Si alguna vez has pensado que tu vida daba para libro, estás en el lugar adecuado. En este artículo vamos a explorar estrategias para escribir sobre experiencias personales, pero también sobre sus riesgos y sobre todo lo que hay que tener en cuenta.

Todo acto de escritura requiere responsabilidad y ética, pero aún más cuando se trata de escribir sobre lo que nos ha pasado. Aunque pensemos que estamos escribiendo sobre algo nuestro, siempre hay otras personas implicadas cuyas historias se entrelazan con la nuestra.

Queremos servirte como guía en este proceso, ayudándote a transformar recuerdos en relatos significativos, bien estructurados y con valor literario.

 

¿Por qué escribir sobre tus experiencias puede ser tan poderoso?

La escritura terapéutica, acabe o no en publicación, tiene grandes beneficios para las personas. Sentarse a reflexionar sobre lo ocurrido no es como darle vueltas y más vueltas en la cabeza.

Es por ello que muchos escritores, como Édouard Louis en Para acabar con Eddy Bellegueule, han encontrado cierto alivio en escribir sobre experiencias personales. Con ese alivio también hay compromiso y mucha vulnerabilidad, porque no es fácil contar cosas como las que contaba Maya Angelou en su libro Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado.

La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos - coollibri.es
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Beneficios de escribir sobre experiencias personales

Como siempre, hay que quedarse con lo bueno antes que con lo malo, pero vamos a empezar enumerando algunos beneficios de escribir sobre experiencias personales: 

  • Autoexploración: a veces nos pasan cosas que enterramos en el recuerdo o que nos producen tristeza, rabia, alegría… Sin saber muy bien por qué. Escribir sobre ellos abre la puerta a explorar esas emociones sin juicio y con libertad. 

 

  • Catarsis: con la autoexploración llega el alivio de entender lo que te está pasando, poniendo palabras bonitas a situaciones y emociones que te estabas negando a ver. Ese desbloqueo es la razón de que en muchas residencias artísticas la escritura terapéutica sea un medio para crear.

 

  • Orden de pensamiento: sobrepensar genera confusión, y escribir es una solución para ello. Si, en vez de pensar en la situación de manera caótica, la escribes como si fuese una narración, de alguna manera, organizas tu mente, lo sueltas y deja de ocupar tanto espacio. 

 

  • Memoria: si has tenido un diario en la adolescencia, o en cualquier etapa pasada de tu vida, sabrás lo bonito y revelador que es releerlo años después. Escribir es, por lo tanto, un ejercicio de recuerdo y de valorar lo vivido, incluso cuando pensabas haberlo olvidado. Si, además, alguien más lo lee, puede que tu memoria individual sirva para entender tu mundo y el mundo que te rodeaba. Un gran ejemplo de ello es El diario de Anna Frank

 

Riesgos y consideraciones de escribir sobre experiencias personales

Igual que hay que destacar sus beneficios, también hay que hablar de los riesgos que tiene escribir sobre experiencias personales. 

Por un lado, cuando se trata de situaciones y emociones complejas, recordarlas, aunque sea en un entorno seguro y escribiéndolas, puede generar daño, reabrir traumas o generar algunos nuevos. 

Por otro lado, el daño puede ser hacia otras personas, un riesgo que asumen muchos autores. En Nada se opone a la noche, Delphine de Vigan cuenta algunos de los muchos secretos de su familia. Aunque contó con el visto bueno de todos sus parientes, era imposible que, al escribirlo y publicarlo, haciéndoles recordar todo, causase malestar.

Esa exposición, propia y ajena, implica que alguien puede juzgarte. Los autores que escriben y publican sobre experiencias personales, aunque nunca lleguen a escuchar la crítica concreta, tienen que vivir con la certeza de que alguien está leyendo sus emociones o recuerdos más profundos, y emitiendo juicios (positivos o negativos).

