Cuando pasar la página de un libro pasa de ser una acción mecánica a ser una necesidad, es porque el autor ha hecho algo bien. Esa emoción, llena de incógnitas, es justo lo que se busca con las estrategias para crear y mantener el suspense en una novela de misterio.
Creer que sabes qué va a ocurrir, pero darte de bruces con un giro argumental, prometerte que vas a dejar de leer, pero quedarte toda la noche en vela porque la adrenalina te impide abandonar la lectura… Situaciones que los lectores de misterio conocen bien y que los autores saben cómo manejar.
Sin embargo, crear y mantener el suspense en una novela de misterio es todo un arte. Hay que saber conducir la tensión, aumentándola, reduciéndola y haciéndola explotar en el momento exacto. Ni antes, ni después, ni demasiado pronto, ni demasiado tarde. A ello vamos a ayudarte con esta guía.
La importancia del suspense en las novelas de misterio
Misterio y suspense son dos palabras que siempre han de ir de la mano. Cuando un lector elige un libro de detectives, crímenes, investigaciones… Lo hace con una intención: disfrutar de una lectura desde el borde del asiento, incapaz de soltar el libro ni la tensión que le genera cada palabra.
De eso se encarga el suspense, un elemento crucial en las novelas de misterio que buscan despertar incógnitas y mantenerlas en vilo hasta casi el final, cuando todo se resuelve en un golpe de efecto. Un golpe que, lejos de noquear al lector, le deja con la boca abierta y sintiendo cómo las piezas del puzle comienzan a encajar en una mente deslumbrada, aliviada y emocionada.

¿Qué es el suspense?
Si quisiéramos ponernos muy técnicos, iríamos al diccionario de la RAE para descubrir que el suspense es “Expectación impaciente o ansiosa por el desarrollo de una acción o suceso, especialmente en una película cinematográfica, una obra teatral o un relato.”
Pero en este blog no somos técnicos, sino literarios, y sabemos que el suspense es más que expectación: es emoción. Una emoción que hace que sigamos pasando las páginas, leyendo, elucubrando sobre la resolución del misterio y dejándonos sorprender por los giros argumentales, los cliffhangers y saltos en la silla.
El suspense, por lo tanto, es intriga, es incertidumbre, es sorpresa, es anticipación y es todas esas cosas que un autor genera para construir el misterio y hacer que este sobrevuele cada página de la novela. Solo así consigue cumplir con las expectativas del lector.
Crear y mantener el suspense en una novela de misterio es, por lo tanto, una cuestión prioritaria. No por ello es menos importante el desarrollo de personajes o de una voz narrativa única, simplemente que la tensión y la intriga deben ser, en cierto modo, las grandes protagonistas.
El impacto del suspense en la experiencia del lector
Un libro engancha no solo por lo que cuenta, sino por cómo lo cuenta. Cuando estamos ante una novela de misterio, ese “cómo” es aún más importante.
El lector quiere vivir una experiencia narrativa inmersiva, quiere que las palabras le atrapen y formen imágenes, preguntas y respuestas en su mente. Pero no quiere que esas respuestas sean evidentes, sino que le lleven a más preguntas, le hagan cambiar de idea y le sorprendan llevándole a lugares que siguen aumentando sus ganas de seguir leyendo.
De este modo, se genera una conversación entre lector y autor, en la que las preguntas, suposiciones y dudas se lanzan de un lado a otro. Por eso, aunque todo libro es una experiencia, los libros de misterio donde el suspense es esencial, conforman experiencias únicas.
El lector quiere sentirse inteligente y pensar que puede resolver el misterio. No obstante, al mismo tiempo, quiere que el autor le sorprenda y que, cuando llegue la resolución final, le demuestre que estaba equivocado y que todo es aún más emocionante de lo esperado.
