Escribir siempre es complicado, sobre todo cuando buscamos generar un impacto y hablar de aquellas cuestiones que suelen silenciarse. En este sentido, los escritores tienen una responsabilidad al abordar temas tabú o delicados en la literatura.

La falta de conversación alrededor de temas como la sexualidad, la enfermedad, el trauma, la violencia o la política, hace que escribir sobre ellos sea, hasta cierto punto, arriesgado.

No porque haya peligro en hacerlo, sino porque debe haber una obligación moral de hacerlo bien, con respeto, valentía y sensibilidad.

Escribir sobre estas cuestiones nunca debe verse como una oportunidad para “dar que hablar” y vender más. Hay una responsabilidad que el autor debe aceptar, huyendo de sensacionalismos y utilizando la escritura como un medio para poner palabras a lo que normalmente se calla. 

 

 

¿Por qué abordar temas tabú o delicados en la literatura?

Hay temas que, por nuestra historia y nuestro sistema de valores heredados, se han quedado enquistados. Temas como la sexualidad o la muerte, que levantan heridas o generan debate no porque no sean importantes, sino porque da miedo o vergüenza tratarlos. 

Muchos escritores, quizá los más valientes, deciden poner punto y final y abordar temas tabú o delicados en su literatura. Su intención no es hablar más de ellos, sino hablar mejor, sabiendo que solo si caen las barreras podremos comprenderlos sin prejuicios.

La literatura, como siempre, adopta así un importante papel cultural y social.

Un buen escritor puede escribir sobre cualquier cosa - coollibri.es
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El valor literario de los temas tabú o delicados

Cuando no se habla de algo, escribir sobre ello resulta todo un reto y una gran oportunidad. No solo abre la puerta a plantear un texto o libro totalmente diferente al resto, sino que aporta una riqueza literaria, cultural y social.

En la mayoría de los libros, este tipo de temas se trata muy por encima, sin profundidad, con prejuicios y de manera unidimensional. Por lo tanto, aquellos autores que se atreven a sumergirse en estas cuestiones, dejan huella en unos lectores que se encuentran ante algo distinto y que, aunque les produce cierto rechazo al principio, les hace pensar y plantearse nuevas realidades. 

A un nivel más técnico, escribir sobre temas delicados o tabú y que no han sido abordados antes en la literatura (o no con frecuencia), supone una gran experimentación para los escritores. Poner palabras y explicar conceptos, siempre con respeto, puede ser todo un reto para su libertad creativa. 

 

 

El impacto social de escribir sobre temas complejos

Es curioso como los temas más tabú son, precisamente, los que a más gente afectan. La enfermedad, la muerte o los abusos, aunque indeseables, son realidades a las que se enfrentan millones de personas cada día. 

Escribir sobre ellos ayuda a esas personas a reconocerse e incluso a cerrar heridas que no han podido cerrar por no poder hablar de ello. 

Un ejemplo muy claro es el de los abusos. La falta de conversaciones y de literatura transgresora sobre ello ha favorecido a que el sexo se viese como algo de lo que avergonzarse. Las autoras (porque generalmente han sido mujeres) que han escrito sobre ello han visibilizado situaciones que merecían ser visibilizadas, provocando una catarsis. Esto ha tenido un importante impacto cultural y social, gracias al cual las víctimas se han sentido comprendidas, escuchadas y dignificadas. Podríamos incluso hablar de literatura terapéutica para ellas.

Otro ejemplo muy claro es el de la posguerra en España. El trabajo literario de Almudena Grandes ha sido esencial para la memoria histórica y la denuncia social.

 

 

Empatía y respeto a través de la literatura

La empatía es una de las herramientas sociales más transformadoras. Cuando entendemos lo que otra persona vive, nuestro respeto aumenta. 

En este sentido, abordar temas tabú o delicados en la literatura puede ser un medio para construir una sociedad más empática.

Si has leído libros como El consentimiento, El acontecimiento o La mala costumbre, habrás podido conocer historias diferentes a la tuya que, de otro modo, seguirían siendo desconocidas. Sean relatos biográficos o totalmente ficticios, leerlos nos hace crecer como personas.