Otro aspecto a tener en cuenta y que también es un riesgo es la interpretación. Escribes desde tu punto de vista que, sea más o menos acertado, siempre es subjetivo, y no tiene por qué ser la verdad absoluta. Para otras personas será diferente y hay cierto peligro en esa “oposición” de visiones, sobre todo cuando el libro se publica. 

 

Diferencias entre autobiografía, memorias y autoficción 

Por último, y antes de meternos en cómo escribir sobre experiencias personales, creemos conveniente distinguir entre los tres grandes géneros literarios en los que se puede explorar lo personal: 

  • Autobiografía: es un relato en primera persona de la vida de un autor, generalmente de manera cronológica. Tiene el objetivo de narrar hechos y experiencias reales y verificables. Suele centrarse en la totalidad de la vida del autor (como Breve historia de mi vida, de Stephen Hawking) o en un periodo significativo (como El año del pensamiento mágico de Joan Didion o Salvaje de Cheryl Strayed).

 

 

  • Autoficción: es un género híbrido que mezcla realidad y ficción. El autor se convierte en protagonista de su historia, pero los hechos pueden ser inventados o alterados, con libertad artística para explorar verdades subjetivas, emociones y percepciones internas. Es un género muy en auge y algunos títulos relevantes son También esto pasará de Milena Busquets, o La campana de cristal de Sylvia Plath. Dentro de lo audiovisual, un buen ejemplo es Boyhood de Richard Linklater.

Aunque los tres géneros parten de la experiencia personal, se diferencian por su relación con la realidad y la intención narrativa.

La autobiografía apuesta por la veracidad y la cronología de los hechos, mientras que las memorias priorizan la introspección y los recuerdos selectivos, permitiéndose cierta subjetividad. Por su parte, en la autoficción, la subjetividad es total y juega con la frontera entre verdad y ficción, usando la experiencia personal como punto de partida para construir historias literarias.

Estas diferencias marcan también cómo se aborda la escritura. La autobiografía exige precisión y rigor, las memorias permiten libertad narrativa y reflexión, y la autoficción otorga un margen creativo casi ilimitado.

 

 

¿Cómo convertir una vivencia en una historia que conecte?

Aunque creas que tu vida da para libro, lo cierto es que no es tan fácil como narrar lo que te ha pasado. Para realmente conectar con los lectores, debes darle forma a la narración y hacerla bella, despertando la empatía y construyendo una relación a través de las palabras. 

¿Cómo convertir una vivencia en una historia que conecte - coollibri.es
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Escoge un enfoque temático o narrativo

Al escribir sobre experiencias personales, lo primero es elegir el género, tal y como hemos visto. 

Este género te servirá como una primera “guía” para elegir el enfoque, ya que, aunque todos son narrativos, la autoficción o la memoria lo son algo más. En la autobiografía, la base son los hechos verificables y, si además se centra en un periodo concreto de tu vida, tiene un enfoque más temático. 

¿Cuál es, en definitiva, la diferencia entre uno y otro enfoque? El temático se centra en un aspecto más concreto, como puede ser tu vida profesional, mientras que un enfoque narrativo adopta una forma más similar a la ficción, de ahí que funcione para escribir memorias y autoficción. 

¿Cuándo elegir entre un enfoque y otro? Como decíamos, según el género, te acercarás más a uno u otro. No obstante, también es cierto que en la literatura, como en cualquier arte, las reglas no están escritas y prima la creatividad, por lo que la elección es totalmente libre. Si necesitas ayuda, estos son algunos ejemplos: 

  • Pregúntate qué quieres destacar: si tu objetivo es explorar un aspecto concreto de tu vida, como tu carrera profesional, un viaje transformador o un periodo de aprendizaje, un enfoque temático suele funcionar mejor. En cambio, si lo que quieres es transmitir emociones, reflexiones o la evolución de tu yo interior a través de los hechos, un enfoque narrativo es más adecuado.

