Hacer reír es todo un talento, nos atreveríamos a decir que incluso más cuando es a través de la escritura. Si quieres aceptar el reto, en este artículo vamos a darte algunos consejos para escribir textos humorísticos.

La ironía, el sarcasmo, el absurdo… Hay muchas maneras de hacer que un texto divierta, pero no todas funcionan igual siempre. Es importante entender el contexto, lo que se quiere transmitir y a quién queremos hacer reír.

Si quieres incorporar el humor en tus libros, columnas, cuentos, relatos, y quieres hacerlo bien, sin caer en el chiste fácil, sigue leyendo. 

 

 

Por qué escribir con humor puede ser un gran recurso literario 

¿Qué aporta el humor a un texto? En pocas palabras, aporta lo que tú quieres que aporte. Puede ser un mecanismo para rebajar tensión, o puede ser la esencia del texto.

Por ejemplo, el humor puede estar en la relación entre dos personajes para dar dinamismo a ciertas escenas, o el humor puede serlo “todo” en una columna de opinión que satiriza sobre un tema de actualidad.

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El humor como motor narrativo

En todos los casos, incluso cuando el humor es anecdótico, siempre actúa como un motor, ya que ayuda a mover la trama, a llevarla hacia un lado o hacia otro y, en definitiva, a hacerla más interesante.

Pero, seamos más específicos, ¿qué funciones narrativas tiene?

  • Rebajar la tensión: en textos con mucha tensión (sean ficticios como un thriller o de no ficción como un artículo sobre la guerra), el humor puede “calmar las aguas”. Sin llegar a banalizar el tema, puede ser una válvula de escape emocional. 

 

 

 

  • Caracterizar a los personajes o al narrador/autor: una voz narrativa humorística, sea en una novela, en un blog o una revista, no solo atrapa, sino que se vuelve muy reconocible, resonando mucho en los lectores. En Los vencejos, Fernando Aramburu crea un narrador en primera persona muy irónico y cínico. La voz te puede gustar más o menos, pero atrapa por ser tan característica.

 

  • Sostener el ritmo narrativo y el interés del lector: una broma bien traída mantiene la atención y hace que el texto cobre una nueva vida, sobre todo en escenas algo tediosas, largas o demasiado descriptivas.

Otra función de escribir textos humorísticos, quizá la más importante, es conectar con el lector, por eso vamos a dedicarle un apartado.

 

 

Conexión a través del humor

El humor da ritmo a cualquier texto, pero sobre todo emociona. La risa, aunque no sea una carcajada, logra conectar al lector y al autor. 

Se genera una complicidad que hace que el lector se sumerja con más ganas e interés en la obra. No solo le están contando algo, sino que se lo están contando de un modo que está “pillando”. Esa sensación de compartir la broma y entenderla, despierta el vínculo. 

Piensa, si no, en El Mundo Today, ese periódico paródico que no crea noticias falsas, sino que, subrayando la absurdidad de las noticias reales, explica cosas importantes y manda un potente mensaje. 

En la literatura también tenemos ejemplos de libros que, gracias al humor, consiguen conectar con los lectores y tratar temas complejos. Elvira Lindo en Manolito Gafotas utiliza el humor y la visión infantil para tratar cuestiones como la pobreza.

 

Tipos de humor en la escritura: del absurdo a la ironía

Según qué se quiera conseguir con el humor en el texto, este tendrá que ser de un tipo u otro. 

Por supuesto, también depende del escritor y del control que tenga al escribir textos humorísticos, pero, como vamos a ver luego, esto se puede entrenar.

Así pues, empecemos por distinguir los tipos de humor que existen en la literatura.

  • Absurdo: se basa en la exageración de aquellas cuestiones que no tienen sentido y que parecen increíbles. Un buen ejemplo es el ya mencionado Vuelva usted mañana. Larra encontraba tan absurdo la lentitud de la burocracia española que solo tuvo que exagerar un poco para reírse de ella y criticarla. Puede llevarse al extremo y crear situaciones surrealistas que, de tan absurdas, generan risa, como pasaba en el programa La hora chanante.

 

  • Parodia: consiste en coger una situación real e imitarla desde el chiste. En televisión Homo Zapping sigue siendo un programa de parodia referente. En literatura, El Quijote se considera una parodia de las novelas de caballerías, ya que las imita para criticarlas y ridiculizarlas.

 

  • Sátira: a diferencia de la parodia, no imita, sino que señala algo (generalmente, defecto) para criticarlos. Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza, satiriza para reírse de la sociedad española.

