Cuando a la escritura se le suma la gastronomía como pasión, el resultado es la creación de un libro de cocina o guía gastronómica que hace de las recetas, historias y de las historias, recetas.
Bien sean cocineros o bien escritores, quienes escriben libros de cocina combinan ambos papeles. Se colocan el delantal y cogen la pluma para compartir sabores y palabras.
Así, tenemos ejemplos de cocineros que han narrado a través de las recetas, como Ottolenghi, y escritores que han cocinado a través de sus narraciones, como Laura Esquivel.
En este artículo vamos a explorar la creación de un libro de cocina o guía gastronómica. Entendiendo que no se trata solo de hacer listas de ingredientes y pasos, sino de transmitir emociones y experiencias.
Definiendo el enfoque de tu libro gastronómico
Hay muchas maneras de abordar la creación de un libro de cocina o guía gastronómica, pero el primer paso siempre debe ser definir su enfoque.
Por ejemplo, hay libros dirigidos a cocineros profesionales que ponen el foco en explicar cantidades o cómo un ingrediente, unido a otro, crea un nuevo sabor.
En cambio, hay otros recetarios que no solo se dirigen al público general, sino que buscan compartir algo más que recetas. Por ejemplo, en Entorno Claudia Polo no solo quiere enseñar a cocinar, sino a valorar la cocina de siempre y los alimentos de proximidad.

Los diferentes tipos de libros de cocina o guías gastronómicas
Como decíamos, debes saber qué tipo de libro de cocina quieres crear. Desde enseñar a quienes no saben nada, hasta dar a conocer la cultura culinaria de un lugar.
Aunque la creatividad es la que manda y eres libre de combinar formatos y enfoques, sí hay unos tipos concretos:
- Libro de recetas generales: recogen recetas variadas, normalmente divididas por ingredientes (carnes, pescados, repostería, ensaladas…). No se centran en un alimento, región o técnica concreta, ni tampoco en un nivel de experiencia. Son libros que podría tener cualquier persona en su casa. Dentro de ser generales, pueden concretarse (por ejemplo, libros de cocina vegana o libros de recetas para hacer batch cooking).
- Libros de gastronomía y cultura: incluyen recetas de zonas concretas, como un país o una región. Un buen ejemplo de este tipo de libro es Jerusalén de Ottolenghi, que es un recetario de cocina tradicional de Jerusalén, donde la gastronomía se caracteriza por ser resultado de la mezcla de culturas.
- Libros temáticos: se centran en un ingrediente o técnica concreta, por lo que suelen ser más especializados y dirigirse a un público más profesional, con conocimientos previos o intereses muy concretos. Por ejemplo, un libro para cocinar con especias o para hacer fermentaciones.
- Libros de cocina y nutrición: se especializan en cuestiones nutricionales o dietéticas. Suelen ser complejos, por lo que deben escribirse junto a un profesional de la salud. Un ejemplo serían los libros sobre la dieta keto.
- Libros de cocina emocional o narrativa: tienen un carácter más íntimo. El autor/cocinero utiliza las recetas para contar su experiencia personal y narrar una historia. La invitación es que el lector lea y, si lo desea, también cocine para sumergirse en ese relato. Suelen ser más bien narrativos, como es Como agua para chocolate o Pan de limón con semillas de amapola.
- Guías gastronómicas: el objetivo es que el lector viaje a través de la gastronomía. Para ello, más que recetas, estos libros lo que incluyen son recomendaciones de restaurantes o platos tradicionales que probar. El ejemplo más claro es la Guía Michelín.
- Libros técnicos de cocina: son solo para profesionales, es decir, cocineros con mucha experiencia. Incluyen, más que recetas, lecciones de cocina avanzada, como cortes, control de temperaturas, montajes, correcciones de sabor…
Como ves, al elegir el enfoque hay que tener muy en cuenta qué se quiere contar a través de la gastronomía y también a quién. No es lo mismo un cocinero principiante que uno experto con poder adquisitivo para comprar ingredientes o utensilios avanzados.
La estructura básica para la creación de un libro de cocina o guía gastronómica
Un libro de cocina no empieza, sin más, por una receta. Debe introducirse para, luego, seguir una estructura que resulte clara y atractiva.
Si necesitas una guía para plantear el orden de tu recetario, te damos algunas directrices:
- Índice: es fundamental para que el lector sepa dónde está cada receta o sección. Piensa que cuando acuda al libro lo hará buscando algo concreto (como una receta de postre), tener un índice se lo pondrá todo más fácil.