La narrativa nos sumerge en tramas que nos hacen reír, llorar, enfadarnos… En definitiva, emocionarnos. Tramas que resonarán más o menos con nuestra historia de vida, pero que, en todos los casos, nos hacen empatizar con quien sí las vive.

Esto es especialmente importante cuando se trata de literatura infantil o juvenil. Lejos han quedado los días en los que se pensaba que este tipo de novelas debían ser “alegres” o poco conflictivas. Ahora sabemos que utilizar la literatura de choque para hablar de la muerte, de la enfermedad o de la sexualidad, es clave para educar a niños y adolescentes más empáticos consigo mismos y con el resto.

 

 

 

¿Cómo tratar estos temas con respeto y autenticidad?

Para abordar temas tabú o delicados en la literatura no solo hay que priorizar la técnica o la creatividad literaria, sino también el respeto y la autenticidad. 

No hacerlo podría ofender a personas a las que esos temas les tocan cerca. Por ejemplo, escribir con poco tacto sobre diversidad familiar, cayendo en prejuicios y sin haberse informado, puede crear un retrato falso de estas familias.

Para evitar que esto ocurra, vamos a establecer algunas pautas para tratar un tema sensible con autenticidad y sin ofender.

¿Cómo tratar estos temas con respeto y autenticidad - coollibri.es
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Escucha activa de las realidades que son tabúes sociales

Generalmente, son quienes viven una realidad quienes escriben sobre ella. Un buen ejemplo de ello es Alana S. Portero, una escritora trans, escribiendo en La mala costumbre sobre la infancia y la adolescencia de una chica trans.

Esto no quiere decir que siempre haya que construir un relato autobiográfico a partir de un testimonio personal. Pero sí es importante conocer las realidades, bien sea de primera mano o a través de una escucha activa. 

Por lo tanto, si el tema que vas a tratar te resulta algo lejano, aunque interesante, habla con quienes lo tienen más cerca.

Esta escucha también es crucial cuando el tema del que se escribe se siente como propio. No olvidemos que habrá otras perspectivas contrarias o complementarias a la de uno mismo. Conocerlas y tenerlas en cuenta a la hora de abordar dicho tema en la literatura, enriquecerá el texto y tendrá un impacto mayor. 

Alana S. Portero, por ejemplo, no solo incluye su visión y su experiencia como mujer trans, sino la de tantas otras. No solo eso, sino que también retrata la marginalidad por otras razones (como la clase o la raza). Para ello, tuvo que escuchar, conversar y comprender.

 

La investigación previa a la escritura

Siempre parece que la investigación solo es algo necesario cuando se escribe no ficción o un ensayo persuasivo. Sin embargo, adquirir conocimiento es también fundamental cuando se trata de abordar temas tabú o delicados en la literatura.

Ya hemos visto que conocer otras perspectivas enriquece la propia, lo que termina reflejándose en el texto. Pero, más allá de la escucha activa, estos son otros medios para investigar sobre cuestiones complejas

  • Haz una lectura crítica de obras similares, y también de textos académicos. Aunque la postura de otros autores sea contraria a la tuya, te permitirá conocer esas otras visiones, fortaleciendo la tuya y ayudándote a detectar prejuicios de los que quieres huir.

 

  • Consulta a expertos, sobre todo si se trata de temas muy concretos y que van más allá de la experiencia personal. Por ejemplo, Almudena Grandes hacía una investigación previa en la que se entrevistaba con historiadores, lo que le permitía abordar temas no solo con profundidad y respeto, sino también con precisión. 

 

  • Busca testimonios directos, especialmente si tú no has vivido aquello sobre lo que vas a escribir. Recuerda siempre que, lo que para ti es un tema interesante, para otra persona es su vida y su identidad. Comprender la relevancia del tema desde esa primera persona, y no como un simple narrador, es fundamental para garantizar que escribes con sensibilidad y respeto.

 

Abordar temas tabú o delicados en la literatura con empatía 

Los temas tabú o delicados lo son porque afectan a muchas personas y porque, al haber sido invisibilizados, están cargados de prejuicios, desinformación y emociones como vergüenza, miedo o desprecio. 

Como autor que quiere abordar temas tabú o delicados en la literatura, debes hacerlo con una empatía que no solo se traslade a tu escritura, sino también a la lectura. De este modo, quienes lean el libro también empatizarán, entenderán y se enfrentarán (con suerte, para eliminarlos) a sus prejuicios. 