 

  • Ironía: también destaca lo ridículo, pero lo hace con un punto de resignación. Se basa en expresar lo contrario a lo que se piensa. Juega con que el receptor entiende el contexto para darse cuenta de que, lo que está diciendo, subraya la incongruencia y hace una crítica. De ser muy agresiva y mordaz, la ironía se convertiría en sarcasmo. El narrador de Los vencejos es irónico hasta el punto de ser sarcástico. No se toma nada en serio porque siente que nada lo merece.

 

  • Negro: es un tipo de humor muy arriesgado porque es cruel y se hace sobre temas sensibles (por ejemplo, sobre la discapacidad o el racismo). Es complejo hacerlo bien, por eso no es tan común. No obstante, Matadero cinco de Kurt Vonnegut es una novela de humor negro. Otro buen ejemplo son los artículos y novelas de Marta Sanz.

 

  • Blanco: es lo contrario al humor negro, aunque, en realidad, se diferencia de todos porque no parte de nada concreto y no escandaliza, solo hace reír. El mejor ejemplo de humor blanco es el de los clowns.

 

 

Técnicas para introducir humor en tus textos

Para escribir textos humorísticos hay que practicar y, sobre todo, conocer las técnicas y las claves que construyen el humor de forma efectiva. 

Técnicas para introducir humor en tus textos - coollibri.es
Técnicas para introducir humor en tus textos – coollibri.es

 

 

 

El factor sorpresa y el quiebre de expectativas

En el humor siempre hay algo de romper las expectativas, de hacer risa sobre algo que, en un principio, no lo tendría. 

Jugar con ese factor sorpresa es una de las técnicas con las que escribir textos humorísticos. Así es cómo deberías utilizarlo:

  • Crea expectativas y haz que ocurra justo lo contrario: imagina una novela de amor en la que dos personajes parecen tener mucha atracción. Todo nos lleva a pensar que acabarán juntos. Sin embargo, en el momento de máxima tensión, cuando uno de ellos por fin se va a declarar, se entera de que el otro a quien quiere conquistar es a su amigo.

 

  • Contraste repentino: crea una imagen, una escena o incluso una frase que parezca “normal” y de repente haz que un elemento parezca tan fuera de lugar o extraño, que resulte gracioso. Puede funcionar muy bien para caracterizar a personajes, como hace Carmen Mola (gran ejemplo de escritura colaborativa), introduciendo a la informática/hacker del equipo. Todo parece normal hasta que te dicen que tiene más de 50 años, algo que no encaja con lo esperado, es decir, que rompe con la expectativa.

 

  • Usa clichés y estereotipos: romper con lo que la gente espera, como hemos visto, puede hacer gracia y, además, hacer la crítica que buscan el humor irónico o el paródico. ¿Por qué una mujer mayor no podría ser experta en informática? Esto genera una reflexión, más allá de despertar la simpatía hacia un personaje. 

 

  • Mantén un tono serio: cuanto más solemne se presente la sorpresa, más cómico será su efecto. Un buen ejemplo de ello es el episodio de Friends en el que Ross aparece disfrazado de armadillo. La naturalidad con la que se presenta y explica su disfraz, que todo el mundo pensaba que sería de Papa Noel, es lo que divierte.

 

Exageración, juego de palabras y ritmo

Cuando se opta por escribir textos humorísticos basados en lo absurdo, hay que utilizar muy bien la exageración y hacer que lo ridículo sea divertido y cumpla su función sin ser cargante.

¿Cómo lograrlo?

  • Utiliza la hipérbole: uno de los recursos literarios, junto a la metáfora, más conocidos. Hiperbolizar es exagerar hasta el extremo aquello de lo que se quiere hacer humor y que se quiere señalar. Es fundamental que sea algo común que la gente sienta como importante. Un buen ejemplo sería esta frase “Tardaron tanto en traer el café que me dio tiempo a superar emocionalmente mi adolescencia.”

 

  • Juega con las palabras y los dobles sentidos: parece un humor simple, pero no lo es. De hecho, dejará claro que eres un escritor que maneja bien el idioma. Estas ambigüedades lingüísticas funcionan muy bien al final, como remate de una escena, un diálogo o un artículo.

 

  • Cuida el ritmo: el humor tiene su tiempo y, cuando aparece demasiado rápido, sin haberse aún construido sus bases, o se retrasa, pierde su efecto. Esto es algo que saben muy bien los cómicos y los guionistas. Para utilizar bien el ritmo, puedes usar frases cortas tras frases largas, ya que ese corte abrupto genera sorpresa y efecto. Pero ten cuidado y no llenes el texto de adornos antes del remate final, porque corres el riesgo de que, si la frase graciosa se alarga, pierde impacto.