Piensa, si no, en novelas como las de Agatha Christie, que podrían ser manuales para crear y mantener el suspense en una novela de misterio. No queremos hacer espóileres, pero historias como las de Y no quedó ninguno son un gran ejemplo de cómo escribir un buen final en el que el lector ha pasado por múltiples teorías y la autora, a pesar de ello, ha conseguido sorprenderle y dejarle con la sensación de haber leído una grandísima novela de misterio.
Estrategias clave para crear y mantener el suspense en una novela de misterio
En el primer apartado de este artículo ya hemos mencionado algunas estrategias para crear y mantener el suspense en una novela de misterio, como son los cliffhangers o los giros argumentales.
Sin embargo, no basta con saber su nombre o su definición más básica para saber utilizarlas, sino que hay que entenderlas y saber cómo pueden jugar a nuestro favor a la hora de intrigar, emocionar e impresionar a nuestros lectores.

Técnicas que ayudan a generar suspense en una historia
Para generar y mantener el suspense en una novela de misterio, es fundamental conocer al detalle algunas técnicas y fórmulas. Compartimos las más efectivas:
- Giros argumentales: consisten en llevar la trama por un lugar totalmente inesperado. Para ello, no se trata simplemente de que el lector no lo sepa todo, sino de que crea saberlo todo para, de golpe, hacerle cambiar de idea. Eso sí, que un giro argumental sea inesperado no quiere decir que sea inverosímil o imposible, sino que debe mantenerse coherente con la narrativa. Un ejemplo sería hacer que, en un grupo de detectives, fuese evidente la existencia de un traidor. Por cómo un personaje se comporta, el lector tendría claro que ese es el traidor. Sin embargo, al final se descubre que es otra persona que también había tenido un comportamiento extraño, pero del que, por alguna razón, había pasado desapercibida.
- Plantea incógnitas desde el inicio: para ello, como ya hemos visto, son clave los primeros capítulos de libro, algo en lo que es experta la autora de thriller Dolores Redondo. Más allá de una muerte o un crimen por resolver, genera alguna otra incógnita que despierte curiosidad (y necesidad de saber) en el lector, como las razones por las que un personaje ha mentido, o el oscuro pasado del protagonista, como ocurre en Reina Roja.
- Escribe situaciones de peligro: escenas clave en las que el protagonista está ante la vida o la muerte, o en las que está a punto de ser pillado, generan muchísimo suspense. Piensa ya no solo en libros, sino en series como La casa de papel. Sobre todo en la primera temporada, el argumento se basaba en crear momentos en los que el grupo estaba a punto de ser capturado, pero, en el último momento, te mostraban cómo El Profesor lo había previsto todo y conseguía salirse con la suya.
- Cambios de perspectiva: esta técnica genera suspense porque pone al lector en una posición “privilegiada”. ¿Cómo? Mostrándole lo que les ocurre a varios personajes, pero sin que estos personajes sepan el uno del otro. Es decir, el lector va descubriendo puntos en común entre dos tramas que, aparentemente, no tenían nada que ver. Un buen ejemplo de ello son las novelas de Javier Cordura, en las que los capítulos van alternando las visiones de dos personajes y, poco a poco, estas visiones se entrelazan, desvelando incógnitas la una de la otra, y creando algunas nuevas. La necesidad de comprobar cuáles son esas conexiones, pero también el saltar de capítulo en capítulo, mantiene al lector en vilo.
- Pistas falsas: en las novelas de misterio normalmente hay algún tipo de investigación, y en esa investigación las pistas son las que marcan el camino. Sin embargo, puede ser un camino más o menos errado y con más o menos baches. El autor puede aprovecharse de ello creando pistas falsas que confundan al lector, sorprendiéndole luego con nuevas pistas.