 

  • Considera la extensión de tu historia: un enfoque temático puede ser útil cuando quieres acotar la historia a ciertos episodios significativos. El enfoque narrativo funciona bien si planeas una historia más completa y envolvente, donde los acontecimientos fluyan casi como en una novela.

 

  • Piensa en tu relación con la verdad: si prefieres apegarte a los hechos tal cual ocurrieron, el enfoque temático encaja mejor, especialmente en autobiografía o memorias. Si quieres jugar con la percepción y la ficción, creando tensión y matices literarios, el enfoque narrativo te da más libertad.

 

  • Visualiza al lector: imagina quién va a leer tu historia y qué quieres que experimente. Si tu intención es informar o reflexionar, un enfoque temático directo puede ser más claro. Si buscas que el lector sienta y viva la historia contigo, el enfoque narrativo facilita la conexión emocional.

 

  • Combina si es necesario: no hay reglas estrictas u siempre puedes empezar con un enfoque temático y luego incorporar elementos narrativos, o al revés. La clave está en que la elección potencie lo que quieres contar, no que limite tu creatividad.

 

Usa la emoción como motor de la escritura

Lo que hace que triunfen libros como Una tierra prometida de Barack Obama es que narra desde la emoción y desde lo personal. Si alguien quisiese leer cómo fueron, objetivamente, sus ocho años de mandato, abriría un libro de historia.

Sin embargo, lo que los lectores esperan de las autobiografías, memorias y de la autoficción es que emocionen y que cuenten desde el “yo”. De ahí que, para escribir sobre experiencias personales, haya que utilizar la emoción y ser vulnerable, abriéndose en cada página. Estos son algunos consejos para hacerlo:

  • Muestra, no solo digas: en lugar de decir “me sentí triste”, describe acciones, gestos y sensaciones físicas que transmitan esa emoción (un temblor en la voz, lágrimas que caen sin darte cuenta, la sensación de vacío al mirar una habitación).

 

 

  • Conecta emociones con decisiones: explica cómo tus sentimientos influyeron en tus acciones. Los lectores conectan mejor cuando ven que las emociones tienen consecuencias, no solo que existen. Esto también ayuda a dar estructura a la narrativa y a que el relato tenga tensión dramática.

 

  • Usa la vulnerabilidad con intención: compartir dudas, miedos o errores genera empatía, pero siempre con un propósito de mostrar aprendizaje, cambio o intimidad. La vulnerabilidad gratuita puede resultar superficial, pero la emocionalidad útil es la que aporta algo a la historia.

 

 

  • Despierta empatía: no solo se trata de expresar tus emociones, sino de que los lectores conecten con ellas. Incluso cuando narres algo difícil o nada común para el resto, conviértelo en algo normal centrándote en la emoción. Por ejemplo, nadie que lea la autobiografía de Obama puede sentirse, de primeras, identificado con vivir momentos como el asesinato de Bin Laden o la aprobación de leyes como el matrimonio homosexual. Sin embargo, sí se pueden identificar con emociones como el miedo o la resiliencia. 

 

  • Protégete: que escribas desde la emoción no quiere decir que debas abrirte por completo y contar cada intimidad. Establece límites para cuidarte a ti y al resto de personas, sabiendo que nos siempre hay que contarlo todo y que algo no es más emocional por estar en lo más hondo de tu ser. A veces, explicar cómo te sentiste hasta en el momento más cotidiano de tu día, es suficiente.

 

Protege tu intimidad sin perder autenticidad 

Cuando empieces a escribir sobre experiencias personales, revisarás diarios personales, cartas, grabaciones, fotografías y otros archivos familiares.

En esos documentos personales, que nunca fueron pensados para ser publicados, habrá mucha intimidad, tanto propia como ajena. Quizá cuentes exactamente lo que alguien te dijo, o lo que alguien hizo. O puede ser que digas cosas de las que ahora te arrepientes, porque en ese momento la rabia lo ocupaba todo. 

