Llevar la razón no es suficiente cuando se trata de escribir textos argumentativos. Es fundamental que esas razones estén bien fundadas y que tengan la capacidad de persuadir. Entendiendo la importancia que tiene aportar datos y presentarlos, en este artículo vamos a abordar el desarrollo de argumentos convincentes para textos argumentativos.

Los textos argumentativos son característicos de ámbitos académicos y científicos en los que el autor quiere presentar una idea u opinión como una certeza. Para ello, no basta con expresar lo que él piensa, sino que debe explicar por qué piensa así y en qué se sostiene esa opinión.

Esos porqués son argumentos, es decir, razones probadas, sólidas y coherentes que verifican lo expuesto y lo convierten en plausible y creíble. Por el contrario, cuando no hay un desarrollo de argumentos convincentes para textos argumentativos, lo que se expone queda vacío de significado y no llega al público.

En este artículo vamos a ver cómo evitar este error y conformar textos argumentativos sólidos y que cumplan el objetivo con el que han sido planteados.

 

¿Qué hace que un argumento sea efectivo?

Un argumento no es efectivo por sí mismo, todo depende de cómo se presenta y cómo se relaciona con el resto del texto.

En este sentido, no olvidemos que, en la escritura de no ficción (como puede ser un ensayo o un artículo), los argumentos aparecen en el desarrollo. Antes, se introduce el punto de vista que va a explorarse en el texto. Los argumentos se presentan después para respaldarlo y acreditarlo. En una parte final (la conclusión), se hace un resumen de lo expuesto para crear un golpe de efecto que termine de convencer al lector sobre la validez del razonamiento y de la opinión.

Recordada cuál es el papel de los argumentos en los textos de no ficción, profundicemos en cómo deben ser estos argumentos.

Si quieres persuadir a alguien has de hacerlo a través de sus propias argumentaciones - coollibri.es
Si quieres persuadir a alguien has de hacerlo a través de sus propias argumentaciones – coollibri.es

 

Claridad en el desarrollo de argumentos convincentes para textos argumentativos

No es ningún secreto que, para que un argumento convenza, debe entenderse. El poder de un buen razonamiento se pierde en el momento en el que quien lo recibe (en este caso, el lector) no lo comprende.

La incomprensión puede venir porque, entre otras cosas, se están utilizando palabras complicadas, porque los datos no están contextualizados o porque no queda clara la intención. Para que esto no ocurra, hay algunas directrices que pueden seguirse:

  • Entender para qué sirve cada argumento: no todos serán iguales, sino que cada uno reforzará una cuestión (por ejemplo, en un ensayo sobre el peligro de usar inteligencia artificial para la escritura de libros, el argumento de cómo grandes empresas están desarrollando sus propias herramientas de IA reforzaría que la IA está cada vez más presente, pero no que la gente la usa para escribir. Para verificar esta información necesitaríamos un dato como que cientos de libros en Amazon mencionan a ChatGPT como autor).

 

  • Investigar el tema y el conocimiento que el público objetivo tiene sobre este: si nuestra audiencia es experta en IA, podremos usar argumentos más avanzados sin miedo a que sean poco claros. Por el contrario, si el texto argumentativo se dirige al público general, los razonamientos deberán simplificarse, cuidando el vocabulario utilizado y no dando por hecho ciertos conocimientos. 

 

  • Usar evidencias: por mucho que una opinión pueda sostenerse en creencias personales, para persuadir sobre su credibilidad se requieren datos objetivos. En este sentido, conviene incorporar argumentos que se basen en estadísticas, porcentajes, declaraciones de otras personas, etc.

 

 

¿Cómo se construye una estructura lógica en un texto argumentativo?

Comentábamos que, para garantizar la comprensión de los argumentos, es importante presentarlos de una manera lógica. Por lógica se entiende que debe ser una estructura que permita seguir el razonamiento del autor y llegar a las mismas conclusiones. Es así cómo se produce la persuasión.

Estas son algunas claves para presentar y organizar el desarrollo de argumentos convincentes en textos argumentativos:

  • En la introducción conviene no solo presentar el punto de vista que se defenderá, sino también los argumentos (sobre todo los más potentes). Eso sí, sin desarrollarlos, pues para eso ya está el cuerpo del texto.

 

  • Método deductivo y analítico: es decir, la exposición de varias premisas que llevan a una conclusión. Esta es una pauta de la lógica formal que las personas hemos interiorizado y percibimos como racional. De nuevo, Thomas Mann nos da en sus ensayos varios ejemplos de cómo llevar a cabo una exposición deductiva de los argumentos.

 

  • Relación causa-efecto: es otra fórmula muy común que, por lo tanto, resulta muy efectiva y convincente. 

