducirlos.
En este sentido, es fundamental que, como autor, sepas cuál va a ser ese conflicto inicial y cómo, más o menos, va a desarrollarse a lo largo del libro. Así, sabrás qué contar al principio y cómo plantearlo para reflejar la influencia que va a tener en la trama y en los personajes.
Así, esto es lo que debes tener en cuenta a la hora de presentar el conflicto inicial o gancho narrativo.
El conflicto determina de qué va la novela: no tendría sentido que si estás escribiendo una novela policiaca, el conflicto que se presenta en los primeros capítulos sea una ruptura, sino que tendrá que ser un crimen.
Plantea cómo va a influir el conflicto en los personajes: al menos, en los personajes principales que van a aparecer en los primeros capítulos. En El Quijote, Cervantes ya nos dice que la locura de Don Quijote y su disociación entre realidad e imaginación y pensamiento, el gran conflicto de la novela, afectará al protagonista, a Sancho o a una Dulcinea que no sabemos hasta qué punto existe.
Despierta la curiosidad: el conflicto no tiene por qué generar suspense, sobre todo si no es una novela de misterio, pero sí cierta curiosidad. O, lo que es lo mismo, lanza preguntas o dudas cuyas respuestas el lector querrá encontrar y, para ello, seguirá leyendo. Es decir, introduce el conflicto y también la promesa de resolverlo.
Define cómo el conflicto va a impulsar la trama: sobre todo, cómo va a impulsar las acciones de los personajes. Si, por ejemplo, el protagonista acaba de enterarse de que su pareja ha sido infiel, ese conflicto supone un empujón para descubrir más sobre esa infidelidad o incluso vengarse, lo que será la gran trama.
Elementos esenciales en los primeros capítulos de una novela
Hay elementos narrativos que deben estar presentes al inicio de cualquier novela, es decir, en sus primeros capítulos.
Entre ellos, destaca el conflicto, del que ya hemos dicho todo lo que había que decir, pero también están la introducción al protagonista, la ambientación, y el tono y voz narrativa.
De todos ellos ya hemos hablado en el apartado anterior, aunque vamos a recoger los aspectos más importantes.
Elementos esenciales en los primeros capítulos de una novela – coollibri.es
Introducción al protagonista
En los primeros capítulos de una novela, como mucho, hay que presentar a un solo protagonista o a dos o tres personajes principales.
Es fundamental no abusar con las presentaciones, ya que pueden confundir al lector sobre quién es el personaje más significativo. En cambio, cuando esto queda claro, el lector empieza a generar un vínculo emocional con esa persona.
Por ejemplo, un lector siente empatía y comparte consternación con el protagonista de Todo esto te daré. Además, la autora se esfuerza por remarcar que ese hombre que recibe tan triste noticia es el protagonista, mientras que los policías que acuden a anunciarle la tragedia, son simples “figurantes”. Es decir, pueden aparecer personajes secundarios o no importantes, pero siempre dejando claro cuál es su papel.
Tampoco en esas primeras páginas hay que contarlo todo del protagonista, solo esbozar quién es y cómo es. De nuevo, en Todo esto te daré, más allá de la impresión que le causa la muerte de su marido, del protagonista sabemos que lleva una vida tranquila y cómoda, pero sin grandes lujos. Esto nos permite hacernos una primera idea de cómo es y conseguir algo de información que, luego, será relevante para la historia.
Creando el ambiente narrativo
La ambientación de la novela es determinante para el desarrollo del argumento, por lo que debe crearse desde los primeros capítulos.
Por ejemplo, en un thriller será un ambiente oscuro, mientras que en una novela histórica la atmósfera será épica. En definitiva, según el nicho literario y el argumento, los primeros capítulos deberán introducir su ambientación.
Como recomendación, ten en cuenta:
Las palabras que usas, pues según su carga sensorial o su objetividad, estarás determinando el ambiente de la novela.
La construcción de las frases, ya que frases cortas y rápidas generan misterio, mientras que las frases largas dan un sosiego que construye un ambiente más épico.
Aunque como autor tengas un estilo propio, deberás adaptar este a la novela según de qué trate esta o cuál sea su narrador. En las primeras páginas esa voz debe quedar definida para que el lector pueda identificarla y sentirla diferente y única.
Así, antes de ponerte a escribir, piensa en cómo quieres que “suene” esa voz. Quizá buscas que sea intrigante, humorística o incluso algo naive porque vas a escribir un libro romántico.
Los primeros capítulos deben reflejar esa voz, incluso de manera algo más exagerada de lo que luego se verá en los siguientes capítulos.
Consejos prácticos para escribir un gran inicio
Más allá de estos elementos concretos, es fundamental saber cómo presentarlos para no contar todo, pero tampoco contar demasiado poco.