 

El poder de los personajes cómicos

Una de las mejores maneras de escribir textos humorísticos es hacerlo con personajes cómicos que resulten simpáticos al mismo tiempo que divertidos

El mayor riesgo, como no podría ser de otro modo, es caer en clichés y que un personaje se convierta en un payaso. Para evitarlo, el mejor consejo que podemos darte es que les des más profundidad. 

Por ejemplo, en la saga literaria de Harry Potter, Ron es un personaje cómico, igual que Neville. No obstante, según va avanzando la trama, la autora les otorga más personalidad que la de hacer bromas o ser torpes.

Estos son otros consejos para incorporar el humor en tu escritura a través de personajes cómicos:

  • Da una explicación a su humor: un personaje gracioso no tiene por qué ser superficial. A veces utiliza el humor como defensa, por inseguridad o por costumbre familiar, explícalo así para que no carezca de profundidad.

 

  • Haz que el humor forme parte de su voz: pero no de toda su personalidad. El personaje debe aportar algo más que “aligerar la escena”. Quizá en sus comentarios irónicos debe haber una verdad que haga que otros personajes reflexionen. 

 

  • Contrástalos con personajes más serios: si todos los personajes son graciosos, el humor se diluye. Pero si uno destaca por su torpeza, ironía o exageración en un entorno serio, brillará más y sus comentarios tendrán más gracia.

 

  • Permíteles evolucionar: lo que decíamos de Neville o Ron; un personaje cómico que se queda solo en el chiste puede cansar. En cambio, si vemos que madura, se rompe o cambia con la historia, seguirá haciendo reír, pero también conectará más con el lector.

 

Precauciones al escribir humor: límites y sensibilidad

El mayor reto de escribir textos humorísticos no es lograr hacer gracia, sino hacerlo sin herir sentimientos.

Este reto es casi imposible de superar con éxito en el humor negro, pues parte de este humor consiste en “herir” y traspasar los límites morales.

No obstante, incluso cuando hay cierta intencionalidad de “ir un paso más allá”, siempre es importante poner límites y saber tratar temas sensibles.

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Los límites del humor

Cuando hablamos de límites del humor, no nos referimos a autocensurarse porque pienses que un chiste no es suficientemente bueno. Siempre habrá a gente a la que tu texto no le haga gracia, porque cada cual tiene su estilo, sus intereses, sus preferencias… Lo que a alguien le hace reír, puede no hacérselo a otra persona.

Sin embargo, los límites son otra cosa y tienen que ver con la ética y la moral. Hay cuestiones de las que es mejor no hacer humor porque, en vez de hacer gracia, se perpetúa la mofa, el señalamiento o el estigma. 

Un ejemplo sería un chiste racista hecho por una persona blanca y que, lejos de señalar el racismo como un problema desde la ironía o la autocrítica, perpetúa ciertas ideas y roles.

Es decir, no se trata tanto del contenido en sí, sino desde dónde se trata ese contenido. Ahí es donde está el límite.

Si dudas sobre si hay límites o no, estas preguntas y sus respuestas podrían ayudarte a establecerlo:

  • ¿A quién estoy haciendo reír y de qué o quién se están riendo?

 

  • ¿Estoy criticando una idea o me estoy burlando de personas?

 

  • ¿Este chiste sostiene una injusticia o la señala para cuestionarla?

Un último consejo: el buen humor, sea a través de la ironía, el absurdo, etc. No necesita recurrir a colectivos o situaciones ya oprimidas para ser efectivo. En Césped artificial, Basilio Baltasar hace justamente eso: una sátira sobre la decadencia cultural, el esnobismo y la superficialidad del mundo intelectual y burgués.

 

Tratamiento de temas sensibles

Aunque respetes los límites, es inevitable que, al escribir textos humorísticos, trates algún tema sensible o que puede resultarle ofensivo a alguien.

Por supuesto, nunca lloverá a gusto de todos, pero sí podemos darte algunos consejos para tratar estos temas con humor, pero con respeto:

  • Revisa desde dónde estás hablando: no es lo mismo hacer humor desde dentro de una experiencia que hablar sobre ella sin conocerla. Reírse, por muy inteligente que sea el humor, sobre algo que tú no has vivido directamente, puede ser delicado.