- Cliffhangers: de manera muy visual diríamos que un cliffhanger es acabar un capítulo en un momento de máximo suspense, dejándolo interrumpido en el tiempo. Como si estuviese en un precipicio a punto de caer, el lector necesita pasar la página para recobrar el equilibrio y descubrir qué ocurre después. Es evidente que son muy eficientes a la hora de retener la atención, y son por ello una de las estrategias más utilizadas para crear y mantener el suspense en una novela de misterio. Es importante interrumpir la narración en el momento adecuado, que suele ser uno en el que se abren muchas posibilidades y todas igual de emocionantes. Por ejemplo, el encuentro del protagonista con el asesino, que le apunta con un arma. Aquí surgen muchas posibilidades y preguntas: ¿quién es el asesino? ¿Disparará? ¿Será alguien que el protagonista conoce? ¿El disparo será certero o fallará?
Como último consejo, recuerda que estas estrategias pueden combinarse. Por ejemplo, los cliffhangers son aún más útiles cuando se combinan con otras técnicas como los cambios de perspectiva. El lector no solo deberá leer el capítulo siguiente, sino varios más para retomar la perspectiva o la subtrama que le dejó en el acantilado.
Ejercicios prácticos para desarrollar el suspense
El mejor ejercicio para practicar las estrategias para crear y mantener el suspense en una novela de misterio, es escribir y leer mucho.
Aunque luego compartiremos consejos de grandes autores de misterio, leer un thriller psicológico o una novela policiaca puede inspirarte y hacerte ver cómo construir tensión narrativa. No se trata de copiar, sino de ver cómo otros escritores utilizan técnicas como los cliffhangers o las pistas falsas.
Además de leer, como decíamos, hay que escribir. Esto nos ayudará a perfeccionar técnicas y a experimentar para tener cada vez más claro dónde, cuándo y cómo utilizar el suspense.
- Escribe una escena corta en la que se plantee una pregunta y una respuesta resulte evidente. Luego, introduce un giro en el que haya otra posible respuesta. Pídele a alguien que lea la escena y que elija cuál cree que es la respuesta adecuada (por ejemplo, quién tiene pinta de ser el asesino). Si las dos opciones parecen viables y resultan coherentes, el lector de prueba no debería tenerlo nada claro y habrás hecho un buen ejercicio.
- Hazte una pregunta y, a partir de esa pregunta, hazte muchas más. Como si fuese una especie de mapa conceptual, practica tu capacidad para generar incógnitas. Un ejemplo sería empezar con “¿quién escribió la carta misteriosa?”, y seguir con “¿conoce el protagonista a esa persona?”, “¿quién dice que es solo una persona?”, “¿hay más cartas?”. Luego, escribe una escena en la que, de manera paulatina, guíes al lector hacia esas preguntas y, aunque de manera más paulatina, le vayas dando respuesta.
- Genera riesgo y peligro a partir de una situación cotidiana. El suspense tiene algo de peligros, tal y como hemos visto. Por lo tanto, parte de una escena normal como ir a comprar el pan, y haz que esté cargada de intriga (por ejemplo, porque sientes que alguien observa al personaje, porque la panadera parece saludarle con una frase en clave…).
- Escribe dos versiones de una misma situación, lo que te ayudará a practicar los cambios de perspectiva. Recuerda que cada versión debe aportar información diferente, además de cierta emocionalidad. Es decir, no se trata solo de que cambies el lado desde el que miras, sino los ojos con los que miras.
Cómo dosificar la información de manera efectiva
El suspense tiene mucho que ver con la anticipación. El lector debe sentir que sabe, o cree saber, lo que va a ocurrir, para luego dudar sobre ello y sorprenderse con un giro argumental, un cliffhanger o un cambio de perspectiva que lo cambia todo.
Por lo tanto, entre las estrategias para crear y mantener el suspense en una novela de misterio está la dosificación de la información. Una revelación gradual que vertebra todo el libro y que vamos a explicarte cómo conseguir.

Cómo revelar información de manera gradual
Dosificar la información es fundamental para mantener la intriga. Todo lo que se diga debe ser suficiente para retener la atención del lector, pero no demasiado como para resultar predecible.