Es completamente normal. Ahora que ha pasado tiempo, al escribir sobre esas experiencias personales, no sientes la misma rabia. Recordarla puede ayudarte a transmitirla en tu libro, pero no hace falta que reproduzcas exactamente lo que dijiste o hiciste en ese momento. Eso puede formar parte de una intimidad que no quieres revelar, porque ser vulnerable no implica exponerte sin filtros ni protecciones. 

A veces lo más auténtico es desarrollar una voz propia con la que contar lo que te pasó, y no contarlo todo con pelos y señales. Esto es aún más importante cuando lo que escribas implique a terceras personas que posiblemente no quieran ver su intimidad destripada, algo por lo que, por ejemplo, fue muy criticado Karl Ove Knausgård. 

Además, no solo deberías pensar en la escritura, sino en la promoción. Tras los lanzamientos de memorias, autobiografías y novelas de autoficción, muchas giras de promoción se centran en el autor como “protagonista”. Es decir, muchas de las preguntas que te harán en clubes de lectura y demás encuentros con autores y lectores serán sobre tu vida o sobre qué del libro es verdad y qué no. También en estos espacios literarios deberás proteger tu intimidad, y te será más fácil si has empezado a protegerla desde la escritura.

En definitiva, mantén la autenticidad narrativa, pero nunca a costa de tu identidad personal.

 

 

Consejos para escribir con sinceridad sin caer en el victimismo 

Otra cuestión que hay que tener en cuenta a la hora de escribir sobre experiencias personales es no caer en el victimismo. Quien escribe sobre lo vivido no debería hacerlo para dar pena, sino para despertar empatía. A veces, esa empatía se despierta reconociendo errores y responsabilizándose de lo que se está narrando. 

Por supuesto, no siempre es fácil. Narrar desde el “yo”, contando, muchas veces, lo que has sufrido, te coloca irremediablemente en una posición de víctima. Una posición más cómoda que la de verdugo, pero por la que no hay que dejarse atrapar.

Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos - coollibri.es
Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos – coollibri.es

 

Recursos literarios para narrar en primera persona

¿Es posible escribir experiencias personales desde un “yo” reflexivo, pero que no sea victimista? Tenemos ejemplos como el de Maya Angelou o Joan Didion que, en sus autobiografías y memorias, cuentan episodios de su vida muy trágicos. Sin embargo, los lectores empatizamos con ellas desde otras emociones que no son siempre la pena. 

¿Cómo lograrlo?

  • No te quedes en la historia única: es algo que decía Chimamanda Adichie y que puede trasladarse a la escritura personal. Aunque narres desde tu perspectiva y no puedas elucubrar sobre lo que otras personas sintieron (porque no sería ético ni justo), sí puedes empatizar e intentar incluir sus propias perspectivas. Es decir, busca una visión propia, pero más amplia. 

 

  • Alterna tiempos y perspectivas: puedes jugar con el pasado y el presente narrando un hecho desde lo que sentiste en el momento y luego añade tu mirada actual, más reflexiva. Esto da profundidad sin caer en la victimización.

 

  • Introduce diálogo y voces: incluir conversaciones reales o reconstruidas ayuda a dar vida a la historia y permite que las emociones se transmitan de manera más natural. También puedes usar pensamientos internos, monólogos o cartas para mostrar introspección.

 

  • Elige la autoficción: es el género que más posibilidades te da para explorar otras perspectivas y desarrollar personajes que no son el tuyo. Al tener una parte de ficción, hay más libertad y más “distancia”. 

 

  • Apela a emociones universales: en lugar de centrarte en hechos dolorosos, destaca emociones que todos reconocemos: miedo, duda, esperanza, sorpresa, alegría. Así, incluso una experiencia extrema puede ser empática y accesible.

 

  • Mantén la ética narrativa: evita atribuir sentimientos a otros que no conoces. Puedes mostrar empatía desde tu punto de vista y contextualizar las acciones ajenas sin juzgar, construyendo así un relato más justo y humano.