 

  • Conexión y coherencia entre los argumentos: estos deben disponerse de un modo lógico, evitando saltos entre ellos. Hay que priorizar que se apoyen entre sí. Por ejemplo, en el caso de la escritura de libros con IA, todos los argumentos generales sobre el auge de la IA deberán aparecer juntos (pues se reafirman entre sí y contextualizan el tema). Mientras, los argumentos específicos sobre el uso de la IA en diferentes partes del proceso editorial, deberán agruparse porque resultan más adecuadas para el punto de vista que se defiende. 

 

  • Aseveración clave y de respaldo: siempre hay un argumento que tiene más peso, este es la aseveración clave, a la que acompañan y sustentan otros de respaldo.
¿Cómo se construye una estructura lógica en un texto argumentativo? - coollibri.es
¿Cómo se construye una estructura lógica en un texto argumentativo? – coollibri.es

 

¿Qué técnicas pueden usar los escritores para fortalecer sus argumentos?

Al haber sido la argumentación tan estudiada a lo largo de los siglos, a día de hoy disponemos de numerosas técnicas para el desarrollo de argumentos convincentes en textos argumentativos.

Entre estas técnicas, algunas de las cuales ya hemos mencionado, destacan también el uso de ejemplos prácticos y de la emocionalidad.

 

El poder de los ejemplos en el desarrollo de argumentos para textos argumentativos

¿Cuántas veces hemos oído aquello de “lo equivalente a un campo de fútbol”? Es un ejemplo que se utiliza en múltiples ocasiones para ilustrar un argumento y poner así en relieve la inmensa extensión de un terreno.

Puede parecer una tontería, pero lo cierto es que “1,67 hectáreas” resulta más complicado de visualizar. En cambio, todo el mundo, en mayor o menor medida, sabe cómo de grande es un estadio de fútbol.

Además de imágenes o ideas comunes y que todo el mundo reconoce, también pueden usarse como ejemplos las anécdotas (por ejemplo, sobre el debate del uso de IA para escribir, contar cómo se hizo una prueba y cuáles fueron los resultados).

En definitiva, los ejemplos prácticos ayudan al fortalecimiento de argumentos. Además, los acercan a la audiencia a través de una imagen que le resulta más familiar y que le convence mejor.

Por supuesto, los ejemplos utilizados deben ser relevantes para nuestra audiencia y estar acorde al tono del texto. No sería conveniente poner el ejemplo del campo de fútbol en un artículo científico, pero sí ante lectores que son principiantes en un tema y a quienes, por lo tanto, les puede ser útil acudir a imágenes colectivas.

 

Apelando a la emoción y la razón

Por muy objetivo que se intente ser a la hora de escribir un ensayo o artículo, tanto el autor como quienes le leerán son personas. Es por ello que una de las técnicas más útiles para el desarrollo de argumentos en textos argumentativos es apelar a la emoción al mismo tiempo que se apela a la razón.

En la Antigua Grecia la emoción era el pathos y la razón el logos. En lugar de contraponerlas, el objetivo es equilibrarlas, pues un argumento racional persuade mejor cuando también es emocional.

Veámoslo con un ejemplo. En una consulta médica, un doctor que acaba de operar del corazón a un paciente le dice que debe seguir unas recomendaciones para mantener la salud. De lo contrario, le explica “podría morir”. Este es un argumento totalmente racional basado en una causa y efecto (si no te cuidas, mueres). 

Sin embargo, este argumento se vuelve más emocional y, por lo tanto, más convincente, cuando el médico añade que, si no se cuida, el paciente se perderá grandes momentos de su vida y de la de sus seres queridos, como conocer a sus nietos. Si tú fueses el paciente, ¿qué argumento para cuidarte calaría más hondo? 

En estos argumentos puramente persuasivos por ese equilibrio entre pathos y logos, confían mucho las ONG. Estas, en sus mensajes para captar socios y voluntarios, presentan datos sobre grandes crisis humanitarias, pero también te cuentan las historias personales de quienes sufren esas crisis. 

El arte de persuadir consiste tanto en el de agradar como en el de convencer - coollibri.es
El arte de persuadir consiste tanto en el de agradar como en el de convencer – coollibri.es

¿Qué errores deben evitar los escritores al construir argumentos?

El desarrollo de argumentos para textos argumentativos no está exento de errores comunes. Aunque conocer y practicar las técnicas que hemos compartido es el primer paso para evitarlos, muchas veces se cae en las temidas falacias lógicas o en la presentación de opiniones personales y sesgadas como hechos empíricos.

Por supuesto, este error debe ser siempre no intencional, pues es responsabilidad del autor garantizar su objetividad en la medida de lo posible. 

En ese buen hacer está incluido el comprender cuáles pueden ser los errores cometidos.

 

Las falacias lógicas: qué son y cómo identificarlas

La Real Academia de la Lengua define como “falacia” el “engaño, fraude o mentira”. Aunque esta definición ya nos avisa sobre la naturaleza y el peligro de una falacia, consideramos importante profundizar más en estos argumentos que, en realidad, no lo son.