Igualmente, es importante conocer estrategias para reescribir, mejorar y evitar errores que resten calidad y atractivo a los primeros capítulos de una novela.
Siempre he dicho que soy un hombre sencillo que escribe sencillamente – coollibri.es
Equilibrio entre información y misterio
Ya hemos mencionado que introducir a los personajes debe ser un proceso, y no una especie de casting en el que todos los personajes van presentándose en los primeros capítulos de la novela. De hecho, en esas páginas iniciales solo el protagonista debe aparecer.
Sin embargo, tampoco se trata de contar tan poco que la introducción del libro quede pobre y poco atractiva para el lector. Para lograr ese equilibrio y ofrecer los detalles suficientes sin revelar demasiado, compartimos algunos consejos para escritores:
Empieza con preguntas, no con respuestas: como hemos mencionado también antes, se trata de despertar interés en el lector, y nada mejor que las preguntas sin respuestas (por el momento) para conseguirlo. Por ejemplo, di que el protagonista tiene un tatuaje y menciona que se lo hizo en esa noche fatídica. El lector se preguntará “¿qué noche?”, y querrá descubrirlo.
Dosifica la información: algo que deberás hacer a lo largo de toda la novela, pero sobre todo en los primeros capítulos. No hay que contarlo nunca todo, solo lo suficiente para que el lector conecte y quiera seguir leyendo. En Todo esto te daré, primero nos enteramos de la muerte del marido del protagonista en un lugar en el que se supone que no estaba. A esa mentira, en un segundo y tercer capítulo, se le suma que el muerto formaba parte de una familia rica de cuya existencia su marido no sabía nada. Así, la autora va dando pistas y presentando, poco a poco, diferentes mentiras y subtramas.
Si revelas algo, haz que esconda un nuevo secreto: en los primeros capítulos de La novia gitana se revela que hay un sospechoso de asesinato bastante creíble, pero pronto es evidente que no todo es tan sencillo y que puede haber más personas implicadas.
Estrategias para revisar y mejorar los primeros capítulos de una novela
Esta corrección es aún más importante cuando se trata de los primeros capítulos de una novela. Estas son algunas recomendaciones para darles brillo:
Léelos en voz alta: en los primeros capítulos el ritmo es importantísimo, ya que a través de él se transmite el tono y el ambiente de la historia, y debe ser lo suficientemente ágil para no aburrir. Por ágil no debe entenderse necesariamente rápido, sino tener su “justa medida”. En cualquier caso, leer en voz alta es muy útil para percibir si es un ritmo lento, tedioso o que se estanca.
Pide retroalimentación: envía la introducción de tu libro a lectores de prueba o a compañeros escritores que puedan darte feedback. Su opinión sobre el texto y, sobre todo, lo que les ha despertado (interés, indiferencia, curiosidad, emoción…) te ayudará a saber si has acertado o si hay algo que mejorar.
Conviértete en lector: deja a un lado tu mirada de escritor y lee los primeros capítulos como si fueses un lector que acaba de llegar a tu historia. Sin saber nada más sobre su desarrollo, ¿ese inicio te gusta? ¿Te llama la atención? ¿Qué es lo que te cuenta y qué te gustaría o necesitarías que te contase para engancharte?
Quita información: es posible que, cuando escribiste el comienzo del libro, pensases que alguna información iba a ser muy relevante y merecía estar ahí. Sin embargo, ahora que tienes toda la historia escrita, hay elementos que sobran o que no necesitan presentarse desde el principio.
Por último, una estrategia que muchos autores siguen es escribir los primeros capítulos de su novela al final. Es decir, una vez que ya tienen escrito todo el libro, escriben el inicio. Por supuesto, ya lo tienen esbozado, pero no es hasta el momento final, cuando ya saben exactamente cómo se desarrolla la trama, que pueden darle la forma adecuada a los capítulos introductorios.
Errores comunes y cómo evitarlos
La escritura de los primeros capítulos de una novela presenta una serie de retos que, a veces, pueden llevar a cometer errores comunes.
Evitarlos totalmente es complicado, aunque leyendo nuestro artículo y revisando nuestros consejos, ya tienes parte del camino ganado.
No obstante, y para terminar de acompañarte en este proceso, vamos a repasar cuáles son esos errores frecuentes, ya que, conocerlos, te ayudará a identificarlos y a no cometerlos:
Un inicio lento: el riesgo de contar demasiado suele llevar a los escritores a empezar el libro de forma lenta. Aunque lo que se cuente sea interesante y el conflicto que se presenta sea prometedor, el lector abandonará temiendo estar ante una novela aburrida en la que le costará avanzar.