- Introducción: es un apartado inicial en el que contar quién eres, cuál es el enfoque del libro y qué esperas transmitir (conocimiento, amor por una tradición culinaria, seguridad en la cocina…). Es buen momento para agradecer a quienes hayan podido ayudarte o inspirarte, sobre todo si eso puede generar una conexión con tu lector (por ejemplo, si mencionas a tu abuela y sus enseñanzas).
- Guía de uso: no todo el mundo que tenga tu libro sabrá tanto como tú. Esta sección sirve para informar sobre ingredientes, técnicas, conceptos… Que el lector debería conocer para entender mejor las recetas. Por ejemplo, abreviaturas, consejos de cocina, dónde comprar ciertos ingredientes o cómo sustituirlos en caso de necesitarlo.
- Recetas: bien organizadas en sus correspondientes secciones. A veces es complejo porque un plato de desayuno podría estar también en postre, pero hay que elegir para poner orden. Sobre cómo escribirlas, lo vemos en el siguiente apartado.
- Índice complementario: aparece al final y que suele ser alfabético. En él, el lector puede buscar un ingrediente o tipo de plato (por ejemplo, “calabaza” o “sopa”) y tener un listado de todas las recetas del libro (y las páginas) en los que aparece.
Cómo escribir recetas claras y apetecibles en la creación de un libro de cocina o guía gastronómica
No es sorpresa que, dentro de la creación de un libro de cocina o guía gastronómica, las recetas sean la parte más importante.
Escribirlas de manera clara, emocionante y única es clave para que tu libro no sea uno más, sino el que conquiste las cocinas y las mesas de tus lectores.
¿Cómo redactar recetas de forma precisa pero también emocional?

La estructura de la receta
Una receta no deja de ser un paso a paso, por eso es importante estructurarlas y que sigan un orden lógico. Sin embargo, también deben resultar evocadoras e interesantes. Hay que pensarlas como una historia con introducción, nudo y desenlace.
Estos son algunos parámetros para lograrlo:
- Título claro, pero sugerente: debe dejar claro qué se va a cocinar y hacerlo de una manera que invite a cocinar. Comprueba la diferencia entre “Bizcocho de limón” y “Bizcocho esponjoso de limón con glaseado y aroma a vainilla”. Utiliza para ello adjetivos y términos sensoriales, al mismo tiempo que buscas claridad.
- Introducción a la receta: antes de entrar en el paso a paso, explica por qué esa receta está en el libro. Quizá una anécdota personal sobre qué significa para ti o para tu cultura. Busca transmitir ese valor de la receta y hazlo desde la emoción, invitando al lector a probar el plato y comprobar por sí mismo esa magia, esa tradición, etc.
- Lista de ingredientes: es una parte fundamental, así que sé claro en lo que se necesita, en posibles sustitutos y variantes y en las cantidades. Organiza los ingredientes según su importancia y relevancia en la receta (por ejemplo, si es un bizcocho, la harina será lo primero y lo último esa pizca de sal que se añade).
- Cantidades: asegúrate de que las cantidades son precisas y coherentes según el ingrediente. Así, para repostería usa medidas muy exactas en gramos, pero para un plato de carne con guarnición, puedes hablar de media cebolla grande y media cucharada de sal. Por supuesto, ten también en cuenta si tu público objetivo usa un sistema de medidas u otro (en Reino Unido y EE. UU. son tazas, cucharas, cucharillas…).
- Tiempos de cocinado: justo antes o después de esta lista de ingredientes es útil que pongas los tiempos de cocción y preparación. En este sentido, puedes añadir también el nivel de dificultad.
- Desglose del paso a paso: también con precisión, guía al lector para completar la receta. Utiliza palabras específicas, evitando rodeos o términos genéricos y poco claros. No es lo mismo sofreír una cebolla que rehogarla. No olvides dar instrucciones claras sobre el tiempo o sobre los puntos de cocción (como “quita la cebolla de la sartén cuando empieza a transparentar”).
- Trucos: a modo anotaciones a pie de página o con una especie de sticker, añade consejos para mejorar la técnica, hacer variaciones o proponer una presentación. Un ejemplo sería especificar que si, en vez de leche de vaca, se utiliza una bebida vegetal, hay que reducir o aumentar la cantidad.