Estos son algunos consejos para conectar emocionalmente con los personajes, con sus tramas y, posteriormente, con los lectores:

  • Construye personajes complejos y profundos: aunque lo veremos con detalle más adelante, huye de estereotipos que puedan banalizar o reducir a los personajes a meros “sufridores”. Esto no es solo una falta de respeto, sino que demuestra incomprensión del tema y lo reduce a un conjunto de características. Así lo verá también el lector, que percibirá arquetipos colocados para cumplir una función, en lugar de ver a personajes con historias que contar. 

 

  • No juzgues: aunque tengas tu propia visión sobre un tema (o sobre quienes se oponen de alguna manera a él — por ejemplo, personas que no protegen a una víctima de abusos). Sal del juicio y profundiza en otros aspectos como las motivaciones, los temas que se entrelazan entre sí, etc. Por supuesto que, de una manera u otra, habrá cierto juicio y el lector puede sentirse señalado, pero no sin que haya un intento de explicar y comprender (sin por ello justificar).

 

  • Permítete sentir: si logras salir de tu faceta de autor y conectar con tu parte más emocional, así se lo transmitirás a tus lectores. Esto quiere decir que los temas delicados o tabú también lo serán, de algún modo, para ti. Abrazar tus emociones al respecto y trasladarlas al texto lo harán más profundo, interesante y relevante para los lectores.

 

  • No escribas solo desde el dolor: sobre todo si es un tema que te toca directamente, es común que escribas desde el dolor, el enfado, la frustración… Pero no te quedes ahí. Explora el resto de emociones, pues son esas las que también conectarán con el lector. De nuevo, el ejemplo de La mala costumbre nos demuestra que alrededor de un tema delicado hay dignidad, hay comunidad, hay respeto y hay resiliencia. 

 

Errores a evitar al abordar temas tabú o delicados en la literatura

Aunque ya hemos mencionado riesgos como los estereotipos o los juicios al abordar temas tabú o delicados en la literatura, vamos a profundizar en ellos. 

Es importante destacar que, frente a otros errores como los ortográficos o los gramaticales, estos no se solucionan con el teclado. Requieren de reflexión y compromiso personal. 

La historia importa porque ayuda a dar forma a la identidad de un individuo y una sociedad - coollibri.es
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Evitar los estereotipos y la representación superficial de temas controvertidos o delicados

Nuestra mente está llena de estereotipos. Alejarse de ellos implica deconstruirse y ser capaz de ver más allá de ellos. 

Cuando estamos ante un tema delicado o tabú, los estereotipos son más y se perpetúan. No hablar de algo contribuye a su desconocimiento y a la creación de narrativas erróneas, perjudiciales y estigmatizantes, a su alrededor.

Un ejemplo es un tema como la salud y la enfermedad mental. Ahora está empezando a destabuizarse, pero durante años la controversia ha llevado a prejuicios sobre que las personas con depresión están siempre tristes, o sobre que el suicidio es algo avergonzante y cobarde. 

¿Cuál es la responsabilidad del autor en este sentido? ¿Cómo evitar estereotipos?

  • Haz autocrítica: sé consciente de los prejuicios que tienes y trabaja por deshacerte de ellos. Te será de mucha ayuda esa investigación previa de la que hemos hablado, además de leer a autores que, desde su literatura, hayan tratado temas que desconoces y que has prejuzgado. 

 

  • Evita al “personaje ejemplo”: es decir, a esa persona que, a pesar de sus circunstancias, es “perfecto” y un ejemplo de vida. Esa persona con discapacidad que va a la universidad, saca un doctorado y se convierte en “la primera persona que”. Eso, por muy inspirador que sea, es la realidad de muy pocas personas con discapacidad, y retratarlo como algo normal y aspiracional también es estereotípico.

 

  • No conviertas el conflicto en un show dramático: generar emociones no significa generar pena o dramatismo a costa de la realidad de unos personajes. Que un tema sea delicado no quiere decir que deba usarse como un decorado para hacer más interesante o comercial una novela. Escribe esas historias con la profundidad y el respeto que merecen.