Una falacia lógica es un argumento que parece real y creíble, pero que no lo es. Muchos de estos razonamientos erróneos se han normalizado y se han integrado como verdades, y se siguen usando por ignorancia. Un ejemplo es que, desde hace años, se argumenta que el diseñador Tommy Hilfiger es racista por un comentario que hizo. Sin embargo, ese comentario nunca existió.

Aún es peor cuando una falacia se presenta como una verdad, aun sabiéndose que no lo es. Aunque parezca poco ético, es una práctica muy común en debates políticos.

Entendido qué es una falacia, ¿cómo identificarlas para no usarlas como argumentos?

  • Se basa en una generalización abstracta (“mucha gente dice”, “varios expertos opinan”, “todas las personas que votan a este partido, están a favor de esta ley”).

 

  • Está fundada en la opinión de una persona cuyo nombre resulta reconocible y de autoridad. No obstante, no hay pruebas de que realmente esa persona dijese algo o sea experta en ese tema en concreto. Por ejemplo, en el caso de las declaraciones racistas de Tommy Hilfiger, estas se sustentaban en que las había dicho en el programa de Oprah Winfrey, lo que aumentaba su validez.

 

  • Actúa como un contraargumento de un razonamiento al cual simplifica (por ejemplo, los terraplanistas rechazan que la tierra es redonda porque no ven una curva, pero obvian el resto de pruebas, como la fuerza de gravedad).

 

  • Utiliza la emoción únicamente (sin aportar nada racional) y, además, lo hace con un tono de peligro (el famoso “las personas inmigrantes vienen a robarnos el trabajo”).

 

  • Intenta presentar como causa una casualidad (un ejemplo sería decir que alguien consiguió un trabajo por llevar un amuleto de la suerte, cuando eso es una casualidad que no se basa en una evidencia que lo convierta en causa).

 

Consejos para mantener la objetividad y evitar el sesgo

Las falacias lógicas restan la objetividad en el desarrollo de argumentos para textos argumentativos, pero también son peligrosos los sesgos de opinión.

Como persona que plantea una idea, una se convence de la validez de esa idea y quiere defenderla a toda costa. El problema es que ese convencimiento propio no puede cegar el pensamiento crítico.

Es por ello importante reconocer los sesgos e identificar cuándo pueden estar actuando en nuestra argumentación, evitándonos ver contraargumentos o dando por hecho datos o ideas sin validarlas correctamente.

Un ejemplo sería escribir sobre la IA en la literatura argumentando que su incorporación es negativa. Aunque esta puede ser nuestra opinión, ¿qué datos la apoyan? No quiere decir que la afirmación sea falsa, pero sin argumentos reales, solo estaríamos ante un sesgo.

Estos son algunas recomendaciones para mantener la objetividad a pesar de los sesgos:

  • Apoyar cualquier afirmación en datos (especialmente cuantitativos, pues suelen reconocerse como más objetivos y contundentes).

 

  • Revisar nuestro criterio y localizar cuáles son esas opiniones que damos por verdaderas más por convencimiento que por razón.

 

  • Estudiar los contraargumentos y leer las opiniones que otras personas tienen sobre el mismo tema. De este modo, no solo se anticipan las objeciones, sino que se obliga a abandonar durante un instante ese sesgo y plantearse otras realidades.

 

  • Equilibrar lo emocional y lo racional: para que lo subjetivo de la emoción, siempre cargada de sesgos, se vea equilibrada con la objetividad de la razón.

 

  • Guardar siempre las formas: muchas veces es imposible dejar atrás los sesgos, pero estos nunca pueden ser la excusa para faltar al respeto, ironizar o ridiculizar otras opiniones o argumentos. Cualquier crítica debe presentarse con profesionalidad y adecuación.

 

Apuntes finales sobre el desarrollo de argumentos convincentes para textos argumentativos

A lo largo de este artículo hemos mencionado técnicas de escritura para textos argumentativos. Nos hemos centrado especialmente en la construcción de un argumentario que resulte creíble porque lo es y porque se sostiene en evidencias.

Una opinión puede ser un argumento válido, pero hemos visto que solo cuando está bien fundada y huye de sesgos y de falacias. Así, muchos de los consejos de escritura y planteamiento de argumentos se basan en ser claro y coherente con lo que se dice.

Por supuesto, la escritura persuasiva no es un camino fácil. Esta requiere conocimiento no solo sobre aquello de lo que se habla y se defiende, sino también sobre los pilares que constituyen un buen texto argumentativo. En este sentido, un consejo final es practicar, buscando la manera de convencer sin perder la objetividad y utilizando las técnicas explicadas.

Esta mejora continua terminará conduciendo a textos bien argumentados que atraen y convencen.

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