Incluso cuando cuestiones cruciales como quién es el asesino se descubren, debe haber otras preguntas que aún quedan sin respuesta. En esto es una gran maestra Dolores Redondo. Por ejemplo, en su novela Después de la tormenta, el encuentro entre policía y asesino se da en el primer capítulo. Sin embargo, esto despierta nuevas preguntas, nuevas líneas de investigación y, en definitiva, nuevas intrigas que el lector necesita desentrañar.
Si quieres emular a Dolores Redondo y a otros autores que, como ella, manejan con esmero la revelación gradual de información, lee nuestros consejos:
- Una nueva pregunta por cada respuesta: como decíamos, se trata de darle al lector lo suficiente, pero no demasiado. Una manera de conseguirlo es que, por cada pista que quede revelada, haya un nuevo interrogante. Un ejemplo sería un policía que descubre quién es el asesino, pero, cuando se enfrenta a él, este le dice que tiene un cómplice o que cumple órdenes.
- Las capas de verdad: se trata de ir “destapando” la verdad, pero capa a capa. Es común en sagas de novelas de misterio, donde cada libro nos acerca un poco más a la verdad. En las novelas de Sherlock Holmes, por ejemplo, Arthur Conan Doyle, además de los casos concretos de cada entrega, va quitando capas a la identidad y motivaciones de Moriarty.
- Las perspectivas que se contraponen y yuxtaponen: los cambios de narrador o protagonista de los que ya hemos hablado son muy útiles para dosificar información. Sobre todo porque el lector puede saber cosas que uno de los protagonistas no, lo que genera también intriga y anima a seguir leyendo para llegar al punto en el que todos los personajes descubran lo que el lector ya sabe o intuye.
- Pistas en lugar de respuestas: los cliffhangers son ideales para esto precisamente porque aportan cierta respuesta sin llegar a serlo completamente. Por ejemplo, acabar un capítulo con un protagonista descubriendo una fotografía impactante, pero sin decir exactamente qué ve en la fotografía. Es una pista fundamental que revela al lector que es algo importante que resuelve una cuestión, pero no le dice exactamente cuál ni cómo.
Errores comunes en el manejo del suspense
Además de saber lo que hacer para generar tensión e intriga en una novela de misterios, es crucial saber qué no hacer. Por eso, en este apartado vamos a alertarte sobre los errores más comunes al manejar el suspense y cómo pueden evitarse.
- Revelar demasiado: o hacerlo demasiado pronto o tarde. El suspense es algo que se construye escena a escena. Como si fuesen ladrillos de una casa, es importante ponerlos por orden, de manera que se sujeten entre sí y estén uno al lado del otro. No puede ser que un ladrillo quede solitario. Tampoco puedes crear una pared entera desde cero. Lo que sí debes hacer es planificar la estructura para saber cuándo y cómo revelarás una pista, una información o una respuesta. Por ejemplo, si quieres descubrir la traición de un personaje al protagonista, esquematiza cuáles serán las primeras sospechas hasta llegar al hallazgo final.
- Falta de coherencia: un giro argumental debe causar sorpresa, pero siempre dentro de los límites de la coherencia narrativa. Para evitar un efecto deus ex machina, asegúrate de que cada giro se sostiene en pistas que has ido revelando, aunque sea de manera sutil. El lector debe ser capaz de pensar para sí mismo: “claro, por eso pasó esto antes, aunque en su momento no le diese importancia”.
- Abusar de las estrategias: si cada final de capítulo hay un cliffhanger, el suspense se diluye. Parece contradictorio, pero es simplemente una cuestión de agotamiento de esa técnica. Si todo es intrigante, nada lo es. Del mismo modo, si hay constantes giros, pistas, cliffhangers… Estos se verán como lo que son: técnicas para crear suspense. Sin embargo, el lector no debe darse cuenta de ello, sino que debe sentir esas técnicas como naturales.
Los maestros del suspense y qué podemos aprender de ellos
Hay grandes nombres en lo que se refiere a estrategias para crear y mantener el suspense en una novela de misterio.