Narrar emociones y experiencias alrededor de la comida
Queremos dedicar un apartado más a los elementos narrativos que pueden enriquecer la creación de un libro de cocina o guía gastronómica.
Sobre todo si, más allá de enseñar cocina, buscas transmitir algo y el enfoque de tu libro es cultural, gastronómico, tradicional y personal, debes aprender a contar historias a través de las recetas.
- Habla desde el yo: a la hora de introducir la receta, o incluso cuando des algún consejo, utiliza la primera persona. Esto te acercará al lector y le hará conectar con lo que está preparando. Explica qué hace que esta receta sea una de tus favoritas o a qué la asocias tú (por ejemplo, a un viaje que te cambió, a tu infancia, a tus primeros pasos como cocinero…).
- Explica los orígenes de la receta: no tanto los personales, sino los culturales. Especialmente si son recetas de una región, detalla cuál es la tradición a su alrededor. Esto ayudará al storytelling del libro.
- Invita a crear una experiencia culinaria: no se trata solo de que la receta se cocine, sino que de que en ese proceso (y en el comerla) el lector viva una experiencia. Comparte la tuya propia y añade cómo recrearla (por ejemplo, acompañándola con una bebida, sirviéndola de una manera concreta, o incluso cocinándola mientras se escucha música tradicional).
Las imágenes y la maquetación de tu libro de cocina
Las imágenes y el diseño editorial juegan un importante papel en la creación de un libro de cocina o guía gastronómica. También comemos a través de los ojos, sobre todo cuando toca elegir una receta de tantas.
En este sentido, es relevante hacer buenas fotos, especialmente del resultado final, y prestar atención al diseño del libro en sí.

La importancia de las fotos o ilustraciones
Una imagen atractiva es la mejor fuente de motivación para un lector que busca qué cocinar. Te damos algunos consejos para lograr ese efecto:
- Haz fotos al resultado y a algunas fases del proceso: sobre todo a aquellas que deban quedar claras (como conseguir una textura concreta) o que puedan resultar impactantes y atractivas (por ejemplo, amasando un pan).
- Aumenta el contraste: sin pasarse, pero buscando colores vibrantes y llamativos que hagan brillar tu libro.
- Incorpora ilustraciones: pueden ser más útiles a la hora de explicar alguna técnica (como un amasado). Asegúrate de que, además de ser claras, sean bonitas y coherentes con el estilo del libro (tipografía, fotos, colores…).
- Utiliza elementos multimedia: a través de QRs, puedes adjuntar videos en los que se explique algún proceso más complejo. Esto es algo que puedes encontrar en el libro Pan de Baluard, donde cada técnica de amasado se explica con un vídeo.
- Contrata a un fotógrafo profesional y especializado en gastronomía: sabrá captar exactamente lo que buscas. Aunque tú tengas una buena cámara, todo requiere su técnica y conocimiento, también la fotografía de alimentos.
El diseño y el formato del libro
Más allá del interior, lleno de imágenes o ilustraciones, también es importante el diseño general del libro. Una portada atractiva, una tipografía clara o una maquetación lógica son aspectos clave.
- Diseño de portada: en plataformas como CoolLibri puedes crear tu portada tú mismo, o también puedes contratar a un profesional que use programas más avanzados. Lo crucial es que la portada sea representativa de lo que el libro es. Por ejemplo, si es un libro de cocina vegana, en la portada podrías estar tú como autor/cocinero rodeado de ingredientes típicos del veganismo (verduras, legumbres, frutos secos…), o algún plato preparado.
- Tipografía clara: quizá puede ser una más original que la típica Times New Roman de las novelas, pero prioriza siempre la legibilidad. Donde si puedes elegir una fuente más creativa, es en los títulos.
- Estructura visual: has seguido una estructura para presentar las recetas, así que asegúrate de que la maquetación mantiene un orden para las listas de ingredientes, pasos o consejos. Es decir, la jerarquía visual debe respetar la jerarquía de contenidos y potenciarla.
- Encuadernación útil: hay muchas maneras de encuadernar un libro, pero hay dos aspectos que hay que tener en cuenta en la creación de un libro de cocina o guía gastronómica. Primero, elegir una encuadernación como la cosida que permita abrirlo en plano. Segundo, es mejor la tapa dura, ya que debe ser un libro resistente que soporte muchos usos.
- Tipo de papel: al imprimir a color e imágenes, y ser un libro que va a estar en la cocina, el papel debe tener buen gramaje y calidad. Una buena opción es un gramaje de más de 100 g.
Ejemplos exitosos en la creación de un libro de cocina o guía gastronómica
Como en cualquier otro nicho literario, en el mundo de los libros de recetas también hay mucha inspiración.
Para comprobarlo, vamos a analizar tres ejemplos muy conocidos y también diferentes entre sí.

Pan de pueblo, de Ibán Yarza
Ibán Yarza es periodista, panadero y divulgador, y eso se nota en la redacción culinaria de Pan de pueblo. Este libro no se limita a enseñar cómo hacer hogazas, sino que documenta, con sensibilidad y rigor, las formas tradicionales de hacer pan en distintos pueblos de España.
Su enfoque es cultural y técnico a partes iguales. Por un lado, recoge más de 80 recetas de panes regionales, explicadas paso a paso, con precisión en los ingredientes, tiempos y procesos, algo imprescindible en la elaboración de pan.
Por otrolado, viaja a través de pueblos y panaderías tradicionales, entrevistando a quienes aún conservan métodos antiguos. Así, introduce cada receta con breves historias sobre el lugar o la persona que se la compartió, generando una conexión humana con el lector.
En cuanto al diseño editorial, el libro destaca por su rusticidad cuidada: papel grueso, fotografías naturales (que captan tanto el pan como los rostros y manos que lo amasan), y una maquetación limpia que invita a seguir las recetas sin distracciones.
Jerusalén, de Yotam Ottolenghi y Sami Tamimi
Jerusalén es mucho más que un libro de recetas. Es una declaración de amor a una ciudad compleja, contada a través de sus platos. Ottolenghi y Tamimi, ambos nacidos en Jerusalén, pero de orígenes distintos (israelí y palestino, respectivamente).
Su libro celebra la diversidad gastronómica, social y cultural de su ciudad natal. Buscan, además, hacer un ejercicio de reconciliación.
El enfoque principal es gastronómico y cultural. Cada receta está cuidadosamente explicada y siempre viene acompañada de un texto que la contextualiza históricamente, socialmente o desde la experiencia personal de ambos autores. Así, el lector no solo cocina, sino que comprende la historia detrás de cada plato.
Visualmente, el libro invita a comer: colores vibrantes, fotografías sugerentes y composiciones que invitan a probar lo desconocido. La estructura también es funcional, con apartados bien definidos y una tipografía clara, que hacen que la experiencia sea cómoda y agradable.
Como agua para chocolate, de Laura Esquivel
Este libro es diferente porque no es un recetario, sino una novela cuyos capítulos están introducidos por una receta que es clave en la trama.
Esquivel convierte la comida en un lenguaje emocional, una forma de expresión profunda que atraviesa toda la historia y al desarrollo de los personajes.
Aquí, el enfoque es plenamente narrativo y emocional. Las recetas están entretejidas en la trama como símbolos de deseo, represión, libertad o duelo. Cocinar no es un acto mecánico, sino un canal por el que la protagonista, Tita, puede liberar lo que no puede decir con palabras.
De este modo, el libro funciona como una guía gastronómica de época. Nos acerca a la cocina mexicana tradicional, con ingredientes, técnicas y formas de entender la comida propias del contexto cultural.
Experiencia y sabor en la creación de un libro de cocina o guía gastronómica
La creación de un libro de cocina o guía gastronómica es mucho más que reunir recetas. Implica contar historias, compartir la memoria y transmitir emociones a través de los sabores.
Ya sea desde un enfoque técnico, cultural o personal, todo buen libro gastronómico nace del deseo de crear una experiencia y no solo dar instrucciones. Por eso, escribirlo requiere sensibilidad, orden y una visión clara de a quién nos dirigimos y qué queremos dejarle.
Como muestran ejemplos tan distintos como Pan de pueblo, Jerusalén o Como agua para chocolate, no hay una única forma de unir cocina y palabra. Algunos libros nos enseñan a amasar; otros, a reconciliarnos con una identidad o a cocinar para sanar.
Cuando llega el momento de imprimir ese proyecto con el que has trabajado tanto, contar con un buen socio de impresión es clave. Plataformas como CoolLibri convertimos tu manuscrito en un libro profesional, con opciones de maquetación, impresión a color, encuadernación resistente y asesoría durante el proceso. Porque si vas a compartir tus sabores e historias, que sea con la calidad y el cuidado que merecen.