 

  • Sé autocrítico: hacerte el chiste a ti mismo o reírte de tus contradicciones es una gran manera de hablar de temas delicados sin caer en la burla ajena. El humor autorreferencial crea cercanía y evita el tono de superioridad. Un buen ejemplo de ello es Me hablarán de ti de Elisa Ferrer, donde la autora explora el duelo, la muerte y cómo ella se enfrenta a estas cuestiones tan complejas.

 

  • Haz que el lector se ría “con”, no “de”: cuando trates un tema delicado, construye el humor desde la empatía. Invita a pensar, a cuestionar o a desdramatizar, pero sin ridiculizar. 

 

  • No todo vale por una carcajada: por muy divertido que sea, si un texto humorístico necesita sacrificar el respeto, probablemente no sea tan bueno como crees. 

 

  • Pasa el filtro de los lectores de sensibilidad: son figuras importantísimas si vas a escribir textos humorísticos y abordar alguna cuestión incómoda o sensible. Ellos detectarán cuando el chiste se lleva a un extremo.

 

Autores que dominan el arte de hacer reír escribiendo

Aprender a escribir textos humorísticos es más fácil cuando tienes referentes, y queremos presentarte a algunos.

No se trata de imitar su estilo, sino de observar cómo construyen el humor, qué tono eligen, desde dónde se posicionan y cómo logran equilibrar la risa con el contenido de fondo.

Autores que dominan el arte de hacer reír escribiendo - coollibri.es
Autores que dominan el arte de hacer reír escribiendo – coollibri.es

 

David Sedaris: el humor como autobiografía 

Sedaris es uno de los nombres imprescindibles cuando se habla de humor literario contemporáneo. Su especialidad son los ensayos breves y autobiográficos, en los que convierte su vida cotidiana (sus miedos, manías, traumas familiares o viajes absurdos) en pequeños episodios cargados de ironía, autocrítica y humanidad.

Su voz narrativa es cercana, vulnerable y siempre inteligente. No escribe para hacer reír a carcajadas, sino para provocar esa sonrisa cómplice que nace de reconocer lo absurdo de nuestra vida diaria.

Sus textos nos enseñan que el humor no necesita artificios si tienes una voz honesta, una mirada aguda y el valor de reírte de ti mismo. Además, estos textos también pueden ser emocionantes, melancólicos o profundamente personales.

 

Elvira Lindo: ternura, ironía y mirada social

Elvira Lindo no solo ha usado el humor en Manolito Gafotas, sino en otras muchas obras. En todas nos ha demostrado que el humor puede ser social, cotidiano y entrañable al mismo tiempo. 

En Manolito Gafotas construyó una voz infantil llena de ocurrencias, ingenuidad y frases memorables. Pero detrás del humor hay una radiografía emocional y social muy precisa: una familia con pocos recursos, una vida de barrio, conflictos escolares y relaciones complejas.

Lindo también brilla en sus columnas de prensa, donde alterna temas cotidianos con reflexiones sobre la política, el machismo, la maternidad o la cultura. Su humor es suave, pero nunca ingenuo. Usa la ironía con efecto, y consigue que sus textos hagan reír y pensar al mismo tiempo.

Demuestra que el humor no está reñido con la emoción ni con la denuncia. Una voz bien construida, como la suya o la de sus personajes, aunque no busque la carcajada, puede dejar una huella profunda en el lector.

 

Tom Sharpe: el caos, la exageración y la crítica sin filtros

Tom Sharpe representa el lado más salvaje del humor literario. En sus novelas, como Wilt, la más conocida, o Reunión tumultuosa, despliega un humor basado en la sátira extrema, el caos narrativo y la exageración. Ridiculiza a la policía, a la universidad, a la familia, al sistema, a los progresistas, a los reaccionarios…

Su humor exagerado nos enseña que la hipérbole es útil cuando se sabe utilizar, y que el humor irreverente y delirante también puede tener una función crítica. 

 

Escribir textos humorísticos como sello personal

Escribir textos humorísticos no es simplemente añadir chistes a una historia, sino trabajar el tono, el ritmo y la perspectiva con inteligencia y sensibilidad. El humor puede ser un recurso poderoso para conectar con el lector, dar vida a los personajes, suavizar temas difíciles o incluso lanzar críticas sociales sin perder cercanía.

Autores como David Sedaris, Elvira Lindo o Tom Sharpe nos recuerdan que hay muchas maneras de hacer reír, pero que lo importante es encontrar tu propia voz y usar el humor no solo para entretener, sino también para contar algo con intención.

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