Además de admirarlos, de ellos podemos aprender algunos trucos de escritura con los que mejorar la tuya.

Agatha Christie
Autora de novelas de misterio tan célebres como Y no quedó ninguno, Muerte en el Nilo o todas las que tienen como protagonista a Hercule Poirot o la señorita Marple.
De Agatha Christie podemos aprender sobre la revelación de pistas, muchas de ellas falsas, y sobre cómo llevar al lector de una intriga a otra hasta conducirlo hacia la verdad absoluta.
A pesar de que mucha gente piense en que novelas como las de Christie son predecibles y caigan en ideas como que el asesino siempre es el mayordomo, lo cierto es que, incluso cuando lo es, esta autora no deja de sorprender al lector.
Christie nos enseña a manejar el suspense y mantenerlo hasta el momento álgido, que suele ser cuando, al final, las piezas del puzle se unen. Esta técnica es evidente en Asesinato en el Orient Express. Poirot reúne a todos los personajes y expone las pistas poco a poco, hasta llegar a la increíble revelación final. Este método de resolver el misterio crea una creciente anticipación en el lector, que piensa algo así como “lo tenía delante de mis narices, pero no lo vi”. Es decir, todo tiene coherencia al final y, por muy sorprendente que sea la revelación del asesino, todo tiene sentido.
Así, Christie nos demuestra que una historia de misterio funciona cuando las pistas están a la vista, pero disfrazadas o interpretadas de forma errónea.
Arthur Conan Doyle
También es autor de una de las sagas de misterio más famosas: la de Sherlock Holmes. De un modo parecido a Christie, el estilo de Conan Doyle se basa en ir dejando pistas que no siempre son lo que parecen o que ni siquiera parecen pistas hasta que no llega el final.
Lo curioso de las novelas de Sherlock Holmes es que el lector no sabe lo que sabe el protagonista, sino lo que sabe Watson, su ayudante y personaje secundario. Esto genera suspense, ya que el lector es consciente de que Holmes ha descubierto pistas y por eso lleva la investigación por una línea u otra. Así, el lector se esfuerza por descubrir no solo quién es el culpable, sino cómo Holmes está llegando a esa conclusión.
De este escritor también podemos aprender sobre la construcción de atmósferas. En la novela El Sabueso de los Baskerville, Conan Doyle introduce elementos góticos y sobrenaturales para aumentar la tensión narrativa.
Patricia Highsmith
Patricia Highsmith fue otra autora de misterio que conquistó librerías en todo el mundo.
De su escritura se destaca el manejo de lo psicológico. Sus personajes no son tan “planos” como Poirot o Holmes, que no dejan de representar el arquetipo de investigador. Esto le da a Highsmith la posibilidad de crear narradores poco fiables, indescifrables o imprevisibles, lo que genera intriga en el lector.
A diferencia de Conan Doyle o Christie, Highsmith no hace tanto uso de giros o cliffhangers, sino que se centra en crear una tensión que va aumentando hasta que explota. Es decir, demuestra que el suspense no siempre proviene de resolver un crimen, sino de la tensión psicológica y la exploración de la mente de personajes turbios.
Crear y manejar el suspense en las novelas de misterio: últimos consejos
La clave para escribir una novela de misterio con un suspense envolvente radica en la combinación de estrategia y creatividad. No basta con tener una historia intrigante; es fundamental saber dosificar la información, jugar con la anticipación y sorprender al lector en el momento justo.
Para ello, estrategias como los giros argumentales, los cliffhangers y las pistas falsas permiten construir una experiencia inmersiva, en la que cada página mantiene viva la incertidumbre y el deseo de descubrir la verdad.
En definitiva, una novela de misterio no solo debe resolver un enigma, sino hacer que el lector disfrute del camino hacia esa resolución. Crear y mantener el suspense es un arte, y dominarlo es la clave para escribir una historia inolvidable.