 

  • Desafía lo esperable: los estereotipos nos hacen dirigir la trama hacia un punto concreto. Por ejemplo, si el tema a tratar es la religión islámica, debe haber una subtrama de terrorismo. Esto es muy dañino y se basa en generalización y creencias racistas. Huye de estos caminos “dados” y pregúntate qué pasaría si tomas el camino contrario, porque ese es el que, con casi total seguridad, te alejará de una escritura superficial y simplista.

Recuerda siempre que nunca se puede justificar con libertad de expresión algo que genera discurso de odio y perpetua la discriminación.

 

 

¿Qué son los juicios de valor y por qué pueden ser un error?

Igual que los estereotipos, los juicios de valor forman parte de nosotros. Los hacemos inconscientemente, señalando en nuestro fuero interno lo que nos parece mal o lo que nosotros haríamos mejor. 

El gran problema es cuando estos juicios se cuelan en la literatura y convierten el texto en una doctrina que, lejos de aportar, se construye sobre el privilegio y una falsa moralidad. 

¿Cómo mantener una postura neutral, sin imponer opiniones personales, al abordar temas tabú o delicados en la literatura?

  • Observa y relata sin sentenciar: como autor o narrador debes tomar distancia y presentar los hechos con belleza literaria, pero sin juicio de valor. Esto se logra dejando que la narración hable por sí misma. Los personajes harán cosas mal o se contradecirán, pero tu labor solo es relatarlo para que el lector forme sus propias opiniones.

 

  • Acepta la ambigüedad: los temas delicados o tabú suelen serlo porque generan cierto conflicto o debate (tanto individual como social). Deja que esa ambigüedad forme parte de tu escritura. Esto evitará que impongas tu visión y que, en cambio, enriquezcas tu texto y le des al lector las herramientas para cuestionarse.

 

  • Muestra más perspectivas: si tienes miedo de que tu juicio personal se cuele, incorpora otras visiones (a través de diferentes personajes, por ejemplo). 

 

  • No alecciones: es posible que haya juicios que tienen que estar, aunque sea contradictorio con lo que venimos diciendo. Por ejemplo, si escribes sobre racismo, por muy tabú que sea el tema, va a haber un juicio al racismo. Sin embargo, ese juicio no debe ser aleccionador. El lector no debe sentir que le señalas y le dices “eres racista”. En cambio, construye personajes y tramas que muestren las injusticias del racismo y el papel que, como sociedad e individuos, tenemos en esas injusticias. Eso es lo que el lector necesita no solo para empatizar, sino para reflexionar.

 

Los peligros de la banalización o explotación emocional

Hemos mencionado antes que un tema delicado no puede convertirse en un espectáculo. Utilizar el dolor ajeno o las experiencias ajenas para trivializar sin un sentido ni una intención, es peligroso e irresponsable. 

Cuando banalizamos, en lugar de luchar contra el tabú o el prejuicio, lo mantenemos y favorecemos. Utilizamos temas sensibles solo como mecanismo de provocación.

Sin embargo, cuando adoptamos una postura no solo neutra, sino empática y respetuosa, podemos causar ese impacto positivo del que hablamos.

Son muchas las personas y minorías que han señalado como problemáticos ciertos libros porque bajo la premisa de “visibilizar”, no hacen más que perpetuar la desinformación y aprovecharse del morbo que suscitan ciertos temas, pero sin responsabilidad ni ética en la escritura sobre ellos.

 

 

Consejos prácticos para escribir con sensibilidad

Abordar temas tabú o delicados en la literatura es cuestión de sensibilidad, reflexión personal y técnica, por eso no queremos acabar sin compartir algunas estrategias que ayudan a escribir con respeto, profundidad y valentía. 

Consejos prácticos para escribir con sensibilidad - coollibri.es
Consejos prácticos para escribir con sensibilidad – coollibri.es

 

La ayuda y supervisión de lectores de sensibilidad

Aunque el trabajo de los lectores de sensibilidad está más extendido en Estados Unidos, debería ser obligatorio, sobre todo cuando se abordan temas delicados en la literatura. 

Estos lectores no son unos lectores beta normales, sino que su revisión va más allá. Leen desde una perspectiva crítica y diversa que les permite detectar fallos en el tratamiento o representación de algún colectivo o tema. Evitan así una mala reacción del público.