Por último, aunque no es un recurso literario como tal, para escribir sobre experiencias personales, es fundamental contar con guía y apoyo. Te enfrentarás a muchos dilemas y, aunque sea algo personal, siempre es positivo compartir. Si es posible, apúntate a jornadas de escritura autobiográfica y residencias literarias donde hagan talleres de escritura terapéutica.

 

 

Ejemplos de libros basados en experiencias personales que inspiran

La mejor forma de aprender a escribir sobre experiencias personales es leer a quienes ya lo hicieron bien. 

Además de acudir a festivales de literatura autobiográfica, te recomendamos ir a la biblioteca y coger alguno de estos libros.

 

 

Paul Auster 

En Diario de invierno, Auster combina autobiografía, ensayo y reflexión literaria. Aunque no es una autobiografía completa, el libro se construye a partir de experiencias personales, recuerdos y observaciones cotidianas, mostrando la vida interior del autor.

Auster escribe desde un “yo” reflexivo, explorando la memoria y la identidad con un tono introspectivo y a veces melancólico. Su estilo es sereno y preciso, y consigue conectar con el lector al universalizar emociones muy íntimas, como la soledad, la nostalgia o la incertidumbre sobre el paso del tiempo.

La mezcla de lo personal con reflexiones literarias y culturales convierte su relato en un ejemplo de cómo una vida cotidiana puede convertirse en literatura profunda.

 

 

Elvira Navarro

En La trabajadora, Navarro se adentra en lo personal desde un enfoque más narrativo y social, explorando la intimidad, la precariedad y la identidad femenina. Aunque los personajes son ficticios, el libro refleja vivencias muy cercanas a la autora y a la experiencia cotidiana de muchas mujeres.

Navarro utiliza un estilo fragmentario y poético, jugando con la subjetividad y el detalle emocional para transmitir sensaciones y conflictos internos. La autora demuestra que lo personal no tiene que ser autobiográfico para emocionar; basta con capturar verdades emocionales y sociales universales, construyendo empatía y reflexión a partir de lo íntimo.

 

 

Roxane Gay

En Hunger, Roxane Gay ofrece un testimonio autobiográfico crudo y profundamente honesto sobre su relación con el cuerpo, la comida, la violencia sexual y la identidad. 

Gay escribe desde la vulnerabilidad, pero siempre con lucidez y perspectiva crítica, combinando intimidad y análisis social, sin convertirse en víctima. Su narración conecta con los lectores porque logra ser específica y concreta, pero a la vez universal. 

Cualquier lector puede empatizar con la lucha por aceptarse a sí mismo, la sensación de fragilidad o el impacto de las experiencias traumáticas. Hunger es un ejemplo de cómo la escritura personal puede ser un acto de valentía y de conexión colectiva, inspirando tanto literariamente como emocionalmente.

 

 

Escribir y publicar sobre experiencias personales

Escribir sobre experiencias personales es un viaje que combina introspección, emoción y creatividad. Desde la autobiografía rigurosa hasta la autoficción más libre, cada género ofrece herramientas distintas para transformar recuerdos y vivencias en historias que conecten con los lectores. La clave está en encontrar tu voz, proteger tu intimidad y elegir el enfoque adecuado, siempre con ética y responsabilidad.

Una vez terminado el manuscrito, dar el paso hacia la publicación es un proceso que también merece atención. Puedes optar por editoriales de no ficción, que aportan experiencia en narrativa personal, o explorar plataformas de autoedición para mantener el control creativo de tu obra. 

Para la producción física del libro, contar con un socio de impresión fiable es fundamental. En CoolLibri España ofrecemos servicios de impresión de alta calidad, adaptables a distintos formatos y tiradas, facilitando que tu historia llegue a las manos de los lectores tal como la imaginaste. Así, desde la escritura íntima hasta la publicación, es posible convertir la experiencia personal en una obra literaria completa, cuidando tanto la forma como el fondo.

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