Demasiada información: hemos destacado que es importante lograr un equilibrio, pues no es conveniente dar demasiada información de primeras. Esto puede abrumar a quien lee, perdiéndose entre subtramas y personajes secundarios. Cuando revises el manuscrito, elimina toda la información que no sea relevante y, en vez de atraer, distraiga de la trama.
Descripciones muy largas: si tu protagonista se encuentra en su habitación cuando se entera de la mentira de su madre, quizá no sea necesario hacer una descripción detallada de la habitación. Esto podría ser valioso más adelante, pero no en este inicio, que debe ser ágil y tener buen ritmo. Evita, pues, describir en exceso y céntrate más en presentar (por ejemplo, puedes presentar la habitación como un espacio donde la protagonista se siente segura, pero no describir el tamaño de la cama, el color del suelo o la disposición de las estanterías).
Un conflicto poco claro: a lo largo de la novela podrás presentar diferentes conflictos y subtramas, pero en los primeros capítulos el conflicto principal debe quedar claro. Si se presentan todas esas historias secundarias, el lector no sabrá identificar de qué va la novela y por qué debería leerla. Ya tendrás tiempo más adelante para desarrollar todo lo que es secundario.
Firefly imagen que refleje la idea de revisar y corregir un libro que esá con mucho texto, como una
Ejemplos de primeros capítulos e inicios memorables
Hemos mencionado ya varios ejemplos literarios de primeros capítulos que cumplen con todo lo que tienen que cumplir: general interés, despiertan curiosidad y dejan al lector con ganas de seguir leyendo.
En este apartado final, vamos a analizar con algo más de profundidad estos inicios memorables.
Todo esto te daré de Dolores Redondo
A Manuel le anuncian de manera fría y totalmente inesperada la muerte, en un accidente de tráfico, de su marido Álvaro. Esa noticia abre miles de preguntas, como qué hacía Álvaro en Galicia o quién es su familia, de la que nunca hablaba.
Dolores Redondo cumple con el gran consejo que hemos dado: presentar rápidamente, y de manera impactante, el conflicto principal. La muerte de Álvaro sacude la vida de Manuel y le lleva a hacerse miles de preguntas, al mismo tiempo que tiene que gestionar emocionalmente lo ocurrido. Todo ello queda introducido en esos primeros capítulos.
El tono de la novela también queda introducido en este inicio. Se caracteriza por su intensidad, aunque también por un sosiego que, lejos de ser lento, resulta intrigante. Para construir esta voz narrativa, Redondo se ayuda a de la ambientación: una Galicia oscura que refleja ese misterio y esa confusión que Manuel, y el lector, sienten en su interior.
El Quijote de Miguel de Cervantes
Más allá de su famosa frase, El Quijote tiene un gran inicio a través de sus primeros capítulos.
Para empezar, se nos introduce lo que será el ambiente y el conflicto de la obra: una lucha constante entre lo real y lo irreal. Además, este principio se centra en presentar al gran protagonista y el encargado de conectar emocionalmente con el lector. Don Quijote no solo es el “portador” del conflicto, pues es su mirada la confundida y la que confunde, sino que su carácter despierta simpatía en el lector.
En cuanto al tono, Cervantes ya nos deja ver que su voz será una irónica, humorística y satírica, dejando claro que la historia es una parodia.
La metamorfosis de Franz Kafka
El de La metamorfosis es también un inicio que genera muchas preguntas en el lector, que quiere saber por qué un hombre se ha convertido en cucaracha y cómo esto le va a afectar.
Así, el conflicto queda rápidamente presentado. No solo eso, sino que se deja claro cómo va a afectar al protagonista y cuáles podrían ser las consecuencias de su transformación.
El tono narrativo, a pesar de lo humorístico de la situación inicial, se muestra desde el principio como un tono reflexivo.
Finalmente, la ambientación también ayuda a dar forma a la historia y a conectar con el lector. La habitación del protagonista, y la relación con su familia, se presenta como claustrofóbica, transmitiendo esa sensación de no poder escapar que, de alguna manera, también “secuestra” al lector.
Todo lo que debes saber sobre los primeros capítulos en una novela
Cuidar la estructura narrativa de una novela es siempre importante, pero especialmente cuando se trata de los primeros capítulos.
Son estos los que causarán una primera impresión en el lector, animándole a seguir o a abandonar.
Como autor, son muchas las estrategias y consejos que puedes seguir para escribir unos primeros capítulos que atraigan y convenzan de que tu libro es uno que merece la pena.
Pero, más allá de ser interesante y llamar la atención, el inicio de un libro debe ser una carta de presentación y decirle a quien lo lea que puede esperar de la trama, de los personajes, del narrador o de la ambientación.