Normalmente, forman parte de dicho colectivo y/o el tema es personal para ellos, lo que les otorga esa autoridad y capacidad de análisis.

Por ejemplo, en la novela Yellowface aparece esta figura cuando una editora asiática propone que algún lector de sensibilidad compruebe que la comunidad china no se siente ofendida por cómo se ha escrito su historia. Esto es crucial cuando, además, el autor no forma parte de esa comunidad.

Es un error pensar que estos lectores actúan como censores, también que su opinión es infalible. Como todos, pueden caer en errores de juicio y no considerar ofensivo algo que, para otras personas, lo es. Del mismo modo, sus opiniones, aunque puedan ser certeras, no tienen por qué cambiar el texto, aunque el autor debería revisarlas y considerarlas (sobre todo cuando se refieren a alguna cuestión que despierta controversia).

 

La función de las notas de autor

Es común que, bien sea al comienzo o al final del libro, el autor incluya un apartado de “Notas”. En ellas suele haber agradecimientos a quienes le han ayudado a contextualizar ciertos temas delicados, y también una asunción de “culpa”.

Culpa por si alguna cuestión no es tratada como debería, reconociendo así la posibilidad de errar, pero el compromiso de haber trabajado para evitarlo. Se intenta, así, controlar la recepción del lector.

También culpa por haberse tomado “licencias poéticas” a la hora de escribir ciertas tramas o personajes. Ese “cualquier parecido con la realidad es casualidad” o “algunos aspectos de la historia se han ficcionado por cuestiones artísticas y literarias”. 

Estas notas, además, pueden ayudar a dar un contexto histórico, social o cultural de la obra explicando por qué se ha adoptado un enfoque o una postura y por qué al autor le resulta interesante y relevante abordar ciertos temas tabú o delicados en su literatura. 

 

Ejemplos de autores que lo han logrado con maestría

A lo largo de la historia, varios autores han abordado temas tabú o delicados en la literatura. Lo han hecho con valentía, pero también con autenticidad y sensibilidad.

Cada uno de ellos nos ofrece una lección sobre cómo traspasar los límites del lenguaje, enfrentar la censura (tanto externa como propia) y construir una narrativa disruptiva capaz de transformar realidades.

El dolor no crea la escritura la crea un escritor
El dolor no crea la escritura la crea un escritor

 

 

Chimamanda Ngozi Adichie

La escritora nigeriana ha tratado en su obra temas como el racismo, la guerra, el feminismo y la identidad cultural con una sensibilidad admirable.

En novelas como Americanah o Medio sol amarillo, Adichie demuestra cómo se puede desafiar la corrección política sin caer en provocaciones gratuitas. Su literatura feminista es un ejemplo de cómo abordar temas incómodos desde la empatía, sin simplificar la complejidad de las emociones humanas y de las realidades que conforman el mundo, sobre todo de aquellas silenciadas o discriminadas.

Para construir esta narrativa tan poderosa y que tanto ha cambiado la visión de los lectores, Adichie investigó y escuchó múltiples perspectivas, entendiendo que ser disruptiva no significa ser irrespetuosa, sino auténtica.

 

 

Marqués de Sade

Considerado uno de los muchos autores polémicos, Sade llevó al extremo la transgresión narrativa. Su obra exploró la sexualidad, el poder y la violencia de formas que incluso hoy siguen siendo estudiadas por la crítica literaria.

Aunque su literatura fue objeto de censura sistemática, su propuesta radical sobre los límites del lenguaje y de la moralidad abrió debates que siguen vigentes. Pero no lo hizo para causar escándalos, sino para provocar la reflexión de quienes le leían, enfrentándoles a aquello que querían obviar.

 

 

Anaïs Nin

Pionera en la literatura erótica, Anaïs Nin derribó tabúes sobre la sexualidad femenina. En diarios y relatos como Delta de Venus, Nin combinó sensibilidad, sensualidad y respeto, sin recurrir a estereotipos ni caer en la simplificación de los deseos humanos.

En su momento, escribir abiertamente sobre estos temas fue una forma de desafiar la autocensura impuesta por la sociedad y por la propia industria editorial.

De ella podemos aprender cómo tratar los temas íntimos con una honestidad radical y poética, respetando la complejidad emocional que los rodea sin explotarla.

 

 

Charles Bukowski

Exponente del realismo sucio, Bukowski retrató el lado más marginal de la sociedad: la pobreza, el alcoholismo, el sexo, la soledad.

Su estilo directo, casi brutal, muestra cómo se puede escribir desde la crudeza sin perder autenticidad.

Bukowski desafió tanto la corrección política como las expectativas literarias tradicionales, aunque siempre desde su propia vivencia marginal.

Pero también nos enseñó que la crudeza no debe ser gratuita. El realismo sucio solo funciona si está sustentado en la experiencia real y en la vulnerabilidad, no en la provocación vacía.

 

 

Irvine Welsh

En novelas como Trainspotting, Welsh desmitificó temas como la drogadicción y la violencia juvenil mediante una narrativa oral, ágil y profundamente disruptiva.

Su escritura desafía los límites del lenguaje tradicional, utiliza dialectos y slang, y reconstruye la marginalidad desde dentro, sin caer en una estética condescendiente o moralizante.

 

 

Virginie Despentes

Autora de Teoría King Kong  y Vernon Subutex, Despentes es una de las voces más poderosas de la literatura feminista contemporánea.

Su obra desafía la corrección política, aborda la sexualidad, la violencia y las desigualdades de clase con una rabia lúcida que no pide permiso. Publicada inicialmente por editoriales independientes, ha demostrado que la narrativa disruptiva también puede tener un profundo impacto social.

La valentía narrativa no está en provocar por provocar, sino en cuestionar las estructuras de poder y construir nuevos espacios para voces tradicionalmente silenciadas.

 

 

Toni Morrison

Morrison exploró en novelas como Beloved o The Bluest Eye las heridas del racismo, la esclavitud y la identidad afroamericana.

Su escritura combina belleza poética y brutalidad histórica, sin caer en la victimización ni en la explotación emocional. Para Morrison, escribir era una forma de resistencia frente a una censura social que quería borrar ciertas historias.

Nos enseña que, al abordar temas dolorosos, la estética y la ética deben ir de la mano. La belleza narrativa no está reñida con la denuncia ni con la responsabilidad social.

 

 

Almudena Grandes

Con obras como la serie Episodios de una guerra interminable, Grandes se dedicó a rescatar la memoria histórica española, en especial sobre la guerra civil y la posguerra.

Su compromiso con la verdad histórica, su profunda investigación previa y su empatía hacia los personajes, le permitieron desafiar el olvido impuesto a un país aún herido.

Por supuesto, hizo de la investigación y la escucha sus herramientas de escritura, enseñándonos que la documentación rigurosa y la sensibilidad narrativa enriquecen cualquier relato comprometido.

 

 

Mariana Enríquez

La autora argentina, en libros como Nuestra parte de noche o Las cosas que perdimos en el fuego, mezcla horror, realismo social y marginalidad. Enríquez domina la estética del mal para hablar de feminicidios, desapariciones y violencia política en América Latina.

Su obra es un ejemplo de cómo usar los géneros “pulp” o “de terror” para reflejar terrores reales, rompiendo con las barreras de la crítica literaria tradicional.

La transgresión narrativa puede ser una poderosa herramienta para revelar verdades invisibles. Los géneros marginales también pueden tener una profunda carga política y social.

 

 

El poder de abordar temas tabú o delicados en la literatura

Abordar temas incómodos o controvertidos en la literatura no es un acto de provocación gratuita, sino un ejercicio profundo de responsabilidad, sensibilidad y coraje.

Los autores que hemos analizado así lo demuestran: la transgresión narrativa más impactante no es la que busca el escándalo, sino aquella que abre nuevas preguntas, incomoda a los poderes establecidos y da voz a lo que ha sido históricamente silenciado.

En tiempos donde la corrección política y la crítica literaria muchas veces limitan el espacio creativo, estos escritores nos recuerdan que la literatura sigue siendo poderosa.

Crear desde la honestidad, investigar desde el respeto y narrar desde la empatía son las verdaderas claves para tratar cualquier tema, por incómodo que sea, con la dignidad y la fuerza